Reyes Maroto: "Todos los demócratas estamos hoy amenazados"
Entrevista con la ministra de Industria: “Ese odio ha ido calando en la población”
Una navaja con manchas rojas. Esto recibía en un sobre la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. En plena campaña madrileña, con ella como futura vicepresidenta económica de la Comunidad si Ángel Gabilondo logra gobernar. Una amenaza que se suma a las tres misivas con balas interceptadas la semana pasada contra Fernando Grande-Marlaska, María Gámez y Pablo Iglesias, a poco de que se abran las urnas el próximo 4 de mayo.
La ministra recibe a El HuffPost a primera hora de la tarde de este fatídico lunes, después de haber puesto la denuncia en la comisaría del Congreso de los Diputados. Entiende que el discurso del odio está calando en la población y que la crispación política está llegando a la calle. Lo tiene claro: “Todos los demócratas estamos hoy amenazados”. Poco después de la conversación se conoce que la investigación apunta a que el remitente tenía problemas psiquiátricos. Durante el acto al final de la tarde en Fuenlabrada se reafirma en sus palabras: “el odio de esa ultraderecha y del fascismo todos los días llega como un altavoz y acaba en una persona vulnerable haciéndose eco y mandando una carta deseando mi muerte”.
Maroto dice “basta” a ese discurso. Y reitera que Vox busca el “odio y la confrontación”. “Espero que los madrileños paren a la ultraderecha, pero también al PP”, explica la ministra, que cree que se han cruzado líneas rojas. Ella aspira a dibujar otro Madrid y a reflotar ese ascensor social que el PP “paró hace 26 años”. Un Madrid de las oportunidades, en el que puedan prosperar los jóvenes como ella, que llegó en los noventa desde su Valladolid natal. Esa lucha desde abajo, en la que la hija de un agricultor es hoy la ministra de Industria. Espera vencer a ese “Gobierno de Colón” que se dibuja, y señala los aires “trumpistas” de Ayuso. Su proyecto, dice en alto, es progresista, de izquierdas y feminista. Esa es una de sus obsesiones: romper las brechas y los techos de cristal.
¿Cómo está después de haber recibido ese sobre con la navaja?
Estoy todavía un poco afectada en lo personal, pero muy motivada en lo profesional. Creo que esas cartas reflejan que el odio está pasando a los hechos. Hoy soy yo, pero mañana somos cualquiera que queremos defender que lo diferente también vale, que Madrid y España son tolerantes y que no queremos volver a retroceder en derechos y libertades. Todavía pensando por qué yo y qué he hecho mal para que haya una persona que desee mi muerte. Pero muy comprometida con el proyecto que estoy defendiendo progresista y socialista, sobre todo de cara a unas elecciones.
¿Ha sentido miedo?
Claro, cuando alguien piensa que desea tu muerte, te llena de preocupación y te lleva a pensar por qué yo, que soy una persona normal, una ministra pendiente de hacer bien las cosas y de trabajar para quienes más lo necesitan. Miedo porque puedo ser yo o cualquier otra persona, que no tiene la protección que tengo yo. Todos los demócratas hoy estamos amenazados, con lo que me ha pasado a mí y a mis tres compañeros.
¿Está el clima tan polarizado? ¿Qué está pasando en la sociedad española?
Creo que hemos normalizado cosas que no había que normalizar, que era el discurso del odio, y nos hemos acostumbrado. Y eso ha hecho que la gente que efectivamente compra ese discurso haya pasado a los hechos. El hecho de que quieran que cuatro demócratas muramos significa que ese odio poquito a poquito ha ido calando en la población que compra ese discurso. Por eso hemos dicho que basta ya. El hecho de que en la SER el debate no se desarrollara es un ejemplo de que la izquierda le hemos dicho a Vox que no vamos a seguir hablando con una ultraderecha que no respeta a los que somos distintos y que quiere fracturar esta sociedad. Lo que tienen que decir el PP y Ayuso es si se suman a los demócratas o si, en cambio, se radicalizan como está haciendo Ayuso con un discurso de confrontación constante, por ejemplo con el Gobierno de España.
¿Cree que Ayuso pactará con Vox después del 4-M?
