González Laya: "Es el momento del patriotismo"
Entrevista con la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación: "La imagen de España es sólida".
Cárcel de Corte, Palacio de la Audiencia, Ministerio de Ultramar, Ministerio de Estado… y hoy Palacio de Santa Cruz. Desde el imponente edificio del número uno de la plaza de la Provincia en Madrid se dirigen las relaciones exteriores de España. Y allí mueve ahora la batuta de la diplomacia Arancha González Laya.
Su mensaje es claro: no es el momento del partidismo, sino del patriotismo. Hace esta llamada a la unidad a todas las fuerzas políticas después de la entrada en vigor del nuevo estado de alarma. En especial, mira al principal partido de la oposición y espera que el discurso que se escuchó a Pablo Casado la semana pasada durante la moción de censura de Vox se convierta en hechos concretos. Una responsabilidad de todos, añade, para aprobar la prórroga y los presupuestos y renovar el Poder Judicial. Eso también es marca España, explica.
“La imagen de España es sólida”, confiesa durante la entrevista. A pesar de algunos titulares internacionales señalando la desunión política en España y los altos datos de contagios, la titular de Exteriores, Unión Europea y Cooperación remarca que nos ven fuera de nuestras fronteras como un país “serio y responsable” que está tomando las medidas necesarias. “España no es la excepción, la segunda ola es una realidad en Europa”, ahonda González Laya, con una experiencia en organismos internacionales de más de dos décadas y que decidió volver a Madrid tras la llamada de Pedro Sánchez para entrar en el Gobierno de coalición.
Estamos en estado de alarma de nuevo, ¿cómo está el país? ¿Qué sensación tiene?
El país está volcado y concentrado en vencer al covid. Lo estamos haciendo utilizando los instrumentos de una manera más afinada porque conocemos un poco mejor al virus. Hoy somos capaces de luchar de una manera más quirúrgica, con el paraguas que nos da el estado de alarma y con medidas que toman cada una de nuestras comunidades autónomas. Y con gran responsabilidad ciudadana porque al final, independientemente de los instrumentos que utilicemos, la clave de la victoria estará también en la responsabilidad de cada uno de nosotros. Es una tarea en la que todos tenemos que estar juntos.
Por eso creo que en estos momentos es muy importante que demos una sensación de unidad frente a este enemigo común que se llama covid. Unidad para darnos mayor sosiego y para ayudarnos a enfrentarnos al coronavirus con más certezas y fortalezas.
Habla de unidad, quedan unos días trepidantes hasta que se apruebe esa prórroga del estado de alarma. Esa unidad es algo que no hemos visto en España comparando con otros países de nuestro entorno. ¿Cree que conseguirán que se unan el PP, Cs y el mayor número posible de partidos?
El deseo del Gobierno es la máxima unidad posible. No estamos en una lucha partidista, estamos en el patriotismo. La respuesta es ayudarnos todos a salvarnos todos. No es una cuestión de partidos, es una cuestión de patriotismo. Por eso, en estos momentos el Ejecutivo está tendiendo la mano a todas las fuerzas para construir los consensos lo más amplios posibles, sobre todo con el principal partido de la oposición, tanto para el estado de alarma como para el plan de recuperación y transformación o el Poder Judicial. En todos los temas sobre la mesa, la voluntad del Gobierno es la unidad y el consenso de todas las fuerzas.
Ese rifirrafe político ha llegado a la prensa internacional. ¿Se está dañando la imagen de España por culpa de la desunión política? ¿Cómo nos ven en el extranjero?
La imagen de España es sólida, construida a lo largo de muchísimas décadas. No es una cuestión que se cree o se destruye en un día. Con las medidas que se están tomando, la imagen que estamos dando es la de un país serio y responsable que está usando todos los instrumentos necesarios. Es cierto que hace un mes y medio, cuando la segunda ola empezó en España, todo el mundo miraba al país y pareciera que fuera la excepción. Hoy sabemos que España no es la excepción, la segunda ola es una realidad en Europa. Y también sabemos que nos hemos dotado de todos los instrumentos para que cada una de las comunidades pueda ir, dentro de sus territorios y del principio de cogobernanza, gestionando la pandemia. Somos, por lo tanto, un país serio y responsable. Y somos una economía sólida.
