España se encamina a la repetición electoral
Expertos consultados por 'El HuffPost' coinciden en que, dadas las circunstancias, los españoles volverán a votar en noviembre.
Salvo sorpresa de última hora, España volverá a votar el 10 de noviembre en las que serán las cuartas elecciones generales en cuatro años. No hay movimiento desde el pasado 25 de julio, cuando fracasó la investidura de Pedro Sánchez. Tres meses después de las elecciones del 28-A, España sigue sin Gobierno. De nada han servido los encuentros del candidato socialista con representantes de la sociedad civil, el documento de más de cien páginas presentado por Unidas Podemos para conformar un Ejecutivo de coalición y la oferta del Gobierno para que los morados den su apoyo sin contraprestaciones. Tan poco ha cambiado la situación en estas semanas que incluso las vías de comunicación entre PSOE y Unidas Podemos son las mismas que durante las horas previas a la investidura: declaraciones a la prensa y tuits. La desconfianza entre ambas formaciones es, como recalcó Sánchez, recíproca.
Lo único que avanza es el reloj: apenas quedan cuatro semanas para encontrar una solución. Si nadie es investido antes del 23 de septiembre —y dentro de la lógica política solo puede serlo Pedro Sánchez—, cuando se cumplen dos meses de la primera votación, los españoles tendrán que volver a las urnas.
Parálisis absoluta en una coyuntura nacional e internacional nada propensa a la tranquilidad: la economía española empieza a dar síntomas de debilidad mientras Estados Unidos y China redoblan su guerra comercial, el Gobierno de Italia vuelve a caer y Reino Unido se prepara para salir de la UE con un nuevo primer ministro perfecto para incrementar el desasosiego. Además, la sentencia del procés, que se espera para después del verano, añadirá aún más complejidad a la vida política.
Ante este difícil escenario, existe una mínima posibilidad de que PSOE y Unidas Podemos alcancen un acuerdo de legislatura en septiembre. Sin embargo, varios analistas políticos consultados por El HuffPost coinciden en que, dadas las circunstancias actuales, lo más probable es que se repitan los comicios.
De nuevo a las urnas
“Si esto fuera una casa de apuestas, la opción de repetición de elecciones sería la que tendría más apoyo”, ejemplifica Fernando Vallespín, catedrático de ciencia política en la UAM.
Pero repetición no implica movilización. César Calderón, consejero delegado de la consultora política RedLines, vaticina una clara caída de la participación en caso de llegar al 10-N. Es algo que ya ocurrió en 2016: la afluencia de votantes bajó un 3% respecto a las generales de 2015. “Si se repiten elecciones habría una participación del 60% o 65%, más propia de unas europeas”, pronostica.
También existe consenso entre los analistas consultados en que una mayor abstención penalizaría a los partidos de izquierdas, dada su incapacidad de alcanzar un acuerdo de Gobierno cuando han tenido la posibilidad de hacerlo. “El resultado electoral será muy parecido. Si la izquierda no se moviliza, tendremos un Gobierno de derechas”, augura Vallespín.
Menos apoyos para la izquierda y un bipartidismo reforzado. “Hay una cierta concentración del voto hacia el bipartidismo, como ya ocurrió en 2016”, apunta el politólogo Pablo Simón, profesor de ciencias políticas en la UC3M. De ahí, el segundo plano en el que se han situado durante las últimas semanas formaciones como Ciudadanos y Vox.
El CIS y empresas demoscópicas privadas como GAD3 y Sociométrica pronostican que los conservadores recuperarían electores que se fueron a Vox en los últimos comicios. La formación ultraderechista retendría alrededor de una decena de escaños frente a los 24 diputados de ahora, según estos sondeos. “El PP está esperando como agua de mayo que haya repetición de elecciones para mejorar sus resultados”, asegura Calderón.
El único elemento que podría incentivar la participación de los votantes de izquierda sería la consolidación de España Suma,—la coalición propuesta por el PP para aglutinar a los partidos de derechas— reflejada en la foto de Colón, especialmente si incluye a la formación de Santiago Abascal. Y es que ese tipo de alianzas suele movilizar al votante contrario. Los expertos explican que los antecedentes no funcionaron, al menos cuando se produjeron en la izquierda: ni el acuerdo del PSOE de Joaquín Almunia con la IU de Francisco Frutos en 2000 consiguió superar al PP de José María Aznar, ni la coalición entre Podemos e IU en 2016 para dar el sorpasso al PSOE logró su objetivo.
Los políticos, a septiembre
No obstante, todos los analistas consultados coinciden en que el escenario político español de los últimos años, tras el estallido de la crisis económica y la irrupción de los nuevos partidos, es volátil e impredecible. Todavía puede ocurrir cualquier cosa. “La política española da giros de último minuto”, apunta Simón. “No conocemos ni la agenda del PSOE, ni la de Unidas Podemos, porque ellos no han dejado que la conozcamos”, añade Calderón.
