En qué fijarse antes de comprarse una bicicleta
No todas las bicis son iguales.
Este 2021 ha sido indiscutiblemente el año de las bicis. La demanda de vehículos de dos ruedas se incrementó en 2020 en un 39,39% y se llegaron a vender en torno a un 1.565.000 bicicletas solo en España, según un estudio de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE).
Esta fiebre por las bicicletas, que poco tiene que ver con La Vuelta o el Tour de Francia, hace que muchos se planteen en usar este vehículo con el regreso a la rutina de septiembre.
Para Jesús Freire, secretario general de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), la decisión de elegir una bicicleta “siempre va a ser buena” por sus beneficios a la salud y al medioambiente. “Llegas al lugar de estudio o trabajo después de haber hecho ejercicio físico, despejado, activo, en buenas condiciones para empezar el día”, apunta.
Sin embargo, muchos de los que se acercan a comprar una bici no lo hacen en un sitio adecuado o no optan por la que más le conviene.
Antes de comprar una, Jesús Freire, secretario general de la AMBE, recomienda ir a los establecimientos adecuados. “Para iniciarse en el mundo de la bici para aquellos que quieran ir al trabajo de una manera más sostenible y saludable, lo mejor es confiar en las tiendas de proximidad e incluso empresas que venden online bicicletas urbanas para buscar lo que mejor se adapte a las necesidades de cada uno”, explica.
Para aquellos que opten por comprarla online o que prefieran tener unas nociones de lo que quieren antes de ir a la tienda, los especialistas recuerdan una serie de factores a tener en cuenta:
“Si estamos hablando de una bicicleta para el día a día para ir a trabajar, para a la universidad o al cole, lo ideal es una bicicleta urbana o una urbana eléctrica”, resume Freire.
Sin embargo, en función de lo que se busque con la bicicleta hay otros tipos, tal y como recuerda la web especializada en ciclismo Sunferbike: mountain bike (para terrenos montañosos y para practicar este deporte); de ruta (para carretera); híbridas (entre mountain bike y carretera); fixies (más ligeras y con una única velocidad), o eléctricas.
“Depende mucho de si el trayecto es largo o no, o de la orografía de la ciudad, para apostar por una bicicleta eléctrica o no. Por ejemplo, si pensamos llevar a niños o hacer muchos recados y demás, es muy buena opción, o si la orografía es más complicada”, señala Freire.
El experto apunta que España “ha sido un país siempre muy de mountain bike” no siempre relacionado con el deporte. “Ha tenido mucha bici de montaña incluso para trayectos urbanos. Ahora cada vez se apuesta más por la bici urbana porque es más cómoda para la ciudad o la eléctrica. Estas ya suelen venir de serie con un sillín cómodo con una posición más cómoda, el manillar más recogido, sus luces reglamentarias, guardabarros para cuando llueve”, señala.
En el caso de las bicicletas eléctricas, Freire señala que los últimos modelos “se van adaptando a los usuarios más exigentes”. “Ya no tienen ni cambios, con el pedaleo se van adaptando a la fuerza que necesita añadir al motor. Estamos viendo bicicletas conectadas, que te dicen cómo está la bici en cada momento, la ruta, los kilómetros, la batería... Vamos a bicis cada vez más complejas, pero con más variedad para cubrir las necesidades de todos”, explica. Ahí entraría si el usuario tiene en cuenta todos esos valores o si meramente le interesa la utilidad práctica del transporte.
Para muchos usuarios que tienen que combinar el trayecto sobre dos ruedas con el transporte público, la mejor opción son las bicis plegables. “Hay quien se las lleva en el maletero del coche, pero sobre todo, para combinarlo con el transporte público. Ahora suele haber cada vez más bicicletas plegables eléctricas. Además, en un país donde dependemos mucho de meter la bicicleta, en un piso, en la oficina, en el gimnasio... Da mucha tranquilidad”, explica.
Más allá del uso que se quiera hacer de la bicicleta, si se duda por una urbana o una eléctrica, cabe recordar que siguen disponibles ayudas para conseguir bicicletas eléctricas en varias ciudades y comunidades autónomas y se prevé que llegue una ayuda estatal pronto. “Las ayudas a las bicicletas eléctricas se han lanzado en toda Europa, aquí todavía no hay una medida estatal con ayudas directas, pero esperamos que caerá por su propio peso. Somos de los últimos países de la UE en hacerlo”, detalla Freire.
En el caso de la Comunidad de Madrid esta ayuda está dotada con 600 euros y la del Ayuntamiento de Bilbao, de 200 —para bicis con un precio máximo de 1.500 euros—. Además unas ayudas para reparación de cualquier tipo de bicicletas, al igual que en Navarra. La Comunitat Valenciana tenía una para todo tipo de bicicletas, que finalizó el pasado 10 de noviembre.
A pesar de que el precio de las bicicletas, tanto urbanas como eléctricas, puede variar de entre 150 euros y los cerca de 30.000 euros, para Freire cada vez son más los españoles que deciden invertir en una bicicleta.
“En España la gente se gasta cada vez más en una bici porque la gente ve que es útil en su día a día y lo ve como una inversión de 800 o 1.200 euros para que merezca la pena. Eso parecía una cantidad muy grande antes en España para la bici, pero si pensamos en lo que te ahorras en combustible, en aparcamiento, en tiempo...”, explica.
Esta inversión es cada vez más por el auge de las bicicletas eléctricas. “Cada vez se apuesta por una bici eléctrica más cara por mayor calidad y mayor confort. Estamos dejando atrás los años de cualquier cosa vale, aunque también está esta opción de una persona que lleva con la misma bici muchísimos años”, detalla Freire, quien recuerda que para los que deciden sustituir el coche por la bici, la calidad y la comodidad son “una apuesta segura a que se siga usando”.
Este aumento de la inversión se debe también a la entrada en el sector de las marcas de lujo, que no han querido perder esta oportunidad de negocio. En marzo, Louis Vuitton lanzó una bicicleta de 22.000 euros, del mismo modo que Ralph Lauren creó la suya propia de la mano de la marca italiana Ascari. En este caso el precio era de algo más de 15.200 euros.
A la hora de ponerse en marcha con la bici, hay que tener en cuenta dos cuestiones básicas para cualquier ciclista: el sillín y la altura del cuadro.
Con respecto al primero, Freire recuerda que es un error muy común llevarlo “demasiado bajo”. “Hay que llevarlo siempre a la altura de la cadera, para tener siempre las piernas de la manera más cómoda”, detalla.
Para el cuadro, Freire apunta a que ahora lo están poniendo más fácil. “Se venden ya las bicicletas con tallas S, M, L...para que los compradores no tengan que ser expertos en pulgadas”, explica. Por este motivo, se han desarrollado una serie de tablas para conocer la talla adecuada para cada uno.
La duda de muchos futuros ciclistas con respecto a las marchas es una de las más comunes, Freire lo tiene claro “depende de la orografía de la ciudad”. “El problema de las bicis y las cuestas se solucionó hace años con las marchas y ahora con la bici eléctrica hemos llegado al punto casi de confort total”, explica. El especialista señala que para “ciudades muy planas como Valencia o Sevilla” no es necesario una bicicleta con marchas o las que se conocen como fixies. Para otras con más cuestas, Freire señala que “con las marchas normales, las 18 de toda la vida, se va bien”.