Javier Sierra: "Aunque parezca mentira, el coronavirus es una pandemia benigna"
El novelista reflexiona en 'El mensaje de Pandora' sobre las lecciones que se pueden extraer de la crisis de la Covid-19 y trata de llegar al origen del virus.
El mensaje de Pandora es el fruto del confinamiento de Javier Sierra y de su incansable búsqueda de respuestas. El ganador del premio Planeta 2017 aprovechó este encierro obligatorio por el coronavirus para “intentar entender qué ha pasado y de dónde viene esta crisis”, explica el mismo día del lanzamiento de su novena novela.
En esta curiosa historia escrita en forma de carta, que Arys recibe de su tía desde Atenas, busca el origen de la pandemia y los aprendizajes que la Covid-19 puede ofrecer.
“Es una perspectiva de consuelo. Si comparas esta situación con otras vividas a lo largo de la historia te das cuenta de que esta pandemia del coronavirus es, aunque parezca mentira, benigna. No tiene el nivel de voracidad o depredación que han tenido otros virus como el de la gripe de 1918 o la peste negra del siglo XIV. Tenemos que enfocar este momento como una advertencia de lo que puede ocurrir y como una manera de prepararnos”, asegura. “Tenemos los medios tecnológicos, la capacidad intelectual y los recursos financieros para poner un cortafuegos a este tipo de situaciones a las que no prestábamos atención”.
Prepararse es una de las lecciones que Sierra defiende deberíamos extraer de esta situación. “Hay que estar perfectamente pertrechado”, apunta el autor, que no olvida que la pandemia de 1918 ”sirvió para que se crearan los sistemas públicos de salud en todo el mundo civilizado”. “Este tipo de momentos en la historia hay que tomarlos como lecciones que nos da la naturaleza”, añade.
En este caso, teniendo en cuenta que en el libro presentas la teoría de que los virus vienen en los meteoritos, serían lecciones del espacio. ¿En qué se basa esta defensa?
Es lo que dice la teoría de la panspermia, que viene de finales del XIX y principios del XX. Los mundos, no sólo la Tierra, se infectan de vida a través de los microorganismos que traen en su interior los asteroides y meteoritos. Esa panspermia hoy ha evolucionado y se ha convertido en la astrobiología, que defiende ese postulado de que la vida no es excepción de la tierra y advierte de que la tierra sigue siendo bombardeada por esos mismos agentes, en los que dentro hay los mismos microorganismos que trajeron la vida y que en ocasiones mutan y se vuelven patógenos. Nos atacan. Me parece una teoría interesante porque nos sitúa mejor en el universo. El ser humano sólo mira sus problemas situándose como el centro de todo y a lo mejor no es el centro de nada sino un mecanismo más de una cadena gigantesca.
Pero en este caso se sabe que los murciélagos son el origen reservorio del coronavirus.
Sí, pero ¿cómo llegó el virus al murciélago? Sabemos que es una mutación de un murciélago, del murciélago pasó al pangolín y del pangolín, al entorno humano. La teoría de la panspermia va a ese origen y se sabe que unos meses antes del coronavirus cayó un meteorito cerca de una ciudad de la misma provincia de Wuhan (China). Eso pasó en octubre y hay un científico, mano derecha de Fred Hoyle, el astrónomo más importante del siglo XX, que en febrero advirtió a las autoridades de una posible infección masiva por culpa de ese meteorito. Nadie le hizo ni caso. El hecho de que estuviera empecinado en esta teoría me hizo revisarla y adaptarla a una parte de la novela.
¿Tiene más sentido esta teoría que la que apunta a una conspiración de Bill Gates por predecir la pandemia hace cinco años?
No la predijo. Él advirtió que era mucho más perentorio prepararse para una pandemia que para un ataque nuclear. Es sentido común. Bill Gates es un gran lector y sabe, como sabemos todos los que leemos mucha historia, que el tema de las pandemias es cíclico. Te puede tocar o no en tu generación pero no habrá muchas más por delante que se libren. Es lo que anunciaba. Él abogaba por una preparación de los sistemas sanitarios que evidentemente no llegó.
Famosos como Bunbury lo usan para explicar la pandemia...
El miedo y el no saber son malos consejeros. Yo creo que lo que subyace tras algunas declaraciones, no sólo las de ellos, es un miedo hacia lo nuevo. Hay gente que atribuye esto a una conspiración para implantar el 5G y que el 5G nos va a manipular y va a acabar con nuestro sistema neuronal. Es miedo y es un miedo muy comprensible. Es miedo a algo muy novedoso.
En este momento los sistemas de salud pública han demostrado no tener la capacidad que creíamos que tenían. De ahí también se pueden sacar conclusiones...
Sin duda. Es el momento de replantear cómo distribuimos los presupuestos de todas los países y cómo invertimos más en Sanidad. En España nos enfrentamos a una paradoja muy curiosa. Es uno de los países que más y mejores médicos forma pero el sistema sanitario no está desarrollado para asimilar a todos esos médicos. Nos lo tendremos que hacer mirar. Pero yo aquí sólo puedo actuar como observador, puedo imaginarme cómo será el mañana e imaginarme escenarios probables, pero no lo sé con certeza. Al final esto depende de los actores que tienen en sus manos la capacidad de decidir y eso son los políticos. Esa es la clase que tiene que sufrir el golpe más fuerte para despertar, para darse cuenta de lo que es verdaderamente importante.
Si en lugar de la tía de Arys, la carta se la escribiese su nieta o biznieta desde el futuro, ¿qué mundo le describiría como fruto de la pandemia?
Habremos cambiado, pero no sabemos en qué. Hay que esperar a que esto vaya penetrando. Y una cosa importante: lo que se aprende mirando atrás es que estamos al principio de esta historia. No creamos que esto vaya a acabar, ni siquiera con la irrupción de una vacuna que va a llegar en unos meses. Las pandemias tienen una duración media de dos años, algunas muchos más. Con sus rebrotes, con sus idas y venidas, con sus enclaustramientos de ciudades, de barrios... Eso vamos a vivirlo pero cuando salgamos muchas cosas no serán igual.
Va a haber cambios científicos, como sociedad... ¿y a nivel individual?
A nivel individual van a pasar varias cosas. Hemos vivido una oleada de solidaridad muy interesante a nivel humano. Ocurre siempre que hay una catástrofe, se deja de pensar de manera individual y se empieza a pensar en global. Se llama resiliencia colectiva. Pero esa actuación dura lo que dura la crisis, cuando termina corremos un severo riesgo a volver al individuo. Ha pasado ya en otras crisis parecidas, el ser humano vuelve a ser el egoísta de siempre. Lo que hay que ver es lo que ocurre después de este episodio de egoísmo y violencia para el que incluso la autoridades policiales de todo el mundo se está preparando. Ahí creo que es donde van a empezar los cambios.
¿Ahora el peligro es un rebrote de egoísmo?
El rebrote de egoísmo y los disturbios sociales que ya se están dando. Lo que estamos viviendo con los actos vandálicos en Estados Unidos, con las estatuas, es un eco de estas situaciones que van a seguir produciéndose. Es una manifestación de la frustración de este momento difícil. Pero a mí lo que más me preocupa como observador es en qué medida esto va a afectar a los sistemas políticos, la forma en que nos gobernamos. La peste negra acabó con el Antiguo Régimen, desapareció la sociedad teocéntrica. La iglesia perdió mucho poder y desaparecieron los sistemas feudales. Aparecieron los burgos. Surgió otra cosa porque la gente estaba descontenta con lo que había ocurrido. Eso también está en el horizonte y hay que prepararse para esa transformación.