El encuentro privado entre el príncipe Carlos y su hijo Harry
Ni familia ni servicio. Los dos a solas, cara a cara.
Tras los pasos claves de Isabel II para reconciliarse con su nieto Harry y la pelea de este con su hermano Guillermo, ahora el que habría decidido tomar cartas en el asunto es el padre de ambos, el príncipe Carlos. El hijo de la reina de Inglaterra habría aprovechado la visita del duque de Sussex a Reino Unido, cuando inauguró la estatua en honor a Diana de Gales, para organizar un encuentro privado con su hijo.
Ni familia ni servicio. Los dos a solas, cara a cara en lo que fue un “almuerzo de chicos”, según publica Daily Mail. El medio apunta que el príncipe Carlos estaba de visita oficial en Escocia, pero habría regresado para conseguir un acercamiento y acabar con la tensión familiar tras las acusaciones vertidas en la entrevista que Harry concedió junto a Meghan Markle a Oprah Winfrey.
En ella acusaron a un miembro de la Familia Real de “racista”. “Hubo preocupaciones y conversaciones sobre cómo de oscura podría ser la piel de Archie. Me lo transmitió Harry”, reveló Meghan Markle. Buckingham Palace se pronunció en nombre de la reina, que transmitió el mensaje —entre otros— de que las cuestiones planteadas, especialmente sobre la raza. La monarca las tachó de “preocupantes” y confirmó que serían abordadas de forma “muy seria en privado”.
Las fuentes consultadas por el medio británico apuntan que el duque de Sussex estaba contento de poder reencontrarse con el heredero a la corona, mientras que Carlos de Inglaterra estaba profundamente nervioso por si esa reunión pudiera dar lugar a malentendidos.
La cena estaba organizada y, aunque es imposible confirmar si se habría celebrado o no al tratarse de un encuentro privado en el que se prescindiría de la presencia de otras personas, lo que sí se deja claro es la intención del hijo de la reina Isabel II de estrechar de nuevo los vínculos entre el duque de Sussex y el resto de la Familia Real, subrayan las fuentes.
Tres meses después de la polémica entrevista, el debate sobre el racismo dentro de la Casa Real británica se reavivó cuando The Guardian publicó que “los inmigrantes de color o extranjeros” no podían desempeñar funciones de altos cargos en Buckingham Palace hasta, al menos, la década de 1960, aunque sí podrían ejercer de sirvientes domésticos. Es decir, el palacio habría vetado a las minorías étnicas, algo que negó.
El mismo medio publicó que se negociaron cláusulas abusivas en las que se exime a la reina Isabel II y su familia de las leyes que penan la discriminación sexual o racial.
Por otro lado, la mala relación entre Guillermo y Harry venía de antes de la entrevista, según el experto real Robert Lacey. Varios trabajadores de Kensington Palace acusaron en 2018 de intimidación, acoso y bullying a Meghan Markle, algo que enfureció al principe Guillermo, como escribe Lacey en Battle of Brothers: William, Harry and the Inside Story of a Family in Tumult. A Harry le molestó que su hermano creyese más a los miembros del personal que a su propia familia, y lo consideró una “traición”.
Asimismo, Meghan Markle confesó a la periodista Oprah Winfrey que durante el embarazo de su primer hijo tuvo pensamientos “muy claros, reales y constantes, que daban miedo” sobre el suicidio, y que sólo contó con el apoyo de su marido. De hecho, añadió que pidió ayuda a “una de las personas de mayor rango en la institución” de la Casa Real para mejorar su salud mental, y que recibió por respuesta que “no podían hacer nada”. En ese momento, aseguró, se sintió más sola que nunca.