Roger Torrent: "Es inmoral que Ayuso venga a dar lecciones a Cataluña"
El presidente del Parlament descarta en esta entrevista con 'El HuffPost' un Gobierno con el PSC y dice que "la hoja de servicios de Illa no es la más deseable".
“Es imposible que pactemos con este PSC”. Palabra de Roger Torrent. El presidente del Parlament encara la recta final de la campaña convencido de que ERC esta vez sí ganará las elecciones catalanas y aspira a un Govern de izquierdas, independentista y con una amplia mayoría.
Este hombre clave de la política catalana, que va de ‘tres’ en la lista de Esquerra capitaneada por Pere Aragonès, asegura que el referéndum es “inevitable” y que harán todo lo posible para que el Estado se avenga a celebrar una consulta pactada. “Es la mejor solución posible”, subraya, mirando como ejemplos al Reino Unido y a Canadá.
A pesar de ese halo de pragmatismo que envuelve a la actual Esquerra, Torrent se afana en recordar que su partido sí es de izquierdas y que siempre ha perseguido el objetivo de la independencia. Ahora tienen como máximo rival a Salvador Illa y al PSC, a los que dispara con fuerza: “No tendrán ningún escrúpulo en aceptar los votos de Vox”. Las urnas del domingo lo decidirán todo.
¿Sabremos el resultado de las elecciones el mismo domingo?
Estoy convencido de que sí. Es verdad que las queríamos hacer más adelante, el 30 de mayo, porque nos parecía más prudente que en plena tercera ola. Lo que nos dicen los responsables hoy de la organización del proceso es que no se prevé que no se puedan constituir muchas mesas. Por lo tanto, seguramente el domingo habrá total normalidad y se podrán saber los resultados en la noche.
¿Es seguro ir a votar?
Sí, es seguro porque se van a poner todas las herramientas desde un punto de vista higiénico y de seguridad sanitaria. El Govern ha planteado franjas horarias. Si hacemos caso a las recomendaciones, es un proceso seguro.
¿Se ha convertido esta campaña en un ‘todos contra Illa’?
No. Es una campaña que va de qué modelo lidera la recuperación de este país. Hay dos posibles: el que representa ERC o el del PSC, que llega con los votos de Vox, de la extrema derecha debajo del brazo.
El señor Illa ha dicho que no pide los votos de Vox. ¿Cree que sí los tendría en una investidura?
Es evidente. Hemos visto en los últimos días cómo el propio presidente Sánchez hablaba del sentido de Estado de la ultraderecha y que la vicepresidenta Calvo se preguntaba qué fascismo, que ella no lo ve por ningún lado. Es evidente que hay una voluntad de preparar el terreno para que si conviene, y eso no tenemos ninguna duda, el PSC utilizará los votos de la extrema derecha para llegar a la Generalitat.
Hay casi un triple empate en las encuestas. El CIS da como ganador al PSC, pero el CEO de la Generalitat señala a ERC. Ya fueron favoritos en 2017, pero al final ganó Cs. ¿Esta vez sí serán la fuerza más votada?
Estoy convencido, si somos capaces de movilizar y participar masivamente en estas elecciones. Todas las encuestas nos dan por delante, en una situación muy favorable. Al mismo tiempo es verdad que la mayoría de los indecisos ven en Esquerra la mejor opción. Por lo tanto, nuestra voluntad y nuestro trabajo hasta el domingo es movilizar a toda esta gente que ve en ERC el factor de cambio necesario para el Govern, uno independentista y de izquierdas liderado por una fuerza progresista como la que representa Pere Aragonès. Al final se manifestará en las urnas y hará que ERC gane las elecciones ochenta años después.
Será un partido a doble vuelta: el domingo se conocerán los resultados pero luego llegarán los pactos necesarios. Hablaba de un Ejecutivo de izquierdas e independentistas. ¿Cuál es el Govern que plantea y quiere ERC?
Pues este, un Gobierno de izquierdas independentista y lo más amplio posible. Aragonès ha propuesto un Gobierno de frente amplio. Esto implica aunar todas las fuerzas parlamentarias que estén a favor de la autodeterminación, de la amnistía y de una salida de la crisis por la izquierda. Sólo ERC lo puede liderar, sólo nosotros somos capaces de recoser estas amplias mayorías. Lo hemos hecho con los presupuestos de la Generalitat y hemos evidenciado esta vocación de recoser desde Junts hasta ‘comuns’, con todas estas fuerzas políticas que podemos compartir estos elementos.
