España busca ser plató de Hollywood
Series y películas internacionales eligen rodar en nuestro país, que vive un momento dulce como destino de localizaciones.
Cuesta imaginarse a Tom Hanks probando unas pelotas de fraile o unas tetas de novicia, pero el actor habrá tenido la oportunidad de tomar estos dulces en Chinchón, localidad de la que son típicos y donde el oscarizado intérprete rueda con Wes Anderson. El director estadounidense ha convertido a la villa madrileña en el centro de operaciones para su nueva película y, como consecuencia, se ha traído a España a medio Hollywood.
Los 5.000 habitantes de la localidad están compartiendo calles con Margot Robbie, Scarlett Johansson, Adrien Brody, Tilda Swinton, además del citado Tom Hanks. El rodaje comenzó a finales de agosto y las estrellas se están hospedando en el Parador de Chinchón, mientras que la mayoría de alojamientos de la villa están copados por el equipo de la película.
No es la única megaproducción que ha elegido España para rodar. Parte del elenco de The Crown se desplazará a Sevilla para rodar algunas escenas de la quinta temporada y la precuela de Juego de Tronos, La casa del dragón, desembarcará en Trujillo, Extremadura. El universo de George R.R. Martin ya había confiado en diversos rincones de España durante varias temporadas, y ha reconvertido enclaves como San Juan de Gaztelugatxe, en País Vasco, en verdaderos reclamos turísticos.
Que Hollywood pise suelo español no es extraño. El desierto de Almería fue testigo del rodaje de numerosos spaghetti western y son de sobra conocidas las aventuras de Ava Gardner en Madrid. Pero, ¿está España viviendo un momento dulce como destino para rodar?
Para Carlos Rosado, presidente de Spain Film Commission, “España vive un momento especialmente competitivo y de primer nivel en la industria de los rodajes”. Una industria que tiene impacto en la economía, genera empleo y potencia la marca de país. El camino hasta aquí “ha sido lento” y tiene, según Rosado, un punto de inflexión: “El incentivo fiscal para los rodajes que exigimos al gobierno y se aprobó entre 2014 y 2015”.
Ese incentivo se ha ido mejorando con los años para atraer rodajes, pero Spain Film Commission no busca solo promocionar las mejores localizaciones, sino también “crear las condiciones para que en España se ruede con eficiencia y con la industria y los profesionales de aquí”.
La institución, que abarca una red de comisiones autonómicas, se creó hace veinte años con el objetivo de armar una industria robusta en España. “Hay un antes y un después desde la creación de Spain Film Commission. Hasta ese momento no se había hecho una estrategia de captación y caían proyectos residuales. Primero empezamos a mover el engranaje nosotros y luego se unieron nuevas asociaciones autonómicas y otras también a nivel nacional”, cuenta Rosado, que puntualiza que son un organismo independiente.
Para Rosado, este “momento de competitividad máxima en Europa” que vive España como plató para producciónes internacionales todavía tiene recorrido por dos motivos. El primero, los coletazos del Brexit, que “puede cambiar el posicionamiento de España respecto a la industria norteamericana y es una oportunidad para aprovechar y tener un papel más protagonista”. Por otro, la creación de un Hub Audiovisual Español que, en palabras de Rosado, “es la estrategia política más ambiciosa que ha hecho un gobierno español en este ámbito, con esa dotación de recursos”. De hecho, Pedro Sánchez viajó en julio a Los Angeles para promocionar España e invitar a las grandes productoras a rodar aquí.
El impacto económico y el turismo de localizaciones
El Ayuntamiento de Chichón calcula que el nuevo proyecto dejará en el pueblo entre 3 y 4 millones de euros, aunque no se sabrá a ciencia cierta hasta que termine la producción. Uno de los reclamos de Spain Film Commission, explica Rosado, es que se establezca “un modelo estandarizado para comprobar el impacto de los rodajes en la economía”.
El presidente de la SFC confirma que han hecho una petición al ministerio de Hacienda, ya que ellos reciben todos los presupuestos de las producciones internacionales y conocen los datos. Rosado explica que suele calcularse que una película deja en el lugar donde se rueda un 35% de su presupuesto total, pero que ese cálculo no puede aplicarse a un proyecto televisivo. El experto también invita a reflexionar sobre el impacto de imagen y de marca que proporciona al país, y sobre el turismo de localizaciones.