Es cierto que muchas veces nuestro debate político es muy vivo, muy vibrante, a veces un poco colorista e histriónico. Lo hemos visto en los últimos días. Es útil en estos momentos bajar decibelios al debate político, bajarle el sonido. Cuando lo hacemos, vemos la gran riqueza de todas las acciones que se están tomando para luchar contra la pandemia, tanto en lo sanitario como en lo económico, donde se acaba de construir un gran plan de recuperación y transformación. Estamos poniendo sobre la mesa los presupuestos de la gran transformación de nuestro país. En lo social, estamos adoptando nuevas políticas como un Ingreso Mínimo Vital.
Ha estado presente en la reunión crucial de la Conferencia de Presidentes, en la que ha participado por primera vez la líder de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. ¿Cuándo van a llegar esos fondos europeos?
Están pendientes de la aprobación por parte del Parlamento Europeo del presupuesto y del fondo de recuperación y la puesta en marcha una vez que haya habido una serie de ratificaciones por parte de los estados miembros. Nuestra apuesta es que el fondo esté activo a partir de principios del año próximo y, por eso, es muy importante que en esta etapa intermedia el Parlamento, que evidentemente es un órgano democrático, haga el escrutinio lo antes posible. Hoy hay más urgencia que ayer, dada la rapidez del avance de la segunda ola. Pero sabemos que el Parlamento es también un órgano responsable y quisiéramos ver su aprobación lo antes posible.
Qué respuesta tan diferente de la UE esta vez respecto a la crisis de 2008, ¿no? ¿Cómo se ha avanzado hasta esto?
Hemos aprendido los errores del pasado, antes se pensaba que cada uno se tenía que salvar a sí mismo y que no era una cuestión colectiva. En el pasado pensábamos que lo que contaba era la austeridad y no el gastar para mantener a nuestras empresas, trabajadores y gobiernos. Hemos aprendido del pasado y esa es la riqueza también de la discusión que tuvimos en la última crisis tan dura de 2008. Europa ha aprendido la lección y lo está haciendo de una manera diferente. Eso se está notando. Por ejemplo, ahí está en el campo del empleo cómo se está manteniendo con estos ERTE, que nos han ayudado a sostener trabajos en un momento de baja actividad económica. Ahí están las recomendaciones del Banco Central Europeo, del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial diciendo que gastemos lo más posible y que hoy no importa endeudarse, sino mantener nuestras economías. Tenemos que estar satisfechos del aprendizaje, pero lo más importante es usarlo para iniciar esta nueva etapa.
Se ha llegado a publicar que podrían peligrar esos fondos europeos por la renovación del Poder Judicial y por la condicionalidad que tendrían. ¿Es verdad o podemos descartarlo?
En ningún caso. Primero, España es un país respetuoso del Estado de Derecho. Es algo que nos tomamos muy en serio y nos aseguramos de que se cumpla en toda su integridad. Por eso, hemos puesto sobre la mesa un gran pacto con todas las fuerzas políticas para renovar el Poder Judicial. No nos olvidemos: es un mandato constitucional y un Gobierno tiene que hacerlo. Entonces, la vía preferida es el pacto y la negociación con el principal partido de la oposición. Evidentemente, si no quiere, como ha hecho durante dos años, tendremos que arbitrar las medidas necesarias para poder cumplir con este mandato constitucional. Esa es nuestra postura en escrupuloso cumplimiento del Estado de Derecho. Los fondos no peligran para España en el campo del Estado de Derecho porque España cumple.
¿Cree que el PP, después de que Sánchez haya paralizado esa reforma de la ley del Poder Judicial, va a acceder y habrá consenso para renovar el CGPJ?
Quiero pensar que el discurso que hizo el líder del PP, Pablo Casado, durante la moción de censura buscando ser constructivo se va a traducir ahora en actos concretos y creo que será muy importante que lo haga en algo como la renovación del Poder Judicial. Así lo espero.
Casado no ha roto después ninguno de los gobiernos que tiene apoyados por la ultra derecha. Algo que no pasa en otros partidos conservadores europeos. Angela Merkel no pacta con la extrema derecha, algo que sí vemos en España. ¿Se cree del todo el discurso del líder del PP?