Lo creo, porque los va a necesitar para gobernar. Y, luego, porque en Murcia ya ha entrado la ultraderecha. No es menor. A diferencia con lo que tenemos ahora, que es que Vox no está dentro del Gobierno, es que allí ha entrado la ultraderecha en la Consejería de Educación, que después de Sanidad es la que más presupuesto gestiona. Es la Consejería donde se puede hacer una política de ultraderecha, de sectarismo e incorporar elementos de confrontación. Es lo que determina la libertad de las personas, lo hemos visto los que gracias a las becas pudimos estudiar. Veo que lo va a hacer y lamentablemente vamos a perder todos con ese Gobierno de Ayuso y de Vox, ese Gobierno de la foto de Colón. Espero que los madrileños paren a la ultraderecha, pero también al PP y a la señora Ayuso, que en este momento no se diferencia de la ultraderecha.
¿Se han cruzado unas líneas rojas en la democracia española después de lo que hemos visto estos días como la señora Monasterio cuestionando la propia carta con balas?
Ya veníamos, desde el PSOE y del Gobierno de España, alertando de que el discurso de Vox era de odio, que iba calando en aquellos que compran este discurso porque se abrazan a la bandera de España, que es de todos. Representa mucho la bandera, porque es lo que sentimos los españoles por nuestra patria, lo que hemos hecho por adquirir una serie de derechos y obligaciones. En la bandera de España oculta una voz Vox, que lo que busca es el odio y la confrontación. Lamentablemente en este Comunidad no sólo se ha vivido esta confrontación en el partido de Vox, sino también en el PP, que lleva tres años negando que Pedro Sánchez haya llegado a La Moncloa de una manera democrática. Cuando a uno lo llaman ilegítimo o que está matando a sus compatriotas, pues eso cala. Creo que el PP y Vox han pasado una raya, han utilizado el discurso del odio y la confrontación frente a la tolerancia y a un discurso de unidad, que es el que hemos desarrollado durante esta pandemia y es el que nos ha permitido firmar cuatro pactos con los agentes sociales y sacar muchos reales decretos que han salvado vidas y empleos.
¿Ha sido su peor día en política?
Ha sido uno de los más duros, sí. Si hay alguien que desea mi muerte es porque está loco y se ha creído el discurso del odio, que es lo que pienso. Las personas empatizan mucho conmigo por mi forma de hacer política, te replanteas cómo llegar mejor a la ciudadanía, estar más cerca del problema, para que aquel que tenga ese problema pueda tener a la ministra o a su equipo cerca para al menos escuchar. La gente necesita contarte sus problemas. No es la primera carta que recibo, lamentablemente es la primera carta en la que quieren matarme. Recibo muchas cartas de gente que me cuenta su historia, yo las leo con cariño y les contestamos porque es nuestra responsabilidad estar cerca también de la gente que lo está pasando mal, o les reorientamos o les decimos que está esta ayuda. Duro, sobre todo, para mi familia.
Si tuviera delante a la persona que se lo ha enviado, ¿qué le diría?
Hablaría con él y trataría de convencerle de que el odio te lleva claramente a hacer las cosas mal, como ha hecho la persona que me lo ha enviado. La forma que yo entiendo de hacer política es utilizando siempre la palabra, me dirigiría a él, no le reprocharía el envío de la carta, intentaría entender por qué lo ha hecho y, sobre todo, llevarle a un contexto distinto, en el cual no sólo se arrepienta, sino que no lo vuelva a hacer. Hay que intentar que las personas que lo hacen no lo vuelvan a hacer y, sobre todo, que no sea un efecto llamada. En política no vale todo, en política uno tiene que saber dónde está el límite y claramente el discurso de odio a Vox ha ido a unos niveles que hace que la gente reaccione con balas y con navajas. Eso hay que pararlo.
¿Qué sintió al ver el cartel de Vox que incita a criminalizar a los menores inmigrantes no acompañados?
Es otra línea que se ha pasado. Poner el foco en los más vulnerables que son los menas, que son niños que han tenido que abandonar su país porque no tenían una manera de poder sobrevivir y tenemos que protegerlos, pero no porque lo ponga en la ley, como dijo Ayuso en el debate. Señaló que eran muy pocos, como diciendo que no son un problema porque son muy pocos. Perdona, pero no. Usted no está sólo cumpliendo la ley, es que la sociedad española es tolerante e integra. No sólo hay que darles un cobijo, sino que hay que trabajar con ellos para que tengan un futuro. A la señora Ayuso le molesta que haya menores acompañados, que ella tenga que darles un techo y una comida, como a Vox criminalizándoles y poniéndoles en frente de un sector vulnerable como son los mayores. La criminalización no cabe y España por dignidad tiene que integrar a aquel que lo necesita, por derechos humanos.
