¡Menuda papeleta! Convulsión en el mundo editorial por la escasez de papel
Se prevé que la escalada de precios continúe hasta principios de año, lo que afecta de lleno a la campaña de Navidad.
A las puertas de la campaña navideña, la industria editorial se enfrenta a una temida escasez de papel y cartón, unida a una fuerte subida de los precios. Las imprentas dilatan los tiempos de entrega mientras algunas editoriales, sobre todo pequeñas, ya han tenido que retrasar algunos lanzamientos.
“Lo que está habiendo es una situación de desajuste entre la oferta y la demanda con las imprentas. Es más un tema de sobrecarga en la producción de las imprentas que propiamente de falta de abastecimiento de papel”, justifica Patrici Tixi, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE).
Según Tixi, parte de la impresión que hasta ahora se estaba haciendo en Asia se ha trasladado a Europa, debido a que los costes de los transportes estaban siendo “muy caros”: “Y no estoy hablando específicamente de libros, sino de todo tipo de impresiones: cajas, embalajes...”. Así, los embalajes de cartón que se van a necesitar en Navidad ocupan mucho del tiempo de producción de las imprentas, lo que se une a la fuerte demanda de libros para imprimir “porque el sector está yendo muy bien”: “Esto obliga a replanificar un poco la producción que tiene todo el mundo”.
Como subraya, “más que falta de papel lo que hay es falta de cartón”, que en los libros se utiliza para la tapa dura y algunos tipos de libros ilustrados y cómics. Tixi subraya además que el papel no se importa de China, sino que es de fabricación europea en bosques específicamente plantados para ello y por eso “el desajuste es más por la sobrecarga de trabajo que por la falta de la materia prima en el caso del papel”.
Sin embargo, esa escasez sí se nota en algunas imprentas, unida a una fuerte subida de la materia prima. Como resalta una trabajadora de DIN Impresores, en Arganda del Rey (Madrid), la escasez se empezó a notar en septiembre: “Empezó el problema con el cartón ya ahora con el papel, sobre todo el que viene de fuera. Y está yendo a más”. Como cuenta, “está todo por las nubes” y no solo ha aumentado el coste del papel, sino también de las planchas para impresiones o las tintas. “En el gremio se comenta que enero será aún peor”, apunta.
El HuffPost se ha puesto en contacto con Aspapel, Asociación española de fabricantes de pasta, papel y cartón, que no puede realizar comentarios que puedan impactar a los mercados “por las leyes de competencia”. Según los datos de su web, en 2020 España produjo 6.268,5 de toneladas de papel y cartón; importó 2.877,3 y exportó 2.592,9.
“Ahora mismo tenemos la suerte, aparentemente, cruzo los dedos y toco toda la madera posible, de que nos han confirmado las imprentas que los títulos que teníamos hasta fin de año van a salir según lo previsto”, celebra Laureano Domínguez, editor de Astiberri, editorial de cómics especializada en novela gráfica que imprime en Bilbao y Zaragoza.
No han corrido igual suerte otros compañeros, que no podrán tener sus novedades a tiempo. Es el caso de Norma Editorial, que tuvo que lanzar un comunicado para informar de que “debido a los problemas existentes con el suministro de la materia prima necesaria para acometer las impresiones, muchos de los títulos programados para noviembre y diciembre verán alterada su fecha de publicación”.
“Las imprentas ya llevan un mes o dos avisándonos de que hay retrasos en el papel y que hagamos los pedidos con tiempo, porque si antes tardaban un mes o cinco semanas en suministrárselo, ahora pueden ser dos o tres meses”, admite Domínguez.
Como relata la trabajadora de DIN Impresores, “los plazos de entrega a los clientes se están alargando”, que deben hacer sus pedidos con “más previsión”. Por ahora no les están repercutiendo el aumento de costes: “Podemos absorber parte de la subida, pero si nos suben todo tenemos que aumentar los precios, con el riesgo de perder clientes o de que el cliente pida menos”.
Astiberri también está procurando no subir el precio final de sus libros y aunque todavía no han tomado “ninguna decisión al respecto”, quizá tengan que replantearse “igual hacer menos tapa dura y volver a hacer más rústica”. “El precio de venta al público (PVP) del libro se calcula con una fórmula a partir de los costes, vamos a seguir aplicándola y vamos a ver. Donde veamos un libro que está fuera del PVP tendremos que buscar más imprentas a ver si conseguimos el precio que nos conviene o, si teníamos previsto hacer un estampado en la cubierta o alguna cosa especial, quitarlo”, detalla el editor Laureano Domínguez.
Cuenta además que sí están viendo alzas en los precios que les envían desde las imprentas y, por ejemplo, el precio de un libro que habían publicado hace dos meses es ahora más elevado: “El PVP se ha mantenido, pero nos ha subido el coste 20 céntimos por ejemplar”. “Incluso nos han dado un presupuesto por la mañana y, cuando la imprenta ha pasado el pedido de papel, les han dicho que el precio no era el de la mañana, que ya había subido”, agrega.
Desde las imprentas el motivo que les explican es que “las papeleras están apretando para subir los precios” y “uno de los sistemas que utilizan es retrasar las entregas”, comenta Domínguez. “Luego, leyendo la prensa, ves que aparte las editoriales grandes, en previsión de la escasez, están haciendo compras masivas, un poco lo que pasó al inicio del confinamiento con el papel higiénico. Por otra parte, Amazon y muchas otras empresas, al haber aumentado muchísimo el comercio online, pues necesitan cajas de cartón y a esos nadie les dice que no”, expone.
Según los cálculos del editor de Astiberri, “aparentemente” a principios de año este asunto “estará más o menos encarrilado”. El presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, Patrici Tixi, coincide en el pronóstico: “Creemos que este desajuste va a ser muy coyuntural, esperamos que en cuatro o cinco meses esté resuelto y volvamos a la normalidad”.
Tixi también llama a la calma: “Que nadie piense que nos vamos a quedar sin libros en Navidad”. “Se está produciendo mucho y por eso hay unos problemas de sobresaturación de las imprentas. No suframos, que va a haber libros. Puede ser que los editores, al planificar algunos libros y algunas colecciones, les den unos plazos de entrega más largos de lo que era habitual y a lo mejor a alguien le ha pillado a traspié”, incide. “Es un tema coyuntural; a mí me preocuparía si fuera un tema estructural, pero no lo es”, recalca.