¿Junts es de izquierdas?
Se definirán como ellos quieran. Lo que es evidente es que ERC sí es una fuerza de izquierdas y es capaz de estirar hacia estas mayorías a fuerzas de centro derecha o de derecha como puede representar Junts y a fuerzas como los ‘comuns’ con los que compartimos también muchas cuestiones. Desde mi punto de vista, lo que es esencial es quién lidera este Gobierno para poder plantear qué tipo de liderazgo político e ideológico tiene. Es imprescindible que el que lo lidere sea una fuerza de izquierdas como ERC y que impregne las decisiones con carácter progresista poniendo los intereses de la mayoría en el centro.
Laura Borràs ha declarado que es de más de izquierdas que Illa. ¿Quién es más de izquierdas, Torrent o Borràs?
Sin duda, Roger Torrent. Pero no porque sea yo, sino porque mi partido lleva 90 años de historia luchando por la justicia social y la independencia. De hecho, para nosotros la independencia es un instrumento para poder ayudar a los ciudadanos de nuestro país. Por lo tanto, somos una fuerza que tiene noventa años de historia de aval de lucha por la justicia social y las políticas progresistas.
Citaba a fuerzas progresistas y de izquierdas. No sé si se le ha olvidado o no cita expresamente al PSC. ¿No es de izquierdas?
Pues un Gobierno que se autoproclama como el más progresista de la historia y es incapaz de derogar la reforma laboral o la ley mordaza y de ayudar a los sectores más afectados por la crisis del coronavirus o permite que el recibo de la luz suba más del 20% en plena pandemia y ola de frío es evidente que está a las antípodas ideológicas de lo que representa ERC. Somos un partido de izquierda y lo demostramos en el Govern con nuestras decisiones. Lo que cuentan son los hechos, más allá de las etiquetas que uno se quiera poner. Y los resultados del PSOE y del Gobierno que ha conformado con UP están a años luz de lo que desearíamos los progresistas.
Una de las cosas que dice el PP es que ya está hecho un Gobierno entre el PSC y ERC. También lo señala Cs. ¿Descartan totalmente un Gobierno con el PSC?
Sí, lo descartamos totalmente. Estamos en las antípodas desde un punto de vista ideológico, pero, además, es el PSC que no sólo fue decisivo para aplicar el 155 en Cataluña, sino que ha continuado con la represión durante estos meses y años. De hecho, se ha mantenido durante más tiempo la represión con el Gobierno del PSOE que con el PP. Es imposible que pactemos con este PSC, que desde el 2010 ha seguido una deriva que le ha llevado a incluso manifestarse con Vox sin ningún tipo de reparo. Se ha manifestado con la extrema derecha, lo hemos visto por las calles de Barcelona. Y no tendrá ningún reparo, ningún escrúpulo, en aceptar sus votos para llegar a la Generalitat si se diera el caso.
Gabriel Rufián acusó a Illa de querer convertir la Generalitat en un despacho de La Moncloa y el candidato del PSC dice que lo que es ahora mismo el Palau es un despacho de Waterloo. ¿Es así?
No, la Generalitat es la principal institución de este país. Queremos que sea una Generalitat con muchas más herramientas a su disposición para poder ayudar a la ciudadanía. Lo que queremos es tener las mismas herramientas que tiene cualquier Estado.
¿Le parece bien que Junts tenga como candidata a una persona imputada por el Tribunal Supremo?
Las decisiones de cada partido las toma cada partido evidentemente.
Pero ustedes podrían gobernar con una persona imputada. ¿Eso entra dentro del código ético de ERC?
El código ético de ERC es muy claro, hemos sido siempre ejemplares en este sentido. Nuestro rigor en este ámbito está fuera de toda duda. Llevamos noventa años de historia sin ningún caso de corrupción. Nuestro nivel de exigencia es muy alto. En esta elecciones lo que queremos también es evidenciar que Cataluña quiere corrupción cero y que la radicalidad democrática pasa por la ejemplaridad.
Hay unas elecciones porque el señor Torra las convoca en un momento en el que estaba agotada la legislatura por encontronazos por los socios del Govern. ¿Es posible que vuelvan a convivir Esquerra y Junts?