¿La polarización en las calles de Madrid se puede extender al resto de España?
Espero que no, porque el PP de Madrid es muy diferente al de otras comunidades. De hecho, los líderes de otras comunidades del PP reprochan a Ayuso que no acuerde en el Consejo Interterritorial y que se tengan que enfrentar también a ella, por ejemplo, para tomar decisiones restrictivas como cerrar la hostelería en Castilla y León. Creo que confrontar, cuando lo que estamos es salvando vidas, dice mucho de una persona que habla de salvar la economía cuando la madrileña está igual de impactada negativamente que la de otro territorio. Espero que no, y tengo que decir que en otras autonomías se han llegado a grandes pactos. Algo que Ayuso no ha buscado, tampoco con los municipios. Tenemos que trabajar en unir y no en separar. Ayuso ha tomado un rol más trumpista, con un discurso de confrontación y claramente ha generado un clima de crispación que se nota sobre todo en la política, pero también empieza a verse en las calles.
Llegó a Madrid hace años para labrarse un futuro. ¿Reconoce aquel Madrid en este que estamos viendo con los discursos del odio?
Vine a estudiar y a ganarme la vida. Lo que veo es que Madrid ha cambiado poco en el sentido de que la comunidad no ha sabido aprovechar las oportunidades para reducir las brechas sociales. Vine buscando un futuro, empecé viviendo en Usera porque no tenía dinero para pagarme un alquiler tan caro en otro sitio. Estudiaba en el Barrio de Salamanca. Esa brecha entre ricos y pobres en la ciudad, pero también en la propia región, sigue siendo exactamente la misma después de 25 años. Eso es que ha fallado la política, el PP no ha sido capaz de distribuir una riqueza que tiene Madrid, que genere iguales oportunidades en los barrios ricos y pobres. Yo he podido proyectar mi vida profesional y familiar, mis hijos son madrileños, pero no todo el mundo ha tenido las mismas oportunidades. Yo he pasado por grandes puestos de responsabilidad, pero también he estado en el paro. Es una vivencia que no se olvida. La política está para ayudar a encontrar empleo, para formar y mejorar a nuestros trabajadores, para que nuestros niños puedan estudiar y puedan llegar a la universidad. En Madrid no hay un ascensor social, es lo que queremos revertir. Que el Madrid de las oportunidades sea para el conjunto.
¿Todavía es posible que no haya un “Gobierno de Colón”?
Creo que Madrid ha despertado, que lo que pasó la semana pasada en el debate con el discurso de la señora Monasterio, donde quiere que lo que no pensamos como ella nos vayamos, porque sobramos… Aquí no sobra nadie porque la política es la palabra, que es confrontar en ideas. De eso es de lo que se debería estar hablando esta campaña, de propuestas, de por qué defendemos la vivienda social, de por qué queremos dignificar a los funcionarios públicos… Espero que esta semana se hable también de eso, no sólo de polarización, de crispación y de amenazas. Dicho lo cual, espero que los madrileños despierten y se den cuenta de que nos estamos jugando la democracia. Hay un partido, el PSOE, que tiene una historia, de más de 140 años, en los que hemos ido defendiendo y ganando derechos. Hemos ido defendiendo ese ascensor social, que hace que los que menos tienen puedan en igualdad de oportunidad también ser ministros como yo. Vengo de un pueblo muy humilde, mi padre es agricultor. Lo digo con mucha dignidad, son mis orígenes. Gracias a las becas he podido estudiar y quiero que mis hijos sepan que el esfuerzo tiene una recompensa, La política de la señora Ayuso es al que le va bien le va muy bien, pero al que le va mal pues es un fracaso. Las colas del hambre, hay que dignificarlas.
¿Qué le parecieron esas palabras de Ayuso sobre las colas del hambre?
Lo dijo porque lo piensa. Ha pasado a representar lo que su jefe de campaña ha trasladado en otras épocas pasadas, el anzarnismo, vuelve a recuperar un PP del pasado que no tiene que ver con el Madrid y la España del futuro. En eso, el PSOE ha sabido adaptarse. Nos encontramos con una señora Ayuso que dice lo que piensa y lamentablemente en este momento piensa que las colas del hambre son unos mantenidos. Pero mire, señora Ayuso, es que en Madrid hay hambre, hay pobres. Tenemos 500.000 hogares en riesgo de exclusión, eso es fruto de que el ascensor social se paró hace 26 años cuando llegó el PP y se olvidó que al esfuerzo hay que acompañarlo con políticas públicas.
