¿Es 'puro veneno' el aceite de coco? Esto es lo que dicen los estudios
La clave está en la moderación.
Si le has puesto aceite de coco al batido de esta mañana, si has sofrito alguna vez las verduras en aceite de coco o si simplemente te has enjuagado la boca con este aceite, probablemente no te has tomado en serio la advertencia de la doctora de Harvard Karin Michels, quien aseguró recientemente que el aceite de coco es "puro veneno".
Debido a sus elevados niveles de grasas saturadas, el aceite de coco "es uno de los peores alimentos que puedes tomar", según la doctora Michels, quien añade que el aceite de coco, de hecho, es menos sano que la grasa tradicional. Aunque la especialista no se equivoca en el asunto de las grasas saturadas (una cucharada sopera de aceite de coco contiene 12 gramos de este tipo de grasa), el debate sobre el aceite de coco tiene más matices de los que la advertencia de la doctora Michels está haciendo creer a la gente.
Los debates científicos contradictorios en torno al aceite de coco
Durante la fiebre de hace unas décadas por reducir las grasas, los dietistas huían del aceite de coco como de la peste. ¿Por qué iban a querer cocinar sus verduras y su carne en pura grasa? Sin embargo, conforme los médicos y los nutricionistas empezaron a descubrir que los carbohidratos y los azúcares generan una mayor tendencia a ganar peso que la propia grasa, los investigadores empezaron a estudiar el aceite de coco y la gente comenzó a darle otra oportunidad.
Aunque la comunidad científica no ha llegado a ninguna conclusión para elevar el estatus del coco a superalimento, lo que ha descubierto hasta ahora tampoco es del todo negativo, y desde luego, no es veneno.
El aceite de coco está repleto de fitoquímicos con propiedades antioxidantes y antinflamatorias beneficiosas. En otras palabras: el consumo de aceite de coco puede ayudar a prevenir enfermedades. Otro estudio descubrió que el aceite de coco incrementa los niveles de colesterol HDL (el conocido como "colesterol bueno").
Estos hallazgos son útiles, pero mucha de la información que gira en torno al aceite de coco y sus propiedades quemagrasas está algo sesgada.
Por ejemplo, un estudio de 2008 de la Universidad de Columbia (Nueva York, EE UU) descubrió que consumir de forma regular un 100% de ácidos grasos de cadena media hace que el cuerpo queme grasas y pierda peso. Ese informe se convirtió en uno de los más citados entre los estudios del aceite de coco, pero la cuestión es que el aceite de coco solo contiene un 14% de ácidos grasos de cadena media. Es decir, que el aceite de coco no es necesariamente un quemagrasas mágico. La coautora del estudio, Marie-Pierre St-Onge, replica: "Creo que los datos que hemos mostrado sobre los ácidos grasos de cadena media se han extrapolado de forma muy liberal. Yo nunca he hecho un estudio sobre el aceite de coco".
¿Cuánto aceite de coco hay que consumir como máximo?
En 2017, la Asociación Estadounidense del Corazón analizó los datos e investigaciones realizadas durante años sobre la relación existente entre las grasas saturadas y las enfermedades cardíacas y publicó un informe según el cual había una relación alarmantemente intensa entre ambos factores.
Según éste, el aceite de coco contiene un 82% de grasas saturadas. Esta advertencia provocó que gente de todo el país renunciara a sus smoothies y a sus salteados con este aceite. Aunque no hay duda de que añadir cucharadas y cucharadas de aceite de coco de forma rutinaria es una mala idea, si te gusta el sabor, no hay motivo para renunciar a él por completo.
Pero probablemente sea mejor limitarse a una cucharada al día como máximo y vigilar qué clase de aceite de coco consumes. Un estudio descubrió que el aceite de coco virgen no tiene aparentemente los mismos efectos nocivos que los aceites altamente procesados, de modo que lo más recomendable es convertirse en un detective de etiquetas la próxima vez que vayas a hacer la compra, y buscar el aceite virgen.
En resumidas cuentas, la clave está en la moderación
Max Lugavere, autor de la obra Genius Foods, publicó en Facebook un vídeo para ayudar a combatir la histeria que generó la advertencia de la doctora Michels. También apunta, en declaraciones a la edición estadounidense del HuffPost, que calificar como venenoso el aceite de coco es algo "hiperbólico y un cebo de lecturas sin fundamento".
"El metanálisis más reciente sobre consumo de grasas, enfermedades cardiovasculares y mortalidad temprana no ha establecido ninguna relación clara [entre estos factores]. Por otra parte, el aceite de coco tampoco es el alimento milagroso que la mayoría de los gurús de la alimentación quieren hacer creer. Sí que contiene ácidos grasos de cadena media, lo cual puede ser beneficioso en determinados contextos. Sin embargo, a la hora de hablar de un aceite sano reconocido desde un punto de vista científico, el trofeo se lo lleva el aceite de oliva virgen extra, el sello distintivo de la dieta mediterránea, que está asociada a la reducción del riesgo de sufrir toda una serie de enfermedades", explica Max Lugavere.
Así que no, el aceite de coco no es un veneno. De hecho, puede que tenga importantes beneficios para la salud. Solo pasa a ser peligroso si tomas demasiado, de modo que, con un consumo moderado, siéntete libre para seguir tomando esos deliciosos smoothies de piña y coco que saben sospechosamente parecidos a la piña colada.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.