En el interior de las aulas en plena ola de ómicron: "Volver a casa otra vez sería insostenible"
El retorno de las clases tras Navidad generó un intenso debate resuelto a favor de la presencialidad. Hablan profesores, familias y expertos.
Por una vez, en la misma dirección. La ‘vuelta al cole’ tras las Navidades este 10 de enero ha sido presencial 100% debido al acuerdo unánime entre Gobierno y comunidades, pese al efecto de ómicron y el miedo a una incidencia aún sin freno. Se impuso la necesidad de mantener el curso con normalidad, una medida que ha generado debate pero que docentes, expertos y las propias familias defienden porque “volver a casa otra vez hubiera sido insostenible”.
Así lo confiesa a El HuffPost, Patricia, una profesora de matemáticas en Secundaria y Bachillerato, para quien “todavía se están pagando las consecuencias de la enseñanza online”. La resume en “una falta de hábito y fuerza en los alumnos que se hace evidente en comparación con quienes están acostumbrados a las clases convencionales. Y se les nota hasta asustados por la situación... a los profesores nos toca tranquilizarles”.
No es un fenómeno extraño, confiesa el psiquiatra Pedro Javier Rodríguez, de la Sociedad de Psiquiatría Infantil. Habla de niños y de adolescentes, que “necesitan una rutina y más aún una anticipación de rutina”. “Que haya sistemas de ‘vuelta al cole’ parcial no definidos antes sino elaborados sobre la marcha altera estas rutinas y genera inestabilidad, tanto familiar como a los propios niños y jóvenes”, prosigue.
“Estamos a favor de no dejar de acudir al colegio”, explican desde la Asociación de Madres y Padres del colegio Villamayor, en el distrito de Villaverde. “Obviamente, la enseñanza no es la misma presencial que no presencialmente y además, pensemos que si dejas a los niños en casa la situación es complicada para muchas familias. Ya no hay tanto teletrabajo y en ese caso, ¿qué haces, con quién dejas a tus hijos?”.
No es siquiera un problema a nivel académico, porque cerrar de nuevo las puertas de colegios e institutos afectaría al “proceso de socialización, un pilar en la construcción psicológica de cada persona”, añade Rodríguez. “Cuando se altera ese proceso de socialización, como el que se desarrolla en un colegio, se pueden ver afectadas muchas áreas, desde su autoestima a su motivación en el estudio”.
La experiencia de Leire es diferente por su grupo de edad. Ella es tutora de Infantil, actualmente a cargo del curso de 5 años, y también da clases en Primaria. Se centra en la “necesidad” de socializar: “Mis niños vienen de un confinamiento a los tres años y de estar separados con cuatro. Este es el primer curso en el que pueden trabajar en equipo y eso es fundamental”.
“En casa no se trabaja en equipo y tampoco se desarrolla algo clave, la paciencia. En casa el niño es el referente y tiene a mamá pendiente solo de él, pero en el aula sabe que hay otros 25 compañeros y que la ‘profe’ tiene que estar con todos. El niño aprende a esperar, a hablar pero también a escuchar... y así se enriquecen de sus compañeros, cosa que online no ocurría”, añade.
Asiente Patricia, que lleva tiempo viendo lo que llama una “sensación de ’no puedo” entre sus grupos: “La estamos notando más que nunca y mucho de ello tiene que ver con la falta de seguridad en el ritmo de las clases. Este año lo empezamos en presencialidad 100% y volver atrás ahora sería un verdadero golpe a nivel anímico y curricular”.
Si se vuelve, principalmente, es porque las “aulas son seguras”, un eslogan que las autoridades defienden para concienciar a los padres más reticentes a llevar a sus hijos al colegio en plena sexta ola. “La realidad en mi centro es que esperábamos un panorama peor del que tenemos; entre la vacunación infantil y juvenil, las distancias, las mascarillas y la buena ventilación, claro que las aulas son seguras”, reflexiona Sergio, docente de Secundaria y Bachillerato de Humanidades.
“Cómo será la cosa para que sean ellos mismos [los alumnos] los que digan que prefieren ir al colegio porque en casa no siguen las clases igual”, añade, asumiendo que ese desplazamiento implica “madrugar, estar menos cómodo que en tu casa...” cuestiones que han pasado a ser secundarias para los propios jóvenes.
