Una caída, información comprometida y una garganta profunda: los escándalos que rodean a Mark Zuckerberg
El dueño de Facebook, WhatsApp e Instagram no solo se enfrenta al quebradero de cabeza de la interrupción del servicio.
Si alguien tuvo un mal lunes ese fue Mark Zuckerberg. Todo su entramado de redes sociales —no solo es propietario de Facebook, sino también de otros dos gigantes de internet: WhatsApp e Instagram— se vino abajo. Seis horas de caída completa del servicio en todo el mundo que, si millones de usuarios vivieron casi con ansiedad, refrescando para ver cuándo podían volver a enviar mensajes o ver las publicaciones de sus amigos, en los cuarteles generales de la compañía debieron ser de infarto. Tanto como los 5.900 millones de dólares en pérdidas que le ha costado.
Este fallo tecnológico no es el único frente abierto del imperio Zuckerberg, que en los últimos días se enfrentaba al llamado escándalo Haugen: la filtración de información interna de la empresa al Wall Street Journal. Y no una información cualquiera, sino una tan sensible como que Instagram daña la salud mental de los jóvenes o que ciertos usuarios VIP no cuentan con el mismo control que los demás.
KO Técnico
Por el momento, Facebook no ha dado demasiadas explicaciones sobre el motivo de la caída. En un comunicado oficial la compañía menciona que “cambios de configuración en los routers que coordinan el tráfico de red entre nuestros centros de datos” fueron los que causaron la interrupción del servicio.
Como recalcó Santosh Janardhan, vicepresidente de infraestructuras de la empresa que firma el comunicado, “no hay evidencia de que los datos de los usuarios se vieran comprometidos como resultado de este tiempo de inactividad”. A través de Twitter, red social de la competencia que se benefició de que los usuarios no pudieran acceder a las demás, circularon todo tipo de teorías no confirmadas, desde que Anonymous estaba detrás o que se trató de un ataque, ya fuera externo o interno.
Por parte del propio Zuckerberg no hay nada más que unas líneas que colgó en su perfil oficial. En ellas anunció la resurrección de sus servicios y pidió disculpas por la interrupción: “Sé lo mucho que confiáis en nuestros servicios para estar conectados con las personas que os importan”.
No se trata solo de una cuestión sentimental: muchas empresas también dependen de los servicios de WhatsApp, Facebook e Instagram y durante ese parón perdieron esos escaparates para poder desarrollar sus negocios con normalidad.
Horas después, Zuckerberg ha realizado otra publicación pero que no tiene nada que ver con el asunto, sino sobre una organización científica, por lo que poca pinta tiene de que vaya a dar muchas más explicaciones.
Según la empresa de seguridad en internet Cloudflare explicó de manera muy gráfica lo que, a su juicio había pasado: “Sus DNS dejaron de resolverse y las IPs de sus infraestructuras eran inalcanzables. Era como si alguien hubiera ‘tirado de los cables’ de sus centros de datos y los hubiera desconectado de Internet”.
“Los eventos de hoy son un recordatorio suave de que Internet es un sistema muy complejo e interdependiente de millones de sistemas y protocolos que trabajan juntos”, apunta Cloudflare, que apuesta por la “confianza, la estandarización y la cooperación entre entidades” para que los usuarios no sufran este tipo de inconvenientes.
Salud mental y XCheck
El otro quebradero de cabeza en los últimos días para Zuckerberg tiene nombre y apellidos: Frances Haugen. Se trata de una exempleada que, antes de marcharse de la empresa, copió información confidencial y la filtró al Wall Street Journal.
De ahí surgieron varias polémicas publicaciones del periódico que ponen en entredicho las políticas internas de la compañía. Una de las más graves es que la propia empresa reconoce que Instagram es tóxico para los más jóvenes, especialmente para ellas. “Un 32% de las chicas que dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor” o que “empeora los problemas mentales sobre la propia imagen en una de cada tres adolescentes” son algunos datos aportados por esos documentos internos.
Nick Clegg, vicepresidente de política y asuntos globales de Facebook, señaló sobre este asunto en una entrevista televisiva que con un tercio de la población mundial interactuando en la red social, “por supuesto ves lo bueno, lo malo y lo feo aparecer en la plataforma”, pero que el el trabajo que realizan es para “intentar mitigar lo malo, reducirlo y amplificar lo bueno”.
La investigación del diario también desveló que a través del llamado programa XCheck, Facebook ha blindado a ciertas figuras públicas cuyas publicaciones contenían incitación a la violencia o acoso, contenidos por los que normalmente se sanciona a los usuarios. En este grupo había 5,8 millones de usuarios en 2020. Un portavoz de la compañía desmintió en un tuit que hubiera “dos tipos de justicia”.
Garganta profunda
Como contó Haugen al dar la cara públicamente, “había conflictos de intereses entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook”. “Una y otra vez eligió optimizarlo para sus propios intereses, para ganar más dinero”, añadió.
También criticó que Facebook sí aumentó la seguridad durante las elecciones en Estados Unidos para combatir la desinformación, pero una vez pasaron se volvió a la configuración anterior: “para priorizar el crecimiento sobre la seguridad, y eso realmente se siente como una traición a la democracia”.
Como recoge la BBC, Haugen está llamada a testificar este mismo martes ante un subcomité del Senado estadounidense. El dolor de cabeza de Zuckerberg continúa.