En esto sí fuimos pioneros: los países a los que se adelantó España con el matrimonio LGTBI
El 30 de junio se cumplen 15 años de la aprobación de la ley que permite casarse a personas del mismo sexo.
“No hemos sido los primeros, pero tengo por seguro que no seremos los últimos. Detrás vendrán otros muchos países impulsados por dos fuerzas imparables: la libertad y la igualdad”. Con estas palabras del entonces presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero se aprobó hace 15 años el matrimonio homosexual en España.
Y lo cierto es que a diferencia de otras medidas políticas, en el matrimonio igualitario, España fue pionera. Sólo están por delante Bélgica y Países Bajos, que lo aprobaron en 2004, y Canadá, que lo hizo apenas unos días antes que España. Fue el 28 de junio de 2005.
España, Bélgica, Países Bajos y Canadá fueron líderes a nivel mundial en la lucha por los derechos de las personas LGTBI.
Por ejemplo, en el caso de los países nórdicos, como Noruega y Suecia, en los que España suele fijarse para avances sociales o educativos, no aprobaron el matrimonio homosexual hasta cuatro años después, en 2009. Respecto a los países vecinos, Portugal lo aprobó en 2010, Francia en 2013 y Andorra no lo ha hecho aún. Allí sólo está permitida la unión civil. Lo mismo ocurre en otros países como Grecia e Italia, donde la unión de personas del mismo sexo debe ser como parejas de hecho.
Además, la legislación española reconoció desde un primer momento la adopción para estas parejas, algo que otros países como Ecuador o Taiwán todavía no han aprobado.
En España, los primeros en casarse fueron Carlos y Emilio, que contrajeron matrimonio en Madrid después de 35 años juntos el mismo 3 de julio, cuando entró en vigor la ley. Después de ellos han venido muchos más. Desde 2005 a 2018 se casaron en España 49.168 parejas del mismo sexo, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). De ellos, 28.192 fueron matrimonios entre hombres y 20.976, entre mujeres.
En la evolución anual se ve cómo desde 2013, los matrimonios entre mujeres lesbianas y bisexuales se han ido incrementando hasta llegar a 2018, año en que superaron a los de hombres. Esto podría deberse a la obligación de contraer matrimonio para poder inscribir a los hijos nacidos por reproducción asistida.
A pesar del avance de España en 2015, a nivel mundial el colectivo LGTBI sigue discriminado legalmente. Bien sea por sólo reconocerse la unión civil —de menor protección legal que el matrimonio— o sólo los derechos de convivencia entre personas del mismo sexo, sin poder registrarse como unión ni como pareja.
Por otro lado, la relevancia que le queda por ganar al colectivo en términos globales también se plasma en que hay cerca de una treintena de países que no recogen ni la unión entre personas del mismo sexo ni tampoco su prohibición.
De las diferencias entre unión civil y matrimonio destaca que en la primera se niega la herencia en caso de fallecimiento de la pareja, lo que dificulta el acceso a las pensiones de viudedad. De hecho, según informa Confilegal, en España para hacer constar un régimen económico común se debe acudir al notario expresamente para señalar la opción. “Si no se hace, jamás se puede validar un régimen económico matrimonial con independencia de los años de convivencia y la existencia de hijos”, señalan en ese medio.
Más allá de la desigualdad ante el Registro Civil que existe en España, la unión de personas del mismo sexo sigue prohibida en 33 países y en 11 de ellos se mantiene la pena de muerte a las personas LGTBI, según datos de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA 2019). Los países que condenan la homosexualidad con pena de muerte —generalmente con lapidación— son Arabia Saudí, Irán, Yemen, Sudán, algunos Estados de Nigeria y parte de Somalia. La condena de muerte a las personas con “conductas” homosexuales también se extiende a otros países como Mauritania, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Pakistán y Afganistán.
En cuanto a los territorios que consideran la homosexualidad un delito, el mapa de ILGA crece hasta los 72 países, con distintos grados y distinciones. Por ejemplo, mientras que en Marruecos se castiga la homosexualidad directamente con prisión, en Rusia se restringe lo que se conoce como “libertad de expresión y asociación”, es decir, la expresión lícita del colectivo LGTBI.
El auge de la ultraderecha y el poder de la religión han hecho que los derechos de las personas LGTBI sigan estando en peligro e incluso algunos de los derechos adquiridos puedan perderse. Ejemplo de ello son Panamá, Guatemala y Haití, tres países que desde 2017 han iniciado procesos para prohibir la unión de personas del mismo sexo en su Constitución, donde ni siquiera estaba aprobada.
En España Vox —entre sus múltiples críticas al colectivo LGTBI— se ha mostrado en contra del matrimonio homosexual llegando a posicionarse sólo a favor de lo que llaman la “familia natural”.