¿Eres feliz de ser quien eres?
Cada uno de nosotros guarda una historia de superación en su interior.
Parece una pregunta de fácil respuesta. ¿Verdad?
Sin embargo, somos millones de personas las que seguimos comparándonos y encontrando en otros justo lo que creemos que a nosotros nos falta para poder ser felices. Aunque la verdad es que a veces todo esto no son más que excusas que el ser humano crea para poder reforzar sus propias creencias e inconscientemente limitarse a sí mismo. Y yo, queridos lectores, soy un claro ejemplo de ello.
Hace veinte años, cuando literalmente huí a Inglaterra por miedo, jamás podría haberme imaginado que hoy estaría escribiendo para El HuffPost, que mi historia de superación sería compartida por los mejores psiquiatras y psicólogos en las Facultades de Medicina, y que aquellos diarios que comencé a escribir con tan solo 9 años, se transformarían en un extraordinario canal de apoyo para miles de personas en todo el mundo gracias a la Editorial Planeta.
Atrás quedó la niña insegura que sufrió abusos sexuales durante años en su infancia, también quedaron lejos sus pensamientos suicidas, su miedo a ser mujer, la desconfianza en el ser humano y la bulimia.
A día de hoy, ni tan siquiera el Estrés Post Traumático Crónico, la Hiperactividad o la Dislexia han podido frenarme para conseguir cada una de mis metas, incluida la de estudiar Psicología a mis 47 años. Y es que, una vez aprendes a hacer consciente lo inconsciente y afrontas tus miedos, abrazas la posibilidad de SER FELIZ siendo quien eres, aceptándote con lo bueno y con lo menos bueno.
El corazón habla cuando la mente calla
La realidad es la siguiente, y es que consciente o inconscientemente, al menos el 90% de los pensamientos que tenemos diariamente (alrededor de 60.000) son negativos y además pertenecen al pasado, un lugar donde ya no vivimos y por lo tanto no podemos cambiar.
Lo malo de esto es que encima nos sentimos culpables, avergonzados de nuestros propios pensamientos, creencias y, por supuesto, también nos encontramos solos, ya que nos cuesta encontrar la confianza suficiente para compartirlos con alguien.
Lo bueno es que aunque no podamos cambiar nuestro pasado, sí podemos trabajar en aquello que pensamos acerca de él, transformar los pensamientos que, sin saberlo, nos hacen actuar y comportarnos de manera incongruente, entre lo que decimos, pensamos y hacemos. De esta manera descubriremos que en realidad somos personas resolutivas, y que es nuestra mente la que nos mantiene ocupados y “protegidos” para que no lleguemos a acceder a la profundidad necesaria de calma y claridad, donde se hallan todas las respuestas que buscamos, tanto si nos gustan como si no.
Conócete, acéptate, supérate
El autoconocimiento y la liberación emocional no son procesos sencillos, encontrarse con la verdad de nuestros comportamientos puede llegar a incomodarnos, ya que solemos engañarnos a nosotros mismos, adornando nuestras vidas, haciéndonos los fuertes y compitiendo por la aceptación de los demás y de la sociedad. Por esto es fundamental apoyarse en los profesionales y conectar con nuestro interior, para poder así mirar a nuestros miedos de frente y finalmente descubrir que ni ellos son tan grandes, ni tú tan pequeño.
A veces las cosas no son tan buenas ni tan malas como pensamos, y es nuestro punto de vista el que distorsiona la realidad. Aceptarnos tal y como somos nos quita un peso de encima que muchas veces no nos permite avanzar en la vida. Si yo no hubiese abrazado mi dislexia y los traspiés que esto conlleva cuando hablo o escribo, jamás hubiese podido publicar mis libros o dar conferencias a nivel internacional.
El éxito es amar quien eres y lo que haces en la vida
Cada uno de nosotros guarda una historia de superación en su interior, nadie duda de que todos tenemos un pasado y circunstancias diferentes, y por supuesto esto contribuye a que seamos más o menos felices, pero si hay algo de lo que puedo hablar, es de cómo el ser humano puede superarse a sí mismo y afrontar cualquier reto que aparezca en su vida, por difícil que este sea. De nosotros depende quedarnos anclados a estos retos, culpando a la vida por nuestra “mala suerte” o por el contrario hacer algo al respecto con ellos, transformándolos y así superarnos.
No pretendo cambiar el mundo o inspirar a nadie, tampoco deseo que la gente piense como yo, mi único propósito es ser feliz, y la experiencia me ha mostrado que si no te aceptas a ti mismo, estás dando la espalda a una autoestima sana y a la posibilidad de ser verdaderamente feliz.
Que no te convenzan las palabras de nadie, mejor enamórate de tu propio ejemplo.
Feliz de ser yo (Planeta), de Natalia Sanchidrián.