España, un optimismo condicionado
La llegada de las vacunas, la respuesta fiscal y la menor incidencia del virus están estimulando la reanudación de la actividad económica.
Que España es la economía desarrollada que mayor daño registra como consecuencia de la pandemia es algo que, pese al comunicado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ya conocíamos. La contracción que ha vivido España en su producto interior bruto (PIB), en el contraste realizado con otras economías, se muestra como una de las más elevadas del planeta. Y es que no solo estamos hablando de que dicha contracción supera a la vivida en otras economías desarrolladas, sino que, en el contraste, esa contracción del 11% que registra España se ha llegado a posicionar por delante de la vivida por otras economías emergentes, menos capaces, como México o Argentina.
En el comunicado que emitía la OCDE, las previsiones muestran un mayor optimismo a nivel general. La llegada de las vacunas, la respuesta fiscal de los países y la menor incidencia del virus por las medidas de distanciamiento social están estimulando la reanudación de la actividad económica, que se recupera en tanto en cuanto se va avanzando en estas tres líneas de actuación acometidas. Para el conjunto de la eurozona la revisión al alza nos dice que el conjunto espera crecer a un ritmo cercano al 3,9% para este año, así como un 3,8% el próximo. Por otro lado, en lo que respecta a la economía mundial, esta prevé rebotar este año un 5,6%, lo que supone un notable incremento de 1,4 puntos.
Conviene añadir que, en lo que respecta a España, la revisión también deja un dulce sabor de boca para aquellos que más confían en el potencial de la economía española para crecer, así como para los que, de la misma forma, confían en la correcta gestión del gobierno ante los retos que se presentan en los próximos meses. En este sentido, la organización ha incrementado en siete décimas su previsión del crecimiento de España para 2021, hasta situarse en el 5,7%. Sin embargo, aquellos menos optimistas y autocomplacientes seguimos preocupados por unos riesgos que siguen acechando en el horizonte y que parece que muchos descartan rápidamente. Como si no tuviéramos que preocuparnos por ellos.
Pese a ser la economía que más crece respecto al resto de socios europeos, también es la que más cae por el impacto de la pandemia. Si calculamos las distintas tasas de variación y analizamos el distanciamiento que presentan las distintas economías respecto a su nivel previo de partida, el ligero repunte no termina se situarnos en una buena posición.
Entre estos riesgos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se centró en tres riesgos que condicionarán la recuperación económica que prevé experimentar la economía española en los próximos meses. La recuperación será más o menos sólida, en función de la campaña de vacunación y el acceso a intervenciones médicas; de la capacidad de respuesta y el apoyo ofrecido mediante políticas de estímulo que tratan de ofrecer una respuesta fiscal ante la dura caída registrada; y, por último, de las debilidades estructurales que había antes de la crisis.
Como muestra la propia OCDE, la recuperación económica, aun estando descontada, no presenta unos plazos como garantía. Es decir, dependiendo de los condicionantes mencionados, podríamos experimentar una recuperación más o menos tardía. La organización advierte que, de la misma forma que se registra una mejora en las perspectivas y que trata de prever puntos de inflexión en la evolución de la economía española, muestra un claro descuelgue de la economía española frente a la media que arroja la OCDE. Nuestro país se sitúa en los 95,9 puntos, mientras la media de la OCDE asciende hasta situarse en los 99,8.
Lo que muestra el indicador adelantado de la OCDE es que nuestra economía, precisamente por estos riesgos citados, muestra una debilidad superior a la que muestran otras economías, integrantes del bloque económico que analizamos en el artículo. En este sentido, la mayor debilidad pone en riesgo una recuperación que, de acuerdo con el organismo, prevé registrar divergencias en función a estos condicionantes. Un aviso basado en países como España, que podría hacer de la recuperación española, como en crisis pasadas, una recuperación más débil y tardía.
En definitiva, los datos deben motivarnos a seguir trabajando e intensificar los esfuerzos por recuperar la economía. No obstante, la pandemia sigue muy presente en nuestro país, hasta el punto de vernos en la obligación de echar el cierre durante las fiestas de Semana Santa. Esta presencia del virus, en un escenario en el que ya se extiende hasta pasado el primer trimestre, podría poner en peligro la debilitada situación que ya registra nuestra economía.