Una precisión. Las elecciones son el 14-F porque el Tribunal Supremo inhabilitó a Torra, no las convocó el presidente de la Generalitat,
Pero podían haber elegido a otro candidato pero no se pusieron de acuerdo en el Parlament…
Decidimos que frente a una inhabilitación que nos parece vergonzante desde el punto de vista democrático no investiríamos a ningún otro candidato, pero no nosotros, sino el conjunto de los grupos parlamentarios presentes en esta legislatura. En cualquier caso, es evidente que los acuerdos que hagamos con Junts, el conjunto del independentismo en definitiva, deben ser con bases nuevas y diferentes a las que han presidido las relaciones este último tramo de este ciclo político que ahora acabamos. Deben ser relaciones presididas más por la cooperación y la coordinación y mucho menos por la competencia, que lleva a un desgaste interno y no suma a nuevos ciudadanos. Este es el objetivo de ERC. Eso pasa por plantear una agenda clara y no quedarnos encallados en reproches y batallas internas. Es obvio que pueden llegar a cansar a la ciudadanía de este país.
Habla de una agenda clara. Si ganan las elecciones y conforman ese Gobierno independentista del que habla, ¿van a hacer otra declaración unilateral de independencia en la próxima legislatura?
Hemos planteado cuál va a ser nuestro camino para llegar a la república catalana, está muy claro, es fruto de un proceso de reflexión en Esquerra y se ha concretado en un libro publicado por Marta Rovira y Oriol Junqueras. Es una propuesta ganadora y es la que ponemos encima de la mesa de este país. Dice fundamentalmente dos cosas. Una es que el referéndum es la mejor herramienta de resolución del conflicto político, es la que genera más consenso en Cataluña (el 70/80% de la población está a favor de ser preguntada sobre su futuro) y es la que genera más contradicciones en el seno del Estado, porque al final pone frente al espejo las convicciones democráticas o nacionalistas de las formaciones y del conjunto de la ciudadanía española. Es la herramienta propicia y la mejor solución posible. Por lo tanto, haremos todo lo que haga falta, desde un punto de vista democrático y político, para arrastrar al Estado a esta solución, la del referéndum.
Un referéndum, entiendo, pactado con el Estado, ¿no?
Esta es la mejor opción. Sería la deseable. Lo que nos dice el principio democrático aplicado en realidades como el Reino Unido o Canadá es un buen ejemplo. Cuando una parte sustantiva de la sociedad de un determinado territorio pide sistemáticamente ser preguntada sobre su futuro, hay que encauzar políticamente esta demanda con una solución democrática, que en estos casos ha sido el referéndum. Y estoy convencido de que será también en Cataluña. El referéndum es inevitable y estamos en un proceso que es irreversible. En cualquier caso, se tiene que dirimir en este proceso de negociación política entre la Generalitat y el Estado.
¿Y ve al Gobierno de PSOE y UP dispuesto a hacer un referéndum?
Lo que está claro es que esta solución democrática no llegará por convicción ni devoción por parte del Gobierno del Estado. En cualquier caso, desde un punto de vista democrático, nosotros debemos ser más y más fuertes para generar las condiciones objetivas que nos lleven a este referéndum.
Lo que se ha visto en las encuestas del CEO, es que ahora mismo la pulsión por el no a la independencia es superior a la del sí. ¿La gente se ha cansado de este procés?
No, no conozco a ningún partidario de la independencia que haya desistido de serlo. Al contrario, vengo del independentismo histórico y de ser una minoría muy minoritaria de la sociedad catalana. Venimos de ser diez diputados en el Parlament de Cataluña y hoy estamos en los 70. Ha habido una evolución clarísima, ha crecido enormemente la mayoría social a través del independentismo. Estoy convencido de que en el próximo ciclo político seremos capaces de aumentar esta cifra porque en situación de pandemia y de crisis socioeconómica se hace más evidente que nunca que la independencia es más necesaria que en cualquier otro momento. Necesitamos todas nuestras posibilidades para hacer frente a la recuperación del país.
Durante el confinamiento, la portavoz del Govern, Meritxell Budó, dijo que si hubiera sido independiente Cataluña, hubiera habido menos muertos. Luego llegó el sistema de gobernanza y Cataluña no ha salido muy bien precisamente en los datos cuando ha gestionado. ¿Qué reflexión hace?