Sería la vicepresidenta económica de Gabilondo, ¿qué haría para paliar esto?
Lo primero: hacer un presupuesto porque la señora Ayuso ha sido incapaz, a pesar de tener los apoyos, de sacar unos presupuestos, en un momento extraordinario. Unos presupuestos lo más sociales que Madrid pueda tener, sin subir impuestos. No es necesario en este momento porque vamos a definir unas cuentas extraordinarias para dos años, en los cuales vamos a canalizar los fondos europeos. Y, sobre todo, pensando en los más vulnerables, recuperar el ascensor social, por dignidad de los madrileños. Es la mejor política económica: darles oportunidades a los más vulnerables.
Está en el primer Gobierno de coalición de la república, tuvo de compañero a Iglesias, ¿Con Iglesias al final sí?
Decía que han cambiado los apoyos que Gabilondo estaba buscando desde el principio, contaba con Cs, entendía que es un partido de centro y con el que hemos llegado en la Asamblea a importantes acuerdos, sobre todo en el ámbito de políticas sociales. Pero es que Cs ha vetado de nuevo al PSOE, ha dicho que sólo va a pactar con el PP porque entiende que ha habido un milagro económico, que nadie ve y que parece que ha sido su legado. Ayuso ni siquiera quiere pactar con ellos, ha dicho que eran incómodos y que defendían cosas que ella ha sacrificado, como las políticas sociales, lo que ha pasado en las residencias, denunciado por el propio consejero de Cs en una carta. Por lo tanto, ese cordón lo que ha hecho es que Gabilondo busque apoyos en aquellos que cree que puedan sumar a nuestro proyecto, que es de izquierdas. Veremos cuáles son los resultados y el Gobierno. Lo que sí que queremos es ganar y gobernar. Por eso pedimos ese apoyo a los madrileños para que el candidato que conoce Madrid, y vino como muchos de nosotros a buscarse la vida, sea el próximo presidente.
En esta campaña también se vivió otro momento en el acto de Vox en la plaza roja de Vallecas. ¿Qué le parece que el señor Iglesias no condenara directamente esos altercados?
Le dejo a él que responda esta pregunta. El PSOE condena todos y cada uno, y los particulariza. Cada persona que recibe efectivamente una amenaza o un insulto va a encontrar una condena por parte del PSOE.
¿Le han llegado muchos apoyos a lo largo del día?
Estoy abrumada. Aprovecho para trasladar todo el cariño que he recibido, no he podido contestar a todos. He estado pendiente de mi familia, que supieran que he estado bien. Mi mejor amiga de mi pueblo me ha escrito y en seguida le he contestado para tranquilizarla, porque sé que está al lado de mis padres y les puede también en este momento complejo ayudar, cuando su hija está amenazada de muerte. El presidente me ha llamado, y muchos ministros. Somos una familia en este Gobierno de coalición. Del Parlamento me ha escrito mucha gente, y del sector empresarial. Muy acompañada y agradecida.
Uno de los debates es cómo actuar ante este tipo de situaciones con la ultraderecha. Gabilondo ha hablado de un cordón sanitario. ¿Qué le parece esa idea?
Sin duda es lo que tenemos que hacer. Si te vas a Europa o a cualquier país donde la ultraderecha amenaza con poder llegar a cualquier Gobierno, está vetada. En Alemania la propia Merkel ha vetado a la ultraderecha, pero Macron también, con un partido más próximo a Cs. Con Vox no queremos contar, queremos que la ciudadanía deje a Vox fuera de las instituciones porque el discurso del odio, de la confrontación y de la separación no entra dentro de una democracia. Hay que trabajar para que ese cordón se ponga de manifiesto. En el Parlamento nos apoyan algunas iniciativas, pero no tenemos el trato de buscar el diálogo como sí tenemos con otros grupos que entendemos que pueden sumar.
¿Qué le parece lo que dicen algunos que Vox es igual que Unidas Podemos?
