Enoturismo: viaje al vino
Ya ha llovido desde que escribí la primera guía de enoturismo de España: A Catarlo Todo (Editorial Anaya Touring Club, 1997), con las mejores rutas vinícolas de nuestro país. Tras varios meses recorriendo más de 40 bodegas, catando sus vinos, me sorprendió que la mayoría de las bodegas no abrieran los fines de semana. Tras una larga estancia en la meca del enoturismo, Napa Valle, al norte de San Francisco, pensaba que en nuestra piel de toro no comprendían los bodegueros que acercar sus vinos a los consumidores era la mejor forma de fidelizarlos: el conocimiento directo de sus viñedos, bodega y estilos de vinos, conllevaba a sentirlos como propios.
Por suerte, el panorama enoturístico en España ha cambiado mucho, con atrayentes rutas del vino, que suman a los atractivos de visitar bodegas y catar sus vinos, sus encantos turísticos y excelente gastronomía. En unas recientes vacaciones veraniegas con mi pareja, fuimos a recorrer bodegas de Rías Baixas, y visitamos Martín Codax, en Cambados, corazón del valle de Salnés, patria del albariño. Tras visitar la bodega pionera en popularizar los vinos de esta región, disfrutamos en la terraza de sus vibrantes vinos, con unas espléndidas vistas a la ría de Arousa.
Más al sur, llegamos a Pazo de Señorans, que elabora unos de mis vinos favoritos; su palacio, rodeado de su bien preservado hórreo y capilla, su antigua bodega de elaboración bien merece la pena la visita, así como recorrer sus emparrados viñedos, y observar el juego de luces que crean las hojas con los rayos solares; les recomiendo catar sus excelentes orujos, y visitar su destilería, una de las más auténticas de Galicia, con sus alambiques de cobre tradicionales.
Foto: Hórreo en la bodega Pazo de Señorans, en Rías Baixas
Regresando de este viaje a Madrid paramos en la comarca vallisoletana de Rueda, en bodegas Pariente, que elaborara uno de los mejores verdejos de la región. Vinos con carácter y personalidad propia. El mayor atractivo de esta visita es catar con su entusiasta propietaria, Victoria Pariente, que nos trasmite un amor por esta tierra y sus viñedos, que reflejan perfectamente en la autenticidad de sus vinos: recios castellanos, pero muy seductores.
En la región del Duero me encantó la visita a la bodega Finca Villacreces, con su torreón que se refleja en un lago y sus altivos pinos, bajo cuya sombra disfrutamos de un excelente picnic de queso y embutidos acompañados de su delicioso Pruno (que un gurú foráneo ha valorado como el mejor vino relación precio calidad del mundo), tras recorrer el viñedo en bicicletas eléctricas.
Siguiendo el curso del Duero llegamos a Abadía Retuerta y su emblemático hotel, de perfil austero, que esconde un sensacional patio para desayunar al aire libre y un excelente restaurante de cocina creativa. A la mañana siguiente pudimos recorrer en todoterreno sus viñedos, viendo corzos; culminamos el recorrido en la moderna bodega, con su excelente tienda, catando su gama de vinos, los 4 monovarietales de finca, y su delicioso selección especial.
En Rioja cada vez hay bodegas más atractivas a visitar por sus célebres arquitectos, como el hotel de Marqués de Riscal (Frank Gehry), en Elciego, con su espléndido restaurante asesorado por Francis Paniego y su famoso spa; bien merece la pena visitar sus antiguos calados, con botellas de añadas centenarias.
Foto: Hotel Marqués de Riscal, en Elciego, Rioja Alavesa
El polémico Calatrava también ha dejado su impronta en Rioja Alavesa, en la bodega Ysios, de sensuales curvas que juegan con los picos de la sierra Cantabria; su nave de crianza de barricas de roble, cual mascarón de proa se orienta hacia la ciudad amurallada de Laguardia. Imprescindible la visita a Dinastía Vivanco, en Briones, con su moderna bodega de cubas de madera en círculo; allí, no podemos dejar de recorrer el mejor museo del vino del mundo, famoso por su colección de 3.000 sacacorchos y sus espléndidas prensas romanas de gigantescas vigas de madera.
En este apasionante recorrido por las mejores bodegas de enoturismo españolas, no podía faltar Gonzalez Byass, en Jerez de la Frontera, la catedral del vino, donde emana sus perfumes delicados finos, y podemos disfrutar del venenciador en la penumbra o visitar la sensacional bodega La Concha, construida por Eiffel. Y si la fortuna le sonríe, hacer la cata piramidal de sus vinos con el maestro Antonio Flores, cuya sabiduría nos abre las puertas del disfrute. Y no podemos olvidarnos de Codorníu (1551), en el Penedés, la elaboradora de cava más antigua de España, con sus sensacionales edificaciones históricas y su trenecito para recorrer los kilómetros de cavas subterráneas llena de pupitres donde reposan las botellas en rima.
Todo un viaje a la magia del vino.
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