En esa última materia, España ha experimentado verdaderos hitos en los últimos años, como es el caso de San Juan de Gaztelugatxe, que se convirtió en Rocadragón en Juego de tronos. El conjunto de la ermita fue el segundo lugar más visitado del País Vasco en 2019, solo por detrás del Museo Guggenheim, y el verano de ese año recibió más de 6.000 visitas al día, aproximadamente medio millón en todo el periodo estival.
Las décadas gloriosas de Hollywood en España
Los grandes rodajes no son una novedad en España, pero sí que se haya tejido una industria que pueda perdurar y tener impacto en la economía. Durante los años 50 y 60, en nuestro país se grabaron algunos de los grandes clásicos de Hollywood. Desde los spaghetti western de Sergio Leone en Almería hasta la mítica Dr Zhivago (1965), grabada en exteriores y decorados en Madrid.
“En España rodar era más económico y había más permisividad. Samuel Bronston produjo una película —El capitán Jones (1959)— en la que Bette Davis se sentó en el trono del Palacio Real. Ahora mismo es impensable. Hay que tener en cuenta que proyectar esa imagen de España plagada de estrellas era bueno para el régimen”, cuenta Esperanza G. Claver, comisaria de las exposiciones MAD about Hollywood y Berlanguiano. Luis García Berlanga (1921-2021).
Para Rosado, el régimen “solo se preocupó de la propaganda” y perdió una oportunidad para crear una industria potente. “Fue un espejismo romántico, industrialmente no dejó nada y fue una experiencia fracasada. No le interesaba el cine ni a nivel cultural ni económico. Tan fácil como se vino se fue sin dejar nada”, añade.
Claver no opina lo mismo y cree que “todo ese halo continua con nosotros, no fue algo anecdótico. Las circunstancias se daban para ello y vimos no solo cómo los actores de Hollywood se recorrían las calles madrileñas, también guionistas, directores…”.
La comisaria, que acaba de inaugurar MAD About Hollywood, la exposición que descubre las vivencias de las estrellas durante sus estancias en Madrid, en Toulouse, cuenta que por aquel entonces los rodajes duraban meses, por lo que los actores o directores trasladaban a parte de su familia al lugar donde grababan, en este caso a España. “Matriculaban a los niños en el colegio, hacían vida aquí. Mia Farrow estudió aquí un tiempo, también la hija de John Wayne… Por no hablar de Ava Gardner, que vivió en La Moraleja y El Viso (Madrid), y ahí hacía su vida cotidiana”, apunta Claver.
Los productores americanos, entre los que destacó Samuel Bronston, sobrino de Trotsky y que convirtió Madrid en una pequeña sucursal de Hollywood, alquilaron varios estudios que se habían construido a las afueras de la ciudad en los años 30. En el caso de Bronston, su ambición le llevó a comprar los Estudios Chamartín y una finca en el barrio de Las Matas, en Las Rozas, donde grabó una serie de películas épicas. Entre ellas, 55 días en Pekín (1963), con Charlton Heston y Ava Gardner, o La caída del Imperio Romano (1964), con Sophia Loren, que está en el libro Guinness World Records por el tamaño de los decorados exteriores.
Bronston terminó en bancarrota antes de llevar a la gran pantalla otra ambiciosa cinta, Isabel de España. Otros estudios de la zona, como los Estudios CEA en Ciudad Lineal, también echaron el cierre en los 60. “Se fundaron en 1932 y la última cinta que se rodó allí fue Dr Zhivago en 1965”, cuénta Claver, que también resalta los estudios Sevilla Films, cerrados en los setenta.
En la época en la que España acogió grandes producciones, Hollywood conoció el talento de los profesionales técnicos españoles. “Los americanos se traían a todos los equipos para rodar, pero eso empezó a cambiar para contratar a los profesionales de aquí, que tenían mucho talento, y se limitaban a traer a jefes de equipo para supervisar”, relata Claver.
Los estudios de la época ya no existen y para la historiadora y comisaria su desaparición fue “algo paulatino”. “La cámara empieza a sacarse a la calle, es algo que se puede ver en la exposición de Berlanguiano con el cine del propio Berlanga o con Bardem”, cuenta Claver, que pone el ejemplo de las comedias de George Marshall que se grabaron en el Museo del Prado en los sesenta. “La ciudad y las localizaciones empiezan a formar una parte integral de las películas”, apunta.
“Me da rabia que no se mantuviera, se pudo haber hecho algo más”, confiesa Claver sobre esa época dorada. 60 años después, España vuelve a ser un destino de primer nivel.