Errores psicológicos: el nacionalismo
Cuando una persona se identifica con un territorio, con un país, da igual que éste sea España, Cataluña, EEUU o cualquier otro, se convierte en una persona manipulable. Es susceptible a dejarse influenciar con argumentos parciales y aumentar así su rechazo, su odio hacia otros, a sentirse superior a los ajenos a su manera de pensar, a considerarse víctima del contrario y justificado verdugo de los disconformes.
La falsa sensación de seguridad
Esta forma de pensar, de sentir, es aparentemente muy gratificante, porque ofrece una sensación de unidad, de hermandad frente al "enemigo" común. Personas que antes se toleraban mal, que luchaban entre sí, ahora parecen llevarse bien, ficticiamente bien porque lo que les une es el odio, el rechazo hacia otros. Si además el colectivo es muy numeroso, se convencen de tener razón, y esto les lleva a sentirse fuertes, poderosos. Otra falsa sensación de capacidad y seguridad.
Personas con intereses económicos, políticos, de poder, etc., pueden, y de hecho lo hacen, utilizar a estas gentes con mentalidades nacionalistas en su propio interés: convenciéndoles de que habrá grandes beneficios si apoyan su ideología, que se llevará a cabo por el bien de todos, que los otros se quieren aprovechar... Con todo esto convencen y manipulan las emociones de los nacionalistas de cualquier bando.
No es cuestión de buenos y malos
Porque en todos los conflictos nacionalistas se hacen bandos, bandos que en general señalan quiénes son los buenos y quiénes los malos. Es lo mismo con el nacionalismo catalán, el nacionalismo español, el nacionalismo estadounidense o el norcoreano. Los argumentos son los mismos.
Y la mayoría de las gentes los asumen como ciertos y toman partido por uno u otro.
Pero, evidentemente no se trata de buenos y malos, se trata de comprender que el odio es perjudicial, y una herramienta de manipulación. Una persona que odia está al servicio de ese odio, y de los que quieran utilizarlo en su beneficio. La mayoría toma partido cuando en realidad es una lucha de poder, una lucha económica en la que participa la ignorancia de cada uno.
Tampoco es cuestión de fuerza, sino de inteligencia
Cuando haya bandos, como es el caso actual en España, no tomen partido por ninguno, porque el odio aumentará en ustedes y eso les perjudicará. Sean capaces de observar lo que ocurre con objetividad, siendo conscientes de dónde se equivocan unos y dónde se confunden los otros. Observando los intentos de manipulación en lo que hacen y dicen, sin enfado, sin acritud, con inteligencia, con curiosidad por comprender en profundidad lo que realmente está ocurriendo.
Y, sobre todo, no se permitan generar enemigos, odio, contrarios... , porque todos, toda la raza humana somos ciudadanos del planeta, compañeros de viaje, y es mejor aprender a convivir, a comprenderse.