Obras son amores y no buenas razones. Será interesante ver lo que se hace, no sólo lo que se dice. Si esa es su voluntad política, nosotros vamos a esperar que en momentos tan importantes como en el estado de alarma, los presupuestos generales del Estado y en el Poder Judicial se manifieste esta nueva intención de ocupar un espacio constructivo en el espectro político y que vamos a ver que se tejan acuerdos. Insisto, no es el momento del partidismo, sino del patriotismo. Espero.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decía durante la moción que la “ultraderecha será derrotada por España”. Viendo lo que sucede también en el resto de Europa, ¿España lo ha logrado o debe estar muy vigilante a lo que pueda pasar?
Todavía hay camino que recorrer. Siempre tenemos que estar vigilantes y la mejor manera es no sólo decirlo, sino hacerlo sacando adelante aquellas reformas que supongan la centralidad, el progreso y no dejar a ningún ciudadano atrás. La mejor manera de derrotar a la ultraderecha es impulsando a nuestro país.
Acaba de llegar a Madrid el líder del partido opositor venezolano Voluntad Popular, Leopoldo López. ¿Cómo está la relación con Venezuela?
Sigue adelante evidentemente. Es cierto que en las últimas horas una persona que estaba hospedada en la embajada de España en Caracas ha decidido marcharse y ha salido de su país. Ha llegado a España y el país lo ha acogido como a cientos y miles de refugiados venezolanos en nuestro territorio. En todo caso, eso no debe impedir que sigan unas relaciones diplomáticas por los cauces ordinarios y a través del diálogo, que es lo que siempre hemos favorecido.
¿Ha violado España la convención de Viena como acusa Caracas?
Absolutamente no. Nosotros teníamos un huésped, no un rehén. No estábamos custodiando a nadie. Teníamos un huésped en nuestra embajada. López se ha marchado y era libre de hacerlo. No hemos violado ninguna convención y si tenemos que esclarecer algo, pues lo explicaremos. Ahora, también nos parece muy importante que en las pesquisas o en el examen que está haciendo el Gobierno venezolano se respeten también para con trabajadores de la embajada española las convenciones de Viena y diplomáticas. Eso es importante.
¿Cuál es la solución para el conflicto en Venezuela?
La solución la tienen que tejer los actores venezolanos trabajando juntos. España no tiene por qué decir cuál es la solución. Es la que quieran los venezolanos. Lo que hemos dicho es que estaremos dispuestos siempre a acompañar a los venezolanos en la búsqueda de esa solución si así lo desean, como venimos haciendo desde hace muchos meses. No desde la injerencia o el dictado, sino desde la búsqueda de una postura constructiva tratando de ayudar a generar ese consenso.
En esos decibelios del Congreso de los Diputados, se escucha a la oposición hablar incluso de que el Gobierno español es una dictadura bolivariana. ¿Es Maduro un dictador? ¿Qué piensa cuando escucha eso?
Pienso que, como siempre, estamos cayendo en el exceso del lenguaje, en la repetición de eslóganes vacíos y de mantras que no nos ayudan demasiado. Es mucho más útil bajar los decibelios, gritar menos y hacer más. Creo que nos lo van a agradecer nuestros ciudadanos porque es un momento de gran incertidumbre y de desasosiego. Lo útil de las fuerzas no es aumentar eso, sino aportar soluciones, como lo hace el Gobierno con el ingreso mínimo vital, negociando con los agentes sociales los ERTE y el teletrabajo, descarbonizando la economía o asegurando que la igualdad es también la regla en el mercado laboral. Es ahí donde tenemos que estar.
El próximo martes habrá unas elecciones cruciales en EEUU. ¿Cómo ha sido la relación con la Administración Trump?
