85 años tarde, Rosa María entierra a su padre, identificado por su alianza de boda en una fosa
Eugenio se había movilizado desde Madrid para frenar el golpe de Estado y fue asesinado en un pueblo segoviano, en 1936.
85 años tarde, pero al fin, llegó el momento: Rosa María Insúa ha podido enterrar este fin de semana, en el panteón familiar de Villaviciosa de Odón, los restos de su padre, junto a los de su madre. Unos restos que fueron recuperados de una fosa común, en el cementerio de la localidad segoviana de El Espinar, y luego identificados por una prueba genética. Un círculo de dolor, espera y búsqueda, cerrado al fin, gracias a una alianza de bodas.
Eugenio Insúa era trabajador de la Casa de la Moneda de Madrid y se apuntó como voluntario para tratar de frenar el golpe de Estado el 18 de julio de 1936. Fue asesinado tras una emboscada defendiendo las libertades y la democracia el 25 de julio de 1936. Se había movilizado desde la capital para frenar el golpe de Estado, sin tener ningún tipo de formación militar. Un día antes había bajado a Madrid desde la sierra para celebrar el tercer cumpleaños de su hijo.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) exhumó sus restos el pasado mes de septiembre en una fosa sin nombre donde fueron encontrados 17 cuerpos. Sin tener ningún documento que confirmase la ubicación del enterramiento, la familia investigó durante años para conocer el lugar. Pero cuando la exhumación llevaba en marcha unos días apareció una alianza matrimonial con fecha del 1 de junio de 1931, la misma en que contrajo matrimonio Eugenio Insúa. Tras el hallazgo, se llevó a cabo una prueba de identificación genética que ha sido positiva.
Voluntarios de la asociación han entregado ahora a la familia una urna con los restos y una caja con los pocos objetos personas que se encontraron: la alianza y unos pocos botones. La hija de Eugenio, Rosa María, abrió la caja de los objetos y se puso el anillo de boda de su padre, justo antes de proceder al sepelio en el que Eugenio ha sido enterrado con la que fue su mujer, Irene Serrano, que pasó muchos años buscando su cuerpo.
A la entrada del cementerio la familia Insúa ha explicado lo que supone para ellos poder llevar a cabo ese entierro tantos años después y ha agradecido su labor a la ARMH que ha llevado a cabo la investigación, la exhumación y las pruebas de identificación con sus propios recursos, sin ningún tipo de participación del Estado.
Alejandro Herrera, nieto de Eugenio, ha recordado el deber “de un Estado democrático de atender a estas familias de forma directa porque hasta hoy ningún Gobierno nos ha abierto las puertas del Estado del que formamos parte y nos ha garantizado la verdad, la justicia y la reparación”.
Ángela, otra nieta de Eugenio, afirmaba “que la próxima les de la memoria pretende seguir marginando a las familias de las víctimas del franquismo y delegar sus deberes en asociaciones porque no quiere atender y dar derechos a estas familias”.