España cae ante Suecia en la final del campeonato de Europa de balonmano (26-27)
Un lanzamiento de siete metros con el tiempo cumplido dio la victoria a los suecos.
No pudo ser. La selección española de balonmano masculino ha caído en la final del campeonato de Europa ante Suecia (26-27) en un partido en el que fue a remolque casi todo el encuentro y que pudo ganar en una última posesión que terminó regalando a su rival, que la aprovechó para ganar desde los siete metros con el tiempo ya cumplido.
La selección española luchaba por conseguir su tercer título continental seguido y emular así a Suecia, único conjunto que logró dicha gesta en las ediciones de 1998, 2000 y 2002, y que es el cuadro con más coronas -cinco-.
El conjunto español, que al descanso vencía por 12-13, remontó dos tantos de desventaja que tenía a tres minutos.
Suecia, a remolque muchos minutos, tomó el mando en el segundo tiempo, mejor a ambos lados de la pista. Los de Ribera sacaron una defensa numantina para hacer dudar a su rival y darse la opción del oro.
Para bien y para mal, Cañellas estuvo en todas las acciones, en una de las pérdidas de ese mal momento español, con el empate 26-26 y en el ataque que no supo aprovechar la campeona para sumar su tercer oro seguido e igualar lo que precisamente solo había hecho Suecia entre 1998 y 2002. El juego pasivo llegó antes de lo que esperaban los ‘Hispanos’ y el ataque decisivo quedó en nada.
Suecia pidió su tiempo muerto y armó su respuesta con 19 segundos, más de que sobra para plantarse en el área rival y forzar el siete metros, también con Cañellas en el contacto señalado. Gonzalo Pérez de Vargas, que paró un penalti a Rusia con el tiempo cumplido, no obró esta vez el milagro mayúsculo, y el oro europeo fue para Suecia, 20 años después. La plata, para una España que, como ya es habitual en la última década, compitió al máximo.
Como hace dos semanas, en solo el segundo asalto del torneo, Suecia volvió a empezar mejor, gracias a su rápida transición hacia la portería española una vez recuperado el balón o en el saque de centro. Los de Ribera estaban avisados y, al igual que el otro día, poco tardó la zaga ‘hispana’ en ajustar ese problema.
El otro fue Andreas Palicka y sus paradas. El meta rival rindió a un alto nivel en los primeros minutos y permitió las rentas amarillas (3-1) mientras España buscaba su sitio en la final. Jim Gottfridsson, MVP del torneo, quiso hundir el muro rojo, pero detrás de él fue poco a poco emergiendo Rodrigo Corrales.
Le tocó esta vez de inicio al meta gallego y sus paradas igualaron la importante lucha de porterías. Con el tema defensivo ya más controlado, el equipo de Ribera comenzó a entonarse en ataque, con balones a Adrià Figueras en el pivote y también otro par de goles seguidos de Ian Tarrafeta.
Pero si sensacional fue la labor del joven Tarrafeta, no menos destacable fue el trabajo de la pareja que conformaron en el eje de la zaga Peciña y Sánchez-Migallón, que ahogaron al ataque sueco en los minutos finales del primer período.
Una mejoría defensiva que unido a las oportunas paradas de Rodrigo Corrales permitieron a España alcanzar el descanso por delante (12-13) en el marcador.
Dinámica positiva que el conjunto español continuó en el arranque de la segunda mitad, en la que Tarrafeta no sólo siguió siendo indescifrable con sus movimientos sin balón, sino que demostró su inteligencia como pasador e incluso como lanzador.
Un latigazo del joven central permitió a los españoles situarse con una renta de dos tantos (14-16), la máxima en todo el encuentro para el equipo español.
Sin embargo, Suecia al igual que España es un equipo al que es muy difícil de sacar de los partidos y menos a Jim Gottfridsson, que con sus movimientos no sólo logró hundir a la defensa española, lo que facilitó los lanzamientos de los cañoneros suecos, sino que encontró una y otra vez al pivote Oscar Bergendahl, que devolvió las tablas (19-19) al marcador.
Dificultades defensivas que se agravaron con la segunda exclusión de Iñaki Peciña lo que no desaprovechó Suecia para resolver cada uno de sus ataques con una inusitada facilidad.
Pero España no se arrugó y siempre encontró en el pivote Adrià Figueras un camino fiable para mantenerse aferrado al marcador, como demostró el 23-23 con el que se llegó a menos de diez minutos para la conclusión.
Una igualdad que pareció romperse a favor del equipo sueco cuando todo parecía más favorable para los españoles que no sólo no aprovecharon la exclusión de Felix Claar para escaparse en el tanteador, sino que con fallos permitieron a los escandinavos situarse con una renta dos goles (25-23).
Entonces surgió la defensa, el pilar al que siempre puede aferrarse el equipo español, que no sólo permitió a España empatar de nuevo el marcador (29-29), sino entrar en el último minuto con el balón para ganar.
Sin embargo, no aprovecharon su ocasión y se vieron condenados a una medalla de plata, a la que con el tiempo el balonmano español dará su verdadero valor.