Creo que se equivocan. Es verdad que UP viene de una corriente social en la que reclamaba un cambio en la política, sobre todo del bipartidismo, por eso encuentran en el desasosiego de la ciudadanía, que no se veía reflejada en el bipartidismo, a sus votantes, pero UP está dentro de gobiernos progresistas y gracias a ellos se han impulsado leyes que van a transformar España y las regiones. Desde la ley de protección de la infancia a la del cambio climático o la de eutanasia, sobre las que Vox vota en contra. Por lo tanto, nada tiene que ver. Es un partido que tiene sus líneas rojas pero en el que encontramos la defensa del bien común, de los derechos y, sobre todo, pensando en el interés general. Vox basa claramente su política en la confrontación, en separar y en si no pensamos como ellos, pues no tenemos que ir o morir. La forma de hacer política de unos y de otros es totalmente contraria.
Habla de hacer política, ¿por qué se metió en esto?
He sido muy inquieta siempre en que aquello en lo que trabajaba tenía que servir para algo. Me he ido cambiando de trabajo, buscando siempre algo que pudiera servir a la sociedad. Me hice también profesora. Eso me fue acercando a la política, me fui interesando por los grupos de trabajo que tenía el PSOE. Entré en la lista en 2015 como independiente, pensando que podía aportar una forma de hacer política distinta, sosegada. No sé si seria, porque soy también bastante bromista. Pero sosegada, basada en el rigor, con capacidad de gestión. Sigo pensando que la política está para mejorar la vida de los ciudadanos. Siempre digo que cuando deje de pensar eso, dejaré la política, porque significará que ha terminado esta etapa. Lo sigo pensando, y más ahora. Con la ultraderecha, todavía tengo más ganas y compromiso con mi país. La política está al servicio de la gente y sirve para prosperar, para que el que tenga dinero pueda tener más porque se lo merece y se esfuerza y para el que no lo tiene se genere un entorno de condiciones de igualdad para que tenga su empleo, su dignidad y su proyecto de vida. De ahí que sea tan importante el pilar social. La visión que tiene el PSOE de no dejar a nadie atrás es lo que me motiva cada día a levantarme. Es muy duro este Ministerio, hay historias muy dolorosas de gente que lo ha perdido todo por la pandemia. Eso me anima todos los días para decir si yo hoy tengo una historia feliz que contar, me voy a la cama más contenta. Cuando eso no pasa, me levanto y digo hoy hay que buscar una historia bonita para contar.
Lleva uno de los pilares económicos de España, ¿qué siente cuando oye que dicen que es un Gobierno chavista comunista bolivariano?
Es muy fácil el reproche. Siempre digo que cuando me reprochan lo que busco es una solución en la contraparte. No me vale que me digan “ministra, necesitamos ayudas directas” una administración que tiene capacidad de darlas. Lo que yo le digo es hagámoslas, pero juntos. El problema es que hay muchas administraciones que eluden su responsabilidad de Gobierno, estar en el Gobierno es gobernar y no quitarse los problemas para dárselos a otra administración. Eso lo hacen muchas comunidades, delegan en el Gobierno de España y en los municipios. La crisis nos tiene que enseñar a buscar un reencuentro entre las tres administraciones. Cuando nos acusan, lo que digo es dime cuál es la alternativa, porque a lo mejor me convences de que es mejor. Ahora, cuando me acusan y no me dan una alternativa es porque en los reproches está la mala política.
¿Este Gobierno ha ido contra Madrid como dice Ayuso?
Al contrario. Madrid es la comunidad autónoma que más se ha beneficiado del escudo social que ha desplegado el Gobierno de España. Hemos transferido 5.200 millones de euros a la Comunidad, otra cosa es que no sabemos en qué se lo han gastado porque el señor Lasquetty cuando va al Parlamento no responde a las preguntas que se le hacen. En este momento estamos pagando el sueldo de 160.000 trabajadores en la Comunidad de Madrid, que están en ERTE o tiene prestación de autónomos, más de 82.000 empresas madrileñas han ido al ICO. Eso son los hechos, no me vale con reproches, con que la señora Ayuso dice que confrontamos con Madrid. La única que ha confrontado con el Gobierno de España es la señora Ayuso, no los madrileños que se están beneficiando de la red de seguridad que el Gobierno de España ha desplegado. Es la señora Ayuso, ¿por qué? Creo que es una debilidad, es un Gobierno fracasado que ha buscado la confrontación ante la debilidad que tiene en su falta de gestión y de empatía.
Cada vez que habla, todo el mundo está muy pendiente de sus vacaciones y del turismo. El 9 de mayo decae el estado de alarma. ¿Cómo va a ser este verano? ¿Se podrán ir los españoles de vacaciones?