Este rechazo mutuo entre PSOE y Unidas Podemos para cerrar un pacto de Gobierno solo persiste en el plano estatal, ya que la izquierda sí ha logrado pactar para gobernar conjuntamente en seis comunidades autónomas tras las elecciones del 26-M. La última de ellas y más difícil, La Rioja, donde la única diputada de Podemos tumbó la investidura de la socialista Concha Andreu para finalmente esta semana firmar un acuerdo.
Ante el complejo panorama que vive España, Vallespín y Calderón afirman que los políticos deberían buscar la estabilidad cuanto antes. “Nos encontramos en una situación de diagnóstico grave porque no hay democracia que salga sin lesión de cuatro años con cuatro elecciones y con los poderes públicos paralizados: el Gobierno; el Parlamento, sin función legislativa; y el poder judicial, en una situación de prórroga del CGPJ. El problema es sistémico, ha dejado de ser un problema político coyuntural”, advierte el periodista José Antonio Zarzalejos.
“Parecía que lo más conveniente para el país, en un momento en que se está produciendo una desaceleración económica evidente, era que se formara un Gobierno. Sin embargo, en un ejercicio bastante incomprensible para unos y para otros, en lugar de llegar a un acuerdo, se han enrocado”, lamenta Calderón.
“No estamos en Suiza, sino en España, un país muy débil frente a una recesión económica que ya se está produciendo en la zona euro y que va a provocar que nos enfrentemos a problemas difíciles, así como exigir que tomemos medidas difíciles. También tenemos una crisis de Estado como un campo de fútbol [en alusión a la sentencia del procés], que no podremos resolver divididos”, agrega Vallespín.
La única posibilidad para que se forme Gobierno es que el líder de los socialistas salga elegido presidente, ya que la derecha no suma suficientes escaños. “Si Pedro Sánchez no es investido con éxito habrá elecciones porque no hay otra alternativa”, apunta Simón.
“La cosa no ha empezado con buen pie”, explica el consultor de RedLines tras los nuevos encontronazos entre los dos partidos de izquierdas. Sánchez inició una serie de reuniones con agentes sociales y partidos de cara a la investidura, pero todavía no se ha citado con la formación morada. “En otros países como Alemania, el SPD y la CDU estuvieron dos meses sentados negociando y redactando un acuerdo de 200 folios con sus respectivos equipos”, afirma Calderón.
El principal problema reside en que los objetivos de ambos partidos en estos momentos difieren. “La primera preferencia del PSOE es gobernar en solitario, la segunda es la repetición de elecciones y en último caso, una coalición. Mientras que para Unidas Podemos es a la inversa”, señala Simón. “O Iglesias hace un acto altruista de votar a Sánchez a cambio de nada, o vamos a elecciones”, coincide Zarzalejos.
La asesora Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política, contempla el panorama con algo más de optimismo, ya que cree que todavía queda tiempo para negociar, aunque parezca difícil. “En política todo es posible, solo depende de la voluntad de los actores y de los costes y beneficios que perciban sobre el acuerdo o la repetición electoral”, argumenta.
Además, existen factores externos que pueden influir en las negociaciones. “Salvo que hubiera algún cambio, por ejemplo, que al PSOE le empezara a ir muy mal en las encuestas, los socialistas no tienen miedo a la repetición de elecciones”, añade el profesor de la UC3M.
A la búsqueda del culpable
Los expertos sintonizan en algo más: está en juego el fracaso de una generación política entera [los principales líderes nacieron entre los 70 y principios de los 80]. “Con la actual jerarquía no nos podemos distraer atendiendo a lo que dirán, porque solo tiene validez ahora. Estamos ante una especie de generación líquida, las declaraciones cambian constantemente”, señala Calderón.
Vallespín coincide en que los líderes actuales no están a la altura pese al contexto de recesión global y al particular momento que atraviesa España con el conflicto catalán. Los representantes públicos siguen enzarzados en encontrar al culpable del bloqueo, en vez de buscar acuerdos. “No es cuestión de quién boicotea más, porque culpables son todos. Es necesaria una cesión mutua y no imponer condiciones rígidas”, asegura, una tesis a la que se suma Zarzalejos.
Los partidos, mientras tanto, ya se preparan para otra campaña electoral. “Moncloa confía en que el 10-N el PSOE salga muy reforzado, el PP, reforzado, Ciudadanos y Vox muy tocados y Unidas Podemos muy perjudicada con la irrupción de Errejón en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla, cuatro circunscripciones esenciales para UP”, analiza Zarzalejos.
Un argumento más para situar la fecha clave en el 10 de noviembre.
Si no puedes ver la encuesta, sigue este enlace.