Energías renovables para un desarrollo equilibrado de España
El desarrollo económico de España sería mayor y más justo si hubiera una mejor y más homogénea distribución de la población en todo el territorio.
La producción de energías renovables se concentra mayoritariamente en zonas rurales desde las que viaja posteriormente, a través de las redes de distribución eléctrica hasta los grandes núcleos de población donde se utilizará, en muchos casos, para generar riqueza a través del sector productivo.
Este modelo está generando un malestar creciente en parte de los habitantes de las zonas rurales que ven como sus campos se llenan de placas solares, molinos de viento y embalses, que generan desarrollo y empleo en zonas más pobladas, mientras en sus comarcas muchos tienen que emigrar por falta de oportunidades.
Si uno observa el mapa demográfico de España comprobará que la población se concentra en pocas zonas muy pobladas, mientras que el resto tiene una menor densidad de población. Esta realidad demográfica cuenta además con una peculiaridad: se está intensificando el fenómeno de la despoblación. Creo que el desarrollo económico de España sería mayor y más justo si hubiera una mejor y más homogénea distribución de la población en todo el territorio.
El desarrollo de las energías renovables y las tecnologías de almacenamiento energético pueden ayudar a cambiar el modelo actual. Pero para ello se necesita una apuesta clara por parte de los responsables políticos para que estas grandes plantas de generación renovable tengan un mayor impacto económico en las comarcas donde se ubican.
Un buen camino son las convocatorias que está publicando el actual Gobierno de España para el acceso a los nudos de transición justa, donde se priorizan aquellos proyectos que tengan un mayor impacto socioeconómico en la zona, obteniendo hasta 55 puntos sobre 100 del baremo. Unas convocatorias que, al contrario de lo que ocurría hasta ahora, donde el único factor que se tenía en cuenta era el orden de registro de la documentación, ahora tienen en cuenta el impacto que va a tener en la zona donde se instalarían las plantas de generación.
A esto hay que sumar las plantas de generación energética para autoconsumo que permiten costes energéticos menores en aquellas zonas donde tienen un mayor potencial para generar energía verde y barata, algo que explica en parte que muchos nuevos proyectos industriales se estén fijando en regiones como Extremadura, donde tienen un gran desarrollo de energía fotovoltaica, y más en una época donde existe una gran volatilidad en los precios de la energía.
El siguiente hito que deben aprovechar las zonas rurales es el avance de las tecnologías en almacenamiento energético, algo que debe disminuir uno de los hándicaps con los que se encuentran actualmente las energías verdes. Es decir, dichas tecnologías podrán mejorar la falta de control sobre el momento en que se genera la energía, pues esta falta de control hace imposible asociar la producción a la demanda, ya que aquella depende de la disponibilidad de viento y sol.
Por ello, supone un gran acierto que el Gobierno de España haya decidido crear en la ciudad de Cáceres, el Centro Ibérico de Investigación en Almacenamiento Energético, con una inversión de 75 millones de euros a través de los fondos Next Generation. Una iniciativa que debe permitir a nuestro país, en colaboración con el país vecino de Portugal, liderar la próxima revolución que está llegando al sector energético: la del almacenamiento energético a costes competitivos.
Proyectos como el de Cáceres permiten mayor independencia energética a nuestro país, algo que se está demostrando más necesario que nunca por la actual escalada de los precios de la energía en los últimos meses como consecuencia de las tensiones territoriales.