Le complementa su colega Patricia, que cita conversaciones con sus estudiantes. “Te confiesan que no les agobia tanto coger el covid, vistos los síntomas leves en gente joven, sino lo que les supondría a nivel formativo a estas alturas, por tener que estar una semana en casa sin poder ir a clase, sean ellos mismos o un profesor suyo quien diese positivo”.
Los datos de la vuelta
Las bajas de docentes se han multiplicado en las últimas semanas. Actualmente hay un 2,60% en cuarentena por positivo en coronavirus, 19.335 de los casi 750.000 en tod, porcentaje que se eleva por encima del 5% en Navarra, Cataluña y Canarias.
Entre los alumnos las ausencias suben cuantitativamente, hasta los 102.233. Sin embargo, esta cifra apenas representa un 1,19% de los más de 8,5 millones escolarizados. Además, no hay ningún centro cerrado por coronavirus y solamente el 0,03% de las aulas han tenido que ser clausuradas, de las que casi dos tercios se corresponden con espacios de Infantil, como detalla el Ministerio de Educación.
Es el mal menor, asumen todos los participantes en el proceso educativo, como confiesan a El HuffPost. No hay alternativa real sobre la mesa a una presencialidad al 100%. Ni siquiera el rumor de una semipresencialidad por edades, como dejó caer Madrid antes de la vuelta en enero ha cambiado el rumbo, como detalla Sergio: “El año pasado, a la hora de programar el curso nos pidieron que planteáramos varios escenarios, desde un confinamiento total a una nueva semipresencialidad, en función de cómo evolucionase la pandemia. Este año ni siquiera se plantearon esas opciones, no flota ni remotamente la idea de un posible retorno parcial a las casas”, remata.
En el caso de Leire la situación es más compleja porque, como recuerda, la Educación Infantil no es obligatoria. “Por eso, no todas las familias tienen una tablet para su hijo pequeño. Y las que lo tienen, sabemos que no aguanta lo mismo un niño pequeño en una pantalla, que puede estar una hora o media, que en el ‘cole’. Las llamadas se hicieron y se aprovechó lo que se pudo, pero no se puede comparar con un crecimiento en el aula”.
Más seguros en el aula que fuera
“A los padres con dudas les diría que los lleven a clase porque el virus es algo con lo que hay que convivir y no podemos paralizar el país otra vez. Además, por suerte, los casos en la mayoría de niños no son graves. Entre la vacuna y que la cepa es menos fuerte, podemos estar seguros llevando a nuestros hijos”, argumenta una madre del sur de Madrid.
Solo un empeoramiento radical en casos graves y mortalidad podría cambiar las cosas, algo poco probable, a tenor de los datos actuales. “Ahora mismo todo lo que tiene que ver con el covid está envuelto de gran incertidumbre, pero parece lógico que se defienda esa presencialidad, especialmente en niños con las tasas tan fantásticas de vacunación. La poca expresividad sintomatológica que muestra el virus en la población infantil hace que podamos defender esa presencialidad”, apunta el doctor Rodríguez, miembro de la Asociación Española de Pediatría.
Lo que sí pone más en duda el psiquiatra es la idoneidad de la mascarilla obligatoria para niños de corta edad. “Todo dependerá de la evolución, pero habría que ver su utilidad real en un entorno donde un niño se la quita, se la intercambia con otro... No parece que esta restricción sea la más útil en este colectivo, aunque se verá según evolucione la pandemia”. No obstante, ratifica lo que dicen docentes y otros sanitarios sobre la seguridad de los espacios escolares.
A Leire le toca organizar espacios seguros para los más pequeños, una tarea que no es fácil. “Los colegios están organizándose bien, separamos grupos burbuja por edad, distribuyéndoles por parcelas en los recreos... claro que si luego a las 17:00 van todos al parque, se juntan, se quitan mascarillas...”. Por ello, es clara: “Es fundamental seguir con el ritmo escolar aunque haya algún contagio, que los tiene que haber, a que siga el mundo parado y todos en casa. Eso ni es alternativa ni es solución”.