La vida de excesos y escándalos de Maradona
Drogas, alcohol, prostitutas y denuncias por violencia de género.
“Cuando tomaba cocaína no era nada, era un zombie”.
El más que conocido idilio de Diego Armando Maradona con las drogas no fue sólo una adicción. Fue la adicción que marcó los años más importantes de la carrera deportiva del astro argentino, fallecido este miércoles 25 de noviembre a los 60 años, y que le llevó a protagonizar sonados escándalos.
Por eso, cuando consiguió superarla, El Pelusa se dedicó a airear en medios todo lo que las drogas habían condicionado su vida, como si al desintoxicarse fuesen a a desaparecer los problemas. Nada más lejos de la realidad.
El abuso de alcohol, los escándalos sexuales e incluso las denuncias por acoso sexual y violencia de género continuaron marcando su vida. En 2014 ocupó numerosos titulares tras ser denunciado por su entonces su pareja, Rocío Oliva, por agredirla. Una televisión argentina llegó a difundir el vídeo del encontronazo, que no supuso el fin de la relación. Tres años más tarde Maradona era interrogado por la Policía en Madrid por otra denuncia de Oliva.
“Tenía 24 años cuando consumí droga por primera vez. En Barcelona. Ha sido el error más grande de mi vida”, contó en 2017 en una entrevista con Mediaset Canale 5. Llevaba limpio desde hacía 13 años. Fue gracias a una de sus hijas.
“Que nadie se ponga una medalla, a mí de la droga me sacó Dalma”, confesó sobre el momento en que decidió pasar por una clínica de desintoxicación.
Para Maradona, las drogas fueron una trampa. “Toqué el fondo, hice llorar a mi madre y a mis hijas. Por eso os digo: no probéis nunca esta terrible experiencia”, insistía el argentino en octubre de 2013. Y como esas declaraciones, muchas. Maradona llegó incluso a protagonizar una campaña antidrogas del gobierno argentino, aunque lo hizo en plena adicción, cuando aún le quedaban muchos escándalos por delante.
Las drogas llevaron a Maradona a una auténtica espiral de destrucción con prostitutas, alcohol, fiesta y detenciones policiales.
El 26 de abril de 1991 llegó el gran escándalo que paralizó a medio mundo. Maradona había sido detenido por posesión de drogas en un allanamiento realizado en un departamento en el barrio de Caballito, en Buenos Aires. Nadie podía creer lo que mostraban las imágenes de TV. “El mejor jugador del mundo, el dios del fútbol, escoltado por policías y esposado”, escribió el diario La Nación sobre ese capítulo.
Las primeras versiones, luego desmentidas, dijeron que llevaba encima medio kilo de cocaína. Pasó la noche en prisión y quedó libre tras pagar una fianza de 20.000 dólares. Ahí empezó realmente la cuesta abajo.
Semanas antes se había prendido la mecha en el 17 de marzo de 1991, tras un partido disputado entre el Nápoles y el Bari, dio positivo por cocaína en un control antidopaje. El Comité de Disciplina de la Liga italiana de fútbol suspendió al futbolista con una sanción de 15 meses. La misma pena le impuso la FIFA en 1994 tras dar positivo por edefrina en el control posterior al partido entre Nigeria y Argentina del Mundial de Estados Unidos. Se justificó diciendo que había consumido el estimulante para combatir una afección gripal. Esta es una de las imágenes que dejó aquel partido.
Se quedó sin jugar hasta septiembre de 1995 y tuvo que pagar una sanción de 20.000 francos suizos, unos 12.000 euros de ahora.
Con su regreso a los terrenos de juego, volvió el escándalo. Porque en 1997 fue su tercer positivo en otro control antidopaje. Vestía la camiseta del Boca Juniors y el resultado de la prueba supuso el final de su carrera sobre el campo. Colgó las botas un mes más tarde.
“No puedo más. Así no tiene sentido que siga jugando. Prefiero retirarme ahora y no pagar con la vida de mi viejo los rumores de algunos inconscientes que tienen un micrófono”, dijo al anunciar su decisión, que no marcó el final de su exposición mediática. Al viejo de Maradona, fallecido en 2015, le quedaba mucho por ver.
Entre otras cosas, estas imágenes consumiendo droga en una orgía en el Centro Internacional de Salud La Pradera, en La Habana (Cuba), que dieron la vuelta al mundo. Salieron a la luz en 2004, aunque fueran tomadas durante su estancia en el centro de desintoxicación, entre 2000 y 2003. Según el diario mexicano, las fotos pertenecían a una de “las innumerables fiestas” que Maradona organizó en la clínica.
Maradona ingresó después de sufrir una arritmia ventricular provocada por el consumo de drogas. “Me encontré un hombre muriendo”, aseguró Jorge Romero, el médico que lo asistió. Tenía 40 años.
El 2004, cuando se destapó el escándalo, volvió a pasar otro trance similar que se prolongó durante 11 días. Se enfrentó a la muerte en una clínica suiza, de la que se retiró poco después con ayuda de su médico personal escondido en una camioneta.
Las drogas salieron de su vida en 2004 pero no el alcohol. Su adicción le llevó a ser ingresado en 2007 con un diagnostico de hepatitis química, aguda y tóxica que le provocó una inflamación del hígado. Permaneció en el hospital dos semanas y sólo 48 horas después de recibir el alta volvió a ingresar por una recaída.
Maradona y los periodistas
Ha habido decenas de titulares y buena parte de ellos por sus malos modos con la prensa. Llegó a atropellar a un periodista en 2010 e incluso a dispararlos con un rifle de aire comprimido. Eso fue en 1994, antes del famoso Mundial de EEUU. Quería disuadir a los reporteros que hacían guardia en su casa.
En otra ocasión le dio un cabezazo a un periodista y en 2013 directamente les lanzó piedras y patadas. “Se bajó con un habano en la mano y empezó a insultarnos. Como seguíamos sacando fotos, comenzó a buscar piedras en el barro y nos las tiró. Como seguíamos, se acercó y le pegó una patada a un colega”, contó un periodista en El Mundo.
En 2018 no pudo terminar una entrevista por ir borracho, y ese mismo año la periodista Yekaterina Nadólskaya lo denunció por acosó durante el Mundial de Rusia. Según contó, Maradona intentó quitarle la ropa cuando se quedaron solos en la habitación, a la que había subido con el propósito de hacerle una entrevista. “Vino su ayudante me arrojó 500 dólares, y luego llamaron a los guardias de seguridad. Tres hombres me sacaron de la habitación. Ni siquiera me dejaron sacar mis cosas”, aseguró en una entrevista.
El último Mundial de fútbol dejó una de las imágenes más triste de El Pelusa, cuando tuvo que abandonar la grada de un estadio ayudado por otros tres hombres porque no se sostenía en pie.
Durante el campeonato del mundo también fue duramente criticado por sus insultos y gestos ofensivos contra los nigerianos. Y ese mismo año protagonizó otro escándalo subido al techo de un coche descamisándose mientras los fans lo jaleaban.
El último capítulo de esta sucesión de escándalos llegó en febrero, aunque esta vez las personas más cercanas a Maradona quisieron salir en su defensa. Era una pastilla para la presión arterial, si lo cubrieron fue para no dar qué hablar.
Las imágenes ya habían dado la vuelta al mundo.