Decae el estado de alarma, pero no significa que no vaya a haber restricciones de movilidad con los instrumentos jurídicos que tienen las autonomías. El punto de inflexión es la vacunación. La gente el año pasado se podía ir de vacaciones, es verdad que con miedo, y se buscaron, sobre todo, espacios poco masificados. Tuvimos un muy buen verano en el norte y, sin embargo, las islas y las zonas costeras, que dependían del turismo internacional, estaban desoladas. Creemos que el turismo nacional empezará a recuperarse a mediados de junio, cuando efectivamente los datos de vacunación empiecen a dar confianza y tranquilidad a la gente. De cara al turismo internacional, vamos a poner en marcha a mediados de junio el certificado digital verde, lo que va permitir una modalidad segura. No esperamos el verano de 2019, pero es verdad que sí que tenemos un cierto optimismo de mejoría del sector, sabiendo que hasta 2022 no vamos a volver a la normalidad. Por eso tenemos que seguir protegiendo al sector y vamos a prorrogar los ERTE y las prestaciones de autónomos. Están llegando las ayudas directas. Por ejemplo, Madrid no ha firmado aún el convenio, llevamos una semana esperando que el señor Lasquetty firme un convenio, que va a suponer 680 millones de ayudas directas para hosteleros, sector del ocio y comerciantes. En eso debería estar la Comunidad de Madrid, en lugar de confrontar con el Gobierno y hablar de Sánchez. Ayuso no ha hablado de los problemas de Madrid y de cómo los va a resolver. Sólo ha hablado de que si gana es la plataforma de Casado para ser presidente. Parece que no se han enterado de que estamos aquí para quedarnos durante mucho tiempo.
¿Ha visto la reacción de Yolanda Diaz en directo cuando se ha enterado del envío de la navaja? ¿Cómo es la relación con UP y qué espera de Díaz?
Es una relación buena, la pandemia nos ha hecho una familia. Hemos trabajado muchísimas horas todos los equipos para tratar de solucionar el día a día, de la gente que necesitaba un respirador o una mascarilla. Desde Industria hemos desarrollado capacidades industriales, tenemos cuatro fábricas de vacuna en España. He trabajado muy bien con Díaz porque las dos empatizábamos con esa defensa de que mientras no haya recuperación hay que proteger los empleos. Ya se ve, muy lentamente, una cierta recuperación de nuestra economía. Tenemos más de 13 millones de personas vacunadas y eso hace que las restricciones se vayan relajand
¿Elecciones anticipadas?
Para nada. Sánchez ha hecho un Gobierno en el que está UP por primera vez, hemos sabido encontrar espacios de diálogo para solucionar los problemas de la gente. Lo hablo con el presidente y con el equipo: ¿cuál es la alternativa? Ahora mismo el PP no hace un discurso de Estado. Cuando hemos tenido, por ejemplo, que prorrogar los estados de alarma el PP ha votado en contra. Estaba votando en contra de proteger la salud. No hay alternativa al PSOE. Estamos para quedarnos durante mucho tiempo.
Hablaba de una familia en el Gobierno. Echando la vista atrás, ¿cuál ha sido el momento más complicado? ¿Y el de mayor satisfacción?
El más duro, sin duda, cuando no había respiradores ni EPIS ni medicamentos para salvar vidas. Nos pusimos a trabajar con todos los sectores, España se ha volcado, todo el mundo que tenía algo lo ponía a nuestra disposición. El momento más duro fue la llamada de una amiga enfermera que me decía “Reyes, se está muriendo gente y no podemos ayudarle”. Nos pusimos a llorar juntas. ¿El momento más feliz? Cuando llegamos a producir respiradores en la fábrica de Hersill en Móstoles y cuando llegaron las cinco máquinas de mascarillas que compramos en China pero que hizo la fábrica española Mondragón. Nos abrazamos y nos pusimos a llorar. Un momento bonito es cuando alguien te llama y te dice que le ha llegado el ‘ico’. Ves que lo que has hecho ha servido. Nunca es suficiente, siempre lo digo. Ante una crisis económica, es mejor generar empleo. Por esto estamos trabajando en el plan España Puede. La única manera de dar por cerrada la pandemia es la reactivación y la recuperación económica. No sé qué hubiera pasado si el PP hubiera estado en el Gobierno. Las recetas de la crisis del 2008 fueron recortes, y se jactaban de recortar. Ahora hemos conseguido 140.000 millones de euros.