Fluida, amplia porque nuestros puntos de conexión con la administración americana son muy amplios. Van desde la lucha contra el terrorismo hasta misiones conjuntas bajo el paraguas de la OTAN. Hemos trabajado en el campo de la innovación y de la economía. Son las relaciones propias de dos aliados, es lo que somos. En estos momentos es cierto que EEUU se encuentra inmerso en un proceso electoral. Como siempre, trabajaremos con la Administración que el pueblo americano elija. Y lo haremos con la misma constancia, insistencia y deseo constructivo. Teniendo también en cuenta que lo que sí necesitamos hacer a futuro es buscarle un nuevo sentido a la relación trasatlántica y ese pacto que ha unido a Estados Unidos y Europa desde la Segunda Guerra Mundial y que ahora mismo está un poco cojo. Espero que tras el proceso electoral en EEUU y con la administración que salga, podamos iniciar un diálogo sobre qué relación trasatlántica queremos a futuro.
¿El mundo se mueve ahora en el Pacífico y no en el Atlántico?
El mundo se mueve en el Pacífico, en el Atlántico y en el Mediterráneo. Es cierto que hay un gran empuje desde el punto de vista económico por parte de Asia y, por eso, es importante que España teja buenas relaciones también con Asia, como se ha hecho con el gran acuerdo comercial entre la UE y Japón o con Corea. También el acuerdo que está negociando con China para la protección de las inversiones. Creo que en esta dimensión pacífica de nuestras relaciones y el ir de la mano de la UE nos dan una gran fortaleza para hablar de tú a tú a grandes potencias económicas en Asia en general. Por eso, impulsamos que la Comisión busque acuerdos también como los que están en curso con Australia, Nueva Zelanda o China.
Hablando de China, escuchamos a Vox copiar a Donald Trump lo del “virus chino”. Se repiten muchas teorías de la conspiración constantemente. ¿Cuál ha sido el papel de China? ¿Nos tenemos que creer sus datos?
Primero de todo: es importante entender que China es un actor sistémico en las relaciones internacionales, sin el cual no podemos resolver cosas tan importantes como la descarbonización de nuestras economías, la estabilidad del sistema financiero internacional o la cooperación al desarrollo, por poner algunos ejemplos. China es un país sistémico. Por eso hemos acogido con gran interés la decisión anunciada por el presidente chino de llegar a descarbonizar su economía y ser un emisor cero neto de carbono para 2060. Puede parecer que está muy lejos, pero está dando un sentido de la dirección y nos está diciendo que quiere jugar el juego de la cooperación internacional. Hay otros sectores y temas en los que somos más rivales que socios o cooperantes, como en materia de comercio internacional o de competencia leal o desleal, en los que queremos que haya unas reglas de juego que obliguen a China y al resto de países. Y luego hay otra serie de temas, como por ejemplo la protección de los derechos humanos y las libertades, en los que tenemos conceptos y visiones diferentes. Es importante distinguirlo y responder a cada uno de esos ámbitos de la manera más útil y eficaz.
¿Tendremos un Brexit duro al final de año?
Eso va a depender principalmente del Reino Unido. Es verdad que se necesitan dos para llegar a un acuerdo.
¿Y qué sensación le da el Reino Unido?
Quiero pensar que en estos momentos de gran turbulencia, inseguridad e incertidumbre en nuestras economías lo más inteligente y lo más responsable sería buscar un gran acuerdo o, al menos, un acuerdo que nos permita cerrar el capítulo Brexit teniendo claro cuáles van a ser las reglas de juego a partir del 1 de enero. Quiero pensar que Reino Unido lo ve como España, que es mejor un acuerdo, aunque sea modesto, que un no acuerdo. Eso añadiría incertidumbre y costes a nuestras empresas, estudiantes y trabajadores. En todo caso, lo que puedo decir, es que por parte de España y de la UE no va a ser, vamos a seguir buscando el acuerdo hasta el último momento.
¿En qué punto están las conversaciones sobre Gibraltar?
Han explorado numerosos ámbitos técnicos y todas las soluciones que pueda haber para crear un espacio de prosperidad compartida, entendiendo que hay una reclamación de soberanía irrenunciable para España y para el Reino Unidos. Dicho esto, hay una serie de cuestiones sobre las que ambos pensamos que se pueden dar respuestas para crear esta zona de prosperidad compartida. Ahora la cuestión es si existe la voluntad política para dar ese paso que nos permita construir una nueva relación. Espero, en todo caso, que así sea por parte del Reino Unido. Por España no va a ser.
Siempre se dice la coletilla de que el mejor embajador de España es el rey. Ahora el emérito está en Emiratos Árabes. ¿Qué le parece?