De entrada le impugno una parte de su reflexión porque no me parece del todo real. Los datos hoy nos están diciendo que las decisiones que hemos tomado, por dolorosas y drásticas que sean, son efectivas. Lo vemos en la comparativa de los datos. Al final la gestión de la pandemia se va a calibrar con la foto final, con los datos que resulten de toda la gestión. En ese sentido lo que vamos a ver es cuántas vidas hemos sido capaces de salvar y cuánta cohesión social hemos sido capaces de preservar. Esto es lo que es determinante. Los datos nos dan la razón desde el punto de vista de la toma de decisiones. Y haciendo autocrítica también. No hay ningún Gobierno que esté libre de esa crítica, al final nos hemos enfrentado a una situación muy compleja que nadie había vivido. Nos hemos tenido que adaptar en una situación de limitaciones estructurales, desde un punto de vista competencial y de recursos, y además en una primera fase de la covid con un Gobierno español recentralizando todas las competencias y con un mando único, haciendo todo lo que no tiene que hacer un Gobierno que se autoproclama progresista.
El hombre que estaba tomando esas decisiones en Sanidad es hoy el candidato del PSC. ¿Qué opinión le merece Illa?
Empatizo con todos aquellos que están al frente de las instituciones en este momento porque es muy complicado y difícil. Pero al mismo tiempo, es verdad que el Gobierno español, del conjunto de la UE (lo dice el Eurobarómetro), es el peor valorado por sus propios ciudadanos con lo que respecta a la gestión de la pandemia. El ministro de Sanidad de este Gobierno es el que ahora es candidato a la Generalitat. Por lo tanto, la hoja de servicios no es la más deseable desde un punto de vista de lo que esperamos los catalanes de nuestras instituciones.
El modelo de gestión contrario a Cataluña ha sido el de Madrid, con menores restricciones, mayor apertura de la hostelería y con horarios más flexibles. Isabel Díaz Ayuso ha estado muy activa estos días en Barcelona durante la campaña, incluso ha dicho que con el buen tiempo que hace allí cómo tienen cerrados los bares. ¿Qué le replica?
Me parece inmoral que alguien como la señora Ayuso, que bastantes problemas tiene de gestión en Madrid con datos muy evidentes, venga a dar lecciones a Cataluña. Que se preocupe de salvar la vida de los madrileños y de la cohesión social y no venga a dar elecciones. Nadie puede dar lecciones en este contexto. Lo que debemos hacer es gestionar lo mejor posible, reclamar un máximo posible desde el punto de vista de las herramientas de las administraciones públicas y no hacer politiqueo de baja altura moral viniendo a Cataluña a dar lecciones de no sé de qué. Me parece absolutamente reprobable utilizar la situación para hacer política como Ayuso.
Madrid ha superado en los últimos tres años a Cataluña como la comunidad que aporta más al PIB en España. ¿Ha supuesto el procés un retroceso para la economía catalana? ¿O es una virtud de Madrid?
Lo que es evidente es que es una consecuencia de una operación de Estado política para intentar que las grandes empresas con sede en Cataluña se fueran de nuestro país en octubre del 2017. Hemos visto incluso al rey llamar a direcciones de empresas en Cataluña para pedirles que se llevaran su sede social a otras partes. Es una operación a la cual aún no hemos visto todas sus consecuencias y es evidente que detrás hay una operación perfectamente orquestada. En cualquier caso Cataluña ha mantenido la capacidad de exportación durante estos años, llegando a récords históricos, evidentemente antes de la pandemia. También en captación extranjera. Por lo tanto, no es verdad que el procés o que el conflicto político influyera desde un punto de vista de las cifras macroeconómicas.
Pero algo de autocrítica no sé si tendría que hacer después de diez años porque no han conseguido ni la independencia ni un referéndum pactado.
El hecho del referéndum pactado no es una responsabilidad de aquellos que lo han pedido sistemáticamente o planteado. En todo caso, una irresponsabilidad de los gobiernos del Estado que se han negado sistemáticamente a esta posibilidad, que es perfectamente normal en democracias maduras y avanzadas. En cualquier caso, hemos hecho una lectura a fondo de lo que ha pasado políticamente en Cataluña y el por qué aún no hemos llegado a la república. Hemos planteado una propuesta que nos permite, asumiendo las lecciones, plantear cómo vamos a llegar definitivamente a este escenario político. Hemos hecho este proceso de reflexión, que no es fácil, pero estamos convencidos de que es irreversible. Va a tardar más o menos en función de la fuerza política y democrática que tengamos.
ERC ha abrazado el pragmatismo, incluso hay gente que dice que parece la CiU de hace veinte años, mientras que Junts es la ERC de hace veinte años. ¿Han madurado o se han echado al monte en Junts?
