España: país de emigrantes
La juventud española se marcha en éxodo a otros países de la Unión Europea debido a la precariedad.
En tiempos de postverdad y neonacionalismos (o nacionalismo económico que diría Steve Bannon) poco importa la realidad. En época de banderas en balcones y arengas alabando lo “grandioso” que fue el Imperio Español, mandan los bulos: falsas infografías y vídeos con datos inventados para meter miedo a una población con un orgullo patrio fácil de ofender. Así, de una manera algo simplificada, nacen las falsas concepciones que tenemos sobre España, sus habitantes y su emigración.
De esta manera, decir que España se ha convertido en un país de emigrantes desde el 2008 resulta polémico a pesar de que los datos actuales y de nuestra historia reciente lo avalen.
Perspectiva histórica
Hasta el año 1869 la emigración en el Estado Español era ilegal, ese año se elaboraría la Constitución del 69 que garantizó la libertad de migración a quien pudiera permitirse pagar una fianza. En 1907 se establece el derecho a emigrar “gratuitamente” a la mayoría de los ciudadanos. Entre este año y 1930 se estima que había unos 3.253.448 españoles emigrados, siendo esta la cuota de emigración más alta de nuestra historia registrada. Entre 1940 y 1950 se vuelve a prohibir la emigración y comienza una oleada de emigración clandestina. Digno es de destacar que en esta época la prensa venezolana tildaría, al igual que se hace hoy en día en España con inmigrantes de ciertos países, a un grupo de españoles emigrados de “inmigrantes ilegales”. El problema de la emigración masiva española llegó a tal punto que hasta la dictadura franquista crearía en 1956 el denominado Instituto Español de la Emigración y se adheriría al Comité Intergubernamental de Migraciones Europeas, aceptando así su condición como “país de emigrantes”.
Inmigración y emigración actual en España
A la hora de analizar objetivamente los datos actuales sobre saldos de flujos migratorios hemos de tener en cuenta que muchas personas retornadas acaban volviendo a emigrar, y que muchas de las personas inscritas como residentes en el extranjero son personas con nacionalidad española nacidas en su país de acogida (aprox. el 66% de las inscripciones consulares son nacimientos) y que un 67% de las personas registradas son nacionalizadas españolas. También se ha de mencionar que un número importante de españoles residentes en el extranjero, ya sea a corto o largo plazo, no se registra como tal en su Sección Consular correspondiente, por lo que las cifras que se manejan desde el INE son normalmente menores a las reales.
En la actualidad hay 2.482.808 personas de nacionalidad española registradas como emigrantes, poco menos de un millón de nuestra máxima histórica. Este número ha crecido desmesurada y continuamente desde el año 2009, convirtiéndose en una de las oleadas de emigración más significativas de nuestra historia reciente. Recordemos que entre 1960 y 1973 se estima que 1 millón de españoles emigraron a otro país; de 2008 a 2018 han emigrado apróximadamente 1.100.000. según el Instituto Nacional de Estadística.
Si hablamos de saldo en flujos migratorios el último año antes de la crisis en el que se registró un número mayor de emigrantes frente al de inmigrantes fue 1988, con 119 emigrantes más que inmigrantes. En 2013 se daría el mayor saldo negativo de este siglo con 251.531 emigrantes más que inmigrantes, si bien es cierto que en el 2017 habría 163.272 más llegadas que salidas al territorio.
Estos datos, en cualquier caso, no cambian nuestra condición histórica y actual de país de emigrantes. Cabe destacar que, aunque según el INE en la actualidad residan unas 4.562.962 personas de origen no español en el Estado, la cifra se ha rebajado considerablemente. En el 2011 era de 5.751.478 personas y hasta el pasado año no se registró un aumento del número de llegados a España. Esto supone un descenso de casi 1.200.000 personas, mejor apreciado en la siguiente gráfica procedente del INE.
El número de españoles en el extranjero sigue aumentando. La juventud se marcha en éxodo a otros países de la Unión Europea debido a la precariedad y la segunda tasa de paro juvenil más alta de la UE con un 33,8%. Obviamente no es solo la juventud la que se ve obligada a emigrar, los grandes olvidados de estos flujos de migratorios son aquellas personas que durante la crisis perdieron su trabajo o sus condiciones laborales precarias les llevaron a emigrar a sus 40 o 50 años. España es también el segundo país de la UE con la mayor tasa de desempleo, un 13.8% .
Debido a esta situación, junto a la falta de políticas que favorezcan el retorno digno y nuestra propia historia migratoria desde que marcharse de España dejase de ser ilegal a finales del siglo XIX, podemos afirmar que España es un país de emigrantes tal y como reconoció indirectamente la dictadura franquista en 1956.