Como ciudadano libre que es no me sorprende que decida marcharse a Emiratos y pasar allí una temporada. En todo caso, la institución, que es lo que a mí me importa verdaderamente, está encarnada por un rey, que es Felipe VI, que está ejerciendo sus labores con enorme dedicación, gran profesionalidad y compromiso. Es lo que esa institución refleja en nuestro país.
Está previsto que de manera inminente se aprueben los Presupuestos por parte del Consejo de Ministros. ¿Cómo va a quedar la partida de Exteriores?
El Gobierno le da una gran importancia a sus relaciones exteriores y a tener un servicio exterior que pueda cumplir con esa misión de promover la imagen de España, de acompañar a las empresas en esta diplomacia económica y a los españoles que se encuentran con el exterior, reforzar nuestros vínculos con países terceros y mejorar nuestra capacidad de cooperar para aliviar la pobreza. El presupuesto reflejará esta prioridad.
Son días de incertidumbre. Daría para hablar horas, pero a grandes rasgos, ¿qué mundo sale?
En nuestras manos está qué mundo queremos que salga. Por eso es muy importante lo que hagamos en los próximos meses y la disposición que tengamos a hacer y cómo se haga. Es muy importante que busquemos sentar las bases de una nueva economía y un nuevo pacto social. Y que lo busquemos alcanzar a través de la cooperación multilateral y de la búsqueda del consenso, no solo en nuestro país. De eso va a depender cómo salgamos, lo podemos hacer más fuertes, habiendo aprendido la lección y no dejando a nadie atrás. Podemos hacerlo si tenemos una idea del sentido de la dirección y si lo hacemos juntos de manera cooperativa. O podemos simplemente prolongar el dolor y las dificultades de la crisis. El Gobierno de España está por un nuevo pacto social para España e internacional y por la búsqueda de consenso.
¿Cuándo volveremos a hacer una vida casi normal?
Vivimos con la incertidumbre que nos genera una pandemia para la que no hay vacuna ni tratamiento en estos momentos. Una gran parte de la tranquilidad colectiva vendrá de saber que tenemos una vacuna. Estamos invirtiendo como país y a través de la UE y de la cooperación multilateral y nos aseguramos que colaboramos en los esfuerzos para desarrollar la vacuna. Ahí están nuestros científicos y científicas. Una vez se haya descubierto, tenemos los instrumentos en marcha para poder escalar la producción y la distribución. Eso nos dará más sosiego. Por eso, tenemos que invertir como país dentro de la UE y de Naciones Unidas para asegurarnos que esta vacuna llega lo antes posible.
Forma parte de un Gobierno inédito, el primero de coalición desde la II República. ¿Cómo lo vive desde dentro?
Con gran normalidad y con la excepcionalidad que supone el que apenas dos meses después de la toma de posesión nos enfrentamos a una crisis sanitaria, económica y social sin parangón. Pero también con la responsabilidad y el sentido del deber para aportar soluciones y tejer consensos, además de impulsar respuestas tanto en lo sanitarios como en lo económico y social.
¿Ha tenido algún roce con la parte de Unidas Podemos?
No he tenido mayor roce con los miembros del Gobierno que pertenecen a Ponemos que el que puedo tener con los miembros que pertenecen al PSOE o con los que no pertenecen a algún partido. Las discusiones no son sobre las personas, sino sobre temas, visiones y soluciones. Sí, claro que hay muchas veces que tenemos que ajustar nuestras propias visiones para buscar consensuar una respuesta. Y claro que cada una de las propuestas que ponemos encima de la mesa es fruto de la búsqueda de ese consenso. Como es normal en democracia, uno discute y debate, luego se genera esa solución y se pone al servicio de la colectividad.
Ha hecho su carrera en grandes organismos internacionales. ¿Cómo ha sido esa vuelta a España y a este engranaje político? ¿Cómo lo está viviendo?
Después de más de veinte años defendiendo los intereses de España internacionalmente porque también son los intereses de la UE, de la ONU y de la OMC, con gran ilusión y sentido de la responsabilidad porque ahora puedo hacerlo para mi país desde mi país. Eso es un gran honor, lo vivo así todos los días, buscando aportar un granito de arena para que el Gobierno pueda ir impulsando respuestas progresistas, solidarias y constructivas.
