"El rock ahora tiene miedo de molestar, cosa que al trap no le pasa"
Entrevista con el músico y periodista musical Bruno Galindo, autor de 'Toma de tierra', un relato peculiar de cómo ha cambiado el sector.
Es músico, escritor y periodista, pero sobre todo, es un testigo de la música de su tiempo. Bruno Galindo (Buenos Aires, 1968) publica Toma de Tierra (Libros del KO), un relato distinto sobre la industria, la prensa y hasta el sonido mismo de la música en las últimas décadas.
Todo ha cambiado. “El rock ya no ofende”, dice; le preocupan las redes sociales. Al rock, no a él, matiza. A él lo de ofender le preocupa menos y confiesa que no ve programas como La Voz u Operación Triunfo que “entretienen pero no dan talento”.
Ha vivido las experiencias más absurdas junto a los Sex Pistols (más absurdas de lo imaginable con esta gente), se ha visto a solas con Prince y David Bowie, también con U2, para los que incluso trabajó de ‘chico de los recados’ en sus comienzos... pero huye del misticismo del ayer. Hoy, explica, “la música está más viva que nunca”.
Planteas tu obra como un relato autobiográfico con tres tramos diferenciados en cada capítulo. ¿Cuál es la meta de Toma de Tierra?
El mundo de la música ha experimentado un cambio extraordinario en apenas tres o cuatro décadas y este libro se propone contar cómo ha ocurrido. Antes grabábamos en casetes lo que sonaba en la radio y ahora hacemos algo parecido en playlists de Spotify. Hace veinticinco años el CD era una especie de tesoro y ahora es algo que cuelgas en tu balcón para espantar a las palomas.
Durante mucho tiempo la música ha sido parte fundamental de la identidad colectiva; te gastabas un dineral para escucharla en un buen equipo, que era un electrodoméstico tan importante como el televisor. Mi libro aporta perspectiva sobre todo esto, o así lo pretende, a partir de una revisión de la memoria personal (y colectiva, porque sobre la música todo el mundo tiene algo que decir).
Afirmas que el rock ya no ofende a nadie. ¿Desde cuándo esto es así? ¿Se muere el rock, acaso?
Supongo que desde la explosión de las redes sociales, que marcan el momento en que empezamos a tener miedo de hablar y significarnos. El rock tiene miedo de molestar, cosa que al trap no le ha pasado (y esa es parte de su belleza). No ha muerto el rock como sonido, pero sí como música rebelde. Deben ser cosas mías, pero a mí me parece raro hacer un disco de rock y dedicárselo a tus padres. En todo caso tampoco pasa nada porque una música deje de ser hegemónica; todo va y viene. No me extrañaría que volvieran las guitarras muy pronto.
Y la música... ¿se muere en 2021?
En el plano creativo hay más música y está más viva que nunca: es inabarcable. En el plano profesional, en cambio, muchos de los oficios de la música están en peligro de extinción.
Hablas desde tus experiencias encima y debajo del escenario: músico, escritor y periodista musical. ¿Hay cierta disonancia entre el lenguaje de la música actual y el lenguaje de la crítica musical actual?
Hay que entender que la crítica actualmente no anida exclusivamente en las revistas y los suplementos como hace un par de décadas, sino en los libros, en algunos muros de las redes sociales, en trabajos universitarios de fin de curso... Si lo ves así te das cuenta de que hay nuevas voces.
¿Se puede reseñar lo último de Ozuna con los ojos de quien valora el último disco de U2?
Yo creo que un crítico interesante —sea lo que sea eso actualmente— debe hablar de músicas tan diferentes como las que mencionas. La crítica musical es música comparada.
Cuentas que “hasta” Telecinco tuvo un programa musical, en el que trabajaste. ¿Por qué se ha dejado de lado la música en televisión, entendida al modo de programa musical tradicional? ¿Es cierto, como se dice, que ‘no vende’ o es que nadie hace por que venda?
En estos últimos años se ha roto un poco esa maldición con algunos programas de calidad en la televisión pública. Dicho esto, es cierto que la música no vende: parece que una noticia musical solo hace ruido en la medida en que está asociada a algún follón político o a alguna polémica que facilite la polaridad, es decir, el clic. Pero ahora todo es así: si algo no es capaz de generar malestar, no existe.
Al hilo de la música televisiva, La Voz, Top Star, incluso Operación Triunfo ¿son programas de música o son otra cosa en la que hay música?
Ni idea, no los veo. Yo creo que son programas basados en la música. Su función es la de entretener, no la de dar talento. ¿Cuántos artistas que merezcan la pena han salido de estos programas?
Cito una de tus reflexiones: “Los grandes músicos se interpretan a sí mismos pero también a quienes estuvieron antes y milagrosamente ya contienen a los próximos que están haciendo”. ¿Está todo inventado en la música o queda algún campo por desarrollar?
Siempre habrá maneras nuevas de recombinar lo que conocemos. La tecnología y el espíritu de cada época son los motores invisibles.
Has entrevistado a Sex Pistols, Prince, Bowie... iconos que iban más allá de su éxito musical. ¿Existen figuras así en la música de hoy, que trascienden lo puramente artístico?
Sí que los hay. Arca, por ejemplo.
[NDR: Alejandra Ghersi, una cantante y compositora venezolana de música electrónica y experimental que ha producido a artistas como Björk, Rosalía o Kanye West].