ERC tiene un objetivo político que es el mismo de siempre. En cada momento histórico y atendiendo al contexto y al reparto de fuerzas, hacemos la propuesta que nos parece mejor para la ciudadanía y para avanzar en el camino a la independencia y a la justicia social. De ahí nuestra utilidad republicana, que es ser útiles dando respuestas a los problemas urgentes como los que viven hoy los autónomos, los propietarios de bares y restaurantes y la gente en ERTE… Pero además ofrecemos un horizonte de futuro para las nuevas generaciones. Lo que nos parece más lógico es plantear agendas que nos permitan llegar a este horizonte con las herramientas y condicionantes de cada momento. ERC es un partido independentista que quiere ganar.
Han salido los políticos que estaban en prisión en tercer grado, se ha visto a Junqueras haciendo campaña. ¿Cree que les concederán el indulto?
No sé. Es una pregunta para el PSOE y el Gobierno del Estado. Somos partidarios de la amnistía, que tiene un componente político muy claro que implica, de entrada, poner fin a todos los procesos que están sufriendo casi tres mil catalanes y que forman parte de esta causa general. Por otra parte, implica reconocer una cosa: poner urnas no merece reproche penal. Lo perverso del tema es que estamos normalizando el hecho de que los indultos o no vendrán en función de los intereses electorales del PSOE, demuestra la poca valentía política que hasta ahora han tenido los socialistas.
Cataluña había sido un oasis en el que no había entrado la ultraderecha en el Parlament. En las encuestas se refleja incluso que Vox podría dar un sorpasso a la derecha del PP. ¿Qué le parece? ¿Y los episodios en los que se han lanzado objetos durante la campaña a Abascal y a Ortega Smith?
Me parece un drama que entre la extrema derecha en el Parlament de Cataluña. Hasta ahora lo habíamos evitado y es responsabilidad democrática hacer un llamamiento como ha hecho ERC a plantar un frente demorático en contra del discurso del odio y de la posibilidad de retroceso en los derechos fundamentales que puede plantear el hecho de que la extrema derecha condicione los debates públicos. Es dramático, pero me parece más preocupante que Vox pueda ser decisivo en la configuración de un Gobierno de la Generalitat, en una investidura. Es evidente, insisto en eso, que hay posibilidad que el PSC dé carta de naturaleza a la extrema derecha para llegar a la Presidencia. Por otra parte, esa Presidencia de la Generalitat es la que ha sufrido históricamente más la rabia fascista. Aún es mucho más grave que un demócrata se plantee llegar a la Presidencia de la Generalitat con los votos machistas, racistas y homófobos de la extrema derecha.
¿Y qué es lo que le parece que ha pasado en estos actos?
Lo que propugno es un acuerdo político entre las diferentes formaciones demócratas y antifascistas que plantee cuál es la mejor actitud frente a la extrema derecha. Para mí, la mejor actitud es el aislamiento, pero esto debe ser un comportamiento acordado con compromiso de todas las fuerzas. Ya que estamos a las puertas de unas elecciones donde puede entrar la extrema derecha, me parece que es urgente que pactemos cuál es el comportamiento que debemos seguir el conjunto de los demócratas frente a estas opciones del discurso del odio. Esto supondría un mensaje claro a los ciudadanos y a los votantes y, sobre todo, a aquellos que quieren aprovechar las instituciones, como el caso de la extrema derecha, para reventar todos los consensos mayoritarios.
Nunca adivinamos quién va a ser el presidente de la Generalitat. Cuando ganó Mas, al final la CUP apoyó a Puigdemont. Cuando ganó Arrimadas, hubo investiduras fallidas con Turrull y Sànchez, siendo al final el señor Torra. ¿Cree que en una carambola del destino después del 14-F puede ser usted el presidente?
No, esto es imposible. Estoy convencido de que será Pere Aragonès, que no sólo cuenta con el apoyo de ERC en su conjunto, sino que yo estoy a su servicio. Estoy convencido de que el próximo president será independentista y de izquierdas y será Aragonès.
¿Y qué han hablado? ¿Usted será presidente del Parlament otra vez o conseller?
No lo hemos hablado, le soy muy sincero. Hacer previsiones a medio plazo es imposible en las actuales circunstancias políticas. Una vez escuché en Madrid un comentario que se me quedó grabadísimo: hoy en día hablar de la próxima semana es largo plazo, esta tarde es medio plazo. Imagínese, en estas circunstancias hemos aprendido a no hacer planes a nivel personal. Yo reivindico la política desde el punto de vista estratégico y de maduración de las decisiones, un proceso que no es fácil, que es complejo y que no se soluciona con tuits ni trumpismo, se soluciona con política de verdad. Soy partidario de esto, pero soy consciente de que los planes a nivel personal no sirven para nada.