En ese granito de arena, ¿cuál ha sido el momento más duro personalmente durante la pandemia estando en el Ministerio? ¿Y el de mayor satisfacción?
El momento más duro en lo personal ha sido perder a un ser muy cercano por el covid, vivir lo que han vivido tantos cientos miles de españoles: el dolor de perder a un ser querido. Y alegría cada vez que podemos construir una solución que aporte respuestas. Un momento muy emocionante fue aprobar el Ingreso Mínimo Vital, un gran compromiso histórico que este país tenía para erradicar la pobreza. También es nuestra obligación erradicar la pobreza. Eso no es radicalismo, es justicia y dignidad. Un momento muy emocionante ha sido impulsar la igualdad en el mercado laboral, por lo que supone de dignidad y de respuesta inteligente. Dos ejemplos de momentos íntimos que he vivido como un paso adelante en un país cuyos ciudadanos esperan muchos pasos adelante.
Tendemos a autoflagelarnos también los propios españoles. ¿De que nos tenemos que sentir orgullosos? ¿Qué le dicen en otros países?
Es curioso que a veces somos nuestros peores enemigos. Me toca hablar mucho menos con actores en España y más con internacionales, me sucede a menudo. Por ejemplo, la legislación del Ingreso Mínimo Vital, que muchos otros países quieren copiar porque les parece un modelo útil e inteligente. Nosotros hacemos una legislación en materia de teletrabajo y hay países, incluso Alemania, que se interesan, la encuentran tremendamente progresista y quieren emularla. Podría poner más ejemplos. A veces necesitamos también sentirnos un poco más orgullosos de esos pasos que vamos dando, de esas legislaciones que son fruto de nuestro trabajo y de tejer consensos. En todo caso, tenemos muchísimas razones para sentirnos orgullosos y esto forma parte de la imagen de la marca España. Y esto es algo de lo que todas las fuerzas políticas y actores sociales tenemos que ocuparnos, no sólo el Gobierno. Es nuestra imagen colectiva en el exterior.
¿Qué papel quiere jugar España? ¿Qué tiene que ser en el mundo?
España aspira a ser un país nodal, que allá donde está busca tejer consensos y construir soluciones. A través de escuchar, el diálogo, toma y daca hasta que se llega a una solución. Un país nodal en el Mediterráneo, tejiendo paz y estabilidad en nuestra región más inmediata. Comprometido en la lucha contra el terrorismo y por el desarrollo económico y social del Sahel y del África subsahariana, comprometido con la democracia en Latinoamérica, un país trasatlántico y profundamente europeísta. Eso es una España nodal.
¿Teme que alguna corriente antieuropea pudiera instalarse entre los españoles?
Las encuestas y el parecer de nuestros ciudadanos es bastante consensual: España es un país que se siente europeísta. Aquí y allá hay algunos posicionamientos un poco más pintorescos de críticas a Europa y de decir que tenemos que olvidarnos de lo que dice y hace en la UE, pero eso no responde al sentir de nuestros ciudadanos, que se sienten constructores de la Europa que quieren, más solidaria, verde, inclusiva, democrática.
¿España juega por debajo de su peso en los organismos internacionales? ¿Deberíamos tener más presencia?
Sí, creo que España tendría que tener más presencia. Lo he vivido un poquito en mi propia vida internacional. Para eso no nos falta talento, hay talento español increíble repartido a lo largo y ancho del mundo. Uno de los objetivos de este ministerio va a ser trabajar para que ese talento pueda también construir en organismos internacionales.
Los ministros de Exteriores son los que tienen las experiencias más extrañas con sus viajes al extranejero. ¿Puede contar alguna de ellas?
Hemos tenido en estos últimos meses momentos muy extraños desde firmas de acuerdos virtuales, hasta consultas de lo más variopintas por la vía telemática hasta reuniones presenciales con mascarilla donde casi no nos podemos ver las caras. Pero esto forma parte de este momento tan excepcional. Las anécdotas más jugosas las dejamos para la próxima entrevista.
Diplomacia por Zoom lo llamaremos. Gracias por la entrevista.
Un placer.