¿Es la inversión en Bolsa un casino?
Cuando el ciudadano medio piensa en los profesionales de los mercados financieros, lo primero que probablemente se le viene a la cabeza es a Michael Douglas en la película Wall Street interpretando el personaje de Gordon Gekko, un tiburón financiero adicto al dinero y sin escrúpulos. Si el lector es millenial, probablemente le venga a la cabeza a Leonardo di Caprio en El lobo de Wall Street, en donde interpreta a Jordan Belford, un estafador sin principio alguno y con las mismas ansias que Gekko por ganar dinero a toda costa.
Del mismo modo, la inversión en Bolsa se asocia con el juego como si de una partida de ruleta se tratara. En ambos casos, la realidad es bien distinta. La gran mayoría de los profesionales del sector financiero son personas muy trabajadoras, honradas y con altos estándares éticos. Se trata del sector más regulado y vigilado de cualquier economía, y como hemos podido comprobar, aquellos que violan la ley dan con sus huesos en la cárcel. Igualmente, la Bolsa no es en absoluto un casino, es decir, un juego de azar. Evidentemente, todos los que piensan que es un juego de azar, están condenados a perder dinero invirtiendo. En cambio, aquellos inversores que entiendan cómo funciona la Bolsa, qué elementos impulsan el precio de las acciones de unas compañías hacía arriba mientras otras colapsan para siempre, pueden beneficiarse de ella. La clave, además de comprender esta distinción, es tener un proceso de inversión claro y riguroso, basado en el análisis fundamental de una compañía.
¿Qué determina el futuro de las acciones? A largo plazo, existe una correlación perfecta entre la evolución del beneficio que genera una empresa (beneficio por acción o BPA) y el precio al que se intercambian sus acciones. Apple es, a día de hoy, la empresa más valiosa del mundo. El ascenso de sus acciones los últimos años ha sido espectacular, pasando de apenas 20 dólares a los más de 216 a los que cotiza en la actualidad. El responsable de este crecimiento no es otro que el beneficio, que ha pasado de 8.000 millones de dólares a más de 50.000 en la actualidad. A pesar de esta buena evolución, puede sorprender a más de uno saber que las acciones de Apple dentro de un mismo año pueden tener oscilaciones superiores al 40% sin que nada relevante en la empresa haya cambiado. Por tanto, si queremos invertir con éxito, parece sensato enfocarnos en dos aspectos: invertir con un horizonte de largo plazo y hacerlo en compañías de gran calidad.
Como ven, la Bolsa no es en absoluto el juego de la ruleta. Uno puede ganar dinero invirtiendo en las compañías de gran calidad, con buenas perspectivas de crecimiento y con poco margen para hacernos perder dinero. Este último punto, el margen de seguridad, es probablemente lo más importante para invertir con éxito.
En el próximo post explicaremos cómo la filosofía de inversión más exitosa es la que busca los mayores márgenes de seguridad en las inversiones.