¿Es posible desarrollar cáncer de piel por quemarte al sol una sola vez?
Todo el mundo se quema de vez en cuando. No puede ser algo tan malo, ¿no? ¿O tal vez sí?
Cuando era pequeña, tendía a quemarme con el sol durante las vacaciones de verano. Entraba al mar para jugar con mis primos y salía con la piel roja y, a veces, con ampollas. Aunque solo me pasaba una vez al año, mi madre me recordaba que cada quemadura solar me volvía cierto porcentaje más proclive a desarrollar cáncer de piel en el futuro.
Mi madre no era dermatóloga, pero tendría que haber escuchado sus advertencias y ponerme protección solar. Conforme crecía, pensaba más en las estadísticas y me volvía más melodramática. Todo el mundo se quema de vez en cuando. No puede ser algo tan malo, ¿no?
Pues, según los dermatólogos, sí que es algo muy malo. Al parecer, los porcentajes que me daba mi madre no andaban muy lejos de la realidad.
“Se cree que sufrir una quemadura solar grave durante la infancia duplica el riesgo de desarrollar cáncer durante la edad adulta”, expone el dermatólogo Jeffrey Fromowitz citando una estadística respaldada por la Skin Cancer Foundation. Fromowitz también asegura que sufrir cinco o más quemaduras solares “normales” (sin ampollas) siendo niños también duplica el riesgo de desarrollar un melanoma, el cáncer de piel más peligroso y letal que existe.
Quienes han sufrido una quemadura solar en su vida saben que no son agradables. Pueden escocer, arder y dejar la piel tremendamente sensible. A veces provocan ampollas o hacen que la piel se pele. Sin embargo, eso es lo superficial. Lo que poca gente sabe es lo que les sucede a las células de la piel.
Debra Jaliman, profesora de Dermatología en la Escuela Icahn de Medicina en Monte Sinaí (Nueva York) y autora de Skin Rules: Trade Secrets from a Top New York Dermatologist, explica que es la exposición excesiva a la luz ultravioleta la que provoca las quemaduras solares.
“Una quemadura solar es la forma que tiene el cuerpo de reaccionar a los daños provocados por la radiación ultravioleta”, explica Jaliman. “El enrojecimiento y el dolor que provocan las quemaduras solares es la respuesta inflamatoria natural del sistema inmune. Las células de la piel empiezan a recibir más sangre para ayudar a sanar las células heridas”.
Si la palabra radiación no te asusta, debería, ya que es lo que recibe tu piel cuando te expones al sol sin protección. Jaliman corrobora la afirmación de Fromowitz de que una sola quemadura puede aumentar de por vida tu riesgo de sufrir cáncer de piel, por lo que no es ninguna tontería.
Merece la pena reiterar que una sola quemadura solar puede duplicar el riesgo de sufrir un melanoma.
“Jamás se deberían normalizar las quemaduras solares”, advierte Jaliman, y si en tu familia ha habido casos de cáncer de piel, debes tener aún más cuidado (aunque todo el mundo debería ponerse protección del 30 o más cuando vaya a estar al sol). “La genética influye. Las familias tienden a tener tipos de piel similares, por lo que es más probable que desarrolles cáncer de piel si ya ha habido melanomas en tu familia”.
Si estás pensando en esa tarde que pasaste en una terraza al sol y te pusiste un poco rojo o rosa, pero sin llegar a tener ampollas o un gran escozor, debes saber que eso también es peligroso.
“Coger un color rosado ya indica cierto nivel de daños celulares”, sostiene Fromowitz.
Si tu piel es algo más oscura y no te sueles quemar tan fácilmente como otras personas de piel muy blanca, no te descuides, porque deberías tener incluso más cuidado.
“Muchos piensan que por tener una determinada tonalidad de piel ya no tienen riesgo de sufrir cáncer por quemaduras solares. Es muy importante darse cuenta de que el cáncer de piel es una enfermedad que puede afectar a cualquiera”, afirma Jaliman.
Según sostiene la dermatóloga Min Deng, los cánceres de piel, incluidos los melanomas, afectan a las personas negras y latinas con una tasa de mortalidad desproporcionada en comparación con las personas blancas.
“Por el propio color de piel, es más difícil detectar el cáncer de piel en personas negras o latinas, y suele ser en un estadio más avanzado de la enfermedad, cuando el pronóstico es peor”, explica Deng.
Si estás leyendo este artículo con miedo porque no te has olvidado de esa quemadura del verano pasado o de la época en la que pensabas que tomar el sol durante horas era bueno, recuerda que hay formas de cuidar tu piel después de haberla castigado.
No revertirás los daños, pero al menos evitarás que se agraven y estarás al tanto de los primeros síntomas de cáncer, si llegaran a aparecer. Una detección temprana suele ser la diferencia entre un buen y un mal pronóstico de curación.
“Todo el mundo debería hacerse un chequeo anual” afirma Jaliman, quien señala que también es importante vigilarse la piel uno mismo. “Si te sale alguna peca o mancha sospechosa en la piel, deberías ir al médico más temprano que tarde”.
Casi todo el mundo tiene claros los conceptos básicos y aun así los ignora por pereza, pero merece la pena reiterar la importancia de ponerse protección solar con un factor de protección mínimo del 30.
“Exponte al sol con seguridad, lleva ropa de protección (gorras, manga larga, etc.) y no te olvides de ponerte gafas de sol con filtro ultravioleta”, enumera Fromowitz.
Y si crees que estos consejos solo son para primavera y verano, reflexiona un poco.
“Los rayos ultravioleta que provocan quemaduras no son tan fuertes en invierno, pero están ahí”, avisa Jaliman. Los rayos ultravioleta que te provocan líneas y arrugas y te pigmentan la piel están presentes durante todo el año, y también cuando está nublado”.
Si ahora te preocupa no haberte dado crema durante los últimos 10 años cuando debías, no estás solo. Haz las paces contigo y hazte un chequeo ahora mismo o coge cita en el médico. Puede ser la diferencia entre detectar el cáncer pronto o dejar que se siga desarrollando en secreto.
Seguidamente, ve a comprar crema solar. Lo acabarás agradeciendo.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.