Emiliano Fittipaldi: el hombre al que El Vaticano quiso callar vuelve a hablar
Pidieron contra él ocho años de cárcel, pero se libró y ahora vuelve a la carga: "El papa puede hacer cosas, pero no las está haciendo"
El periodista Emiliano Fittipaldi (Nápoles; 1974) publicó el año pasado un libro, llamado Avaricia, que lo llevó al banquillo de los acusados tras desvelar los negocios más oscuros de la curia vaticana. Se libró de los ocho años de cárcel que le pedían por divulgar secretos de Estado gracias a un defecto de jurisdicción. Y gracias a aquel proceso ha podido ahora publicar su nueva obra, titulada esta vez Lujuria (Foca), en la que profundiza en los casos de pederastia en la Iglesia.
"Como entré al Vaticano durante aquel proceso, ha sido más fácil acceder a fuentes. Desde la puerta del Vaticano y hasta el palacio, había cardenales, monseñores, que se acercaban a mí para darme información", asegura Fittipaldi en la humilde parroquia de San Carlos Borromeo, en el sur de Madrid, donde esta semana ha presentado su libro.
La obra detalla con datos y documentos los casos de abusos sexuales a menores que acosan a la Iglesia. Un dato es estremecedor: las denuncias se han duplicado durante el pontificado del Papa Francisco respecto al de Benedicto XVI, pasando de 200 a más de 1.200. Ese dato en sí mismo, admite Fittipaldi, no es negativo porque puede que con el actual pontífice las víctimas tengan menos miedo a hablar. "Pero sí nos confirma que el fenómeno de la pedofilia en el Vaticano sigue siendo muy fuerte", advierte.
"NO HAY NINGUNA REVOLUCIÓN"
El periodista italiano reconoce que con Francisco "algo está cambiando", pero a su vez se muestra sumamente crítico con el papa. Dice que ha dado grandes pasos en el ámbito comunicativo, dando más importancia a los pobres, pero que "desde el punto de vista práctico está haciendo muy poco". "Ahora mismo en la curia romana no está teniendo lugar ninguna revolución. Y quien llegue a Roma cuando este papa muera no encontrará ninguna transformación", zanja.
Fittipaldi subraya que esto no lo dice solo él, sino también muchos cardenales con los que ha hablado y que califican de "revolución fallida" los más de cuatro años de pontificado de Francisco, durante el que "nada ha cambiado" en relación a los casos de pedofilia. Y eso pese a las buenas palabras que siempre tiene el papa en este ámbito.
El ejemplo más claro que muestra Fittipaldi es que Francisco ha ascendido a tres cardenales que han encubierto casos de pederastia. Se trata del chileno Francisco Javier Errázuriz Ossa, acusado de haber encubierto al expárroco pederasta Fernando Karadima; del hondureño Oscar Madariaga, acusado de haber dado cobijo durante seis meses a un sacerdote pederasta buscado por la Interpol; y, sobre todo, del australiano George Pell, asediado por los casos de abusos en su país y al que Francisco ha convertido en 'número tres' del Vaticano.
"EL SILENCIO ES COMO EL DE HACE 60 AÑOS"
Precisamente, el cardenal Pell ha cargado con fuerza contra Fittipaldi, asegurando que su trabajo es "particularmente de mala calidad y obsoleto". En declaraciones a ElHuffPost, el periodista asegura que el prelado lo único que hace es atacar el trabajo de los reporteros, pero subraya que Pell nunca ha dicho "esto no es verdad" de ninguna de sus informaciones. "La comisión australiana lo ha considerado, a nivel ético y moral, mal cristiano. Y eso no lo he dicho yo", responde.
Pese a todo ello y a su teórico desvelo por luchar contra la pederastia, Francisco ha llamado a Pell, a Madariaga y a Errázuriz para que formen parte del C-9, el consejo de nuevo cardenales que desde 2013 lo asesoran en sus tareas de Gobierno. Fittipaldi es contundente: "El papa sí tiene un papel de responsabilidad. Puede hacer cosas, pero no las está haciendo".
El periodista también critica que la Iglesia está muy lejos de ser esa institución transparente, esa "casa de cristal" que prometió Francisco. "Por ejemplo, intenté acceder a los datos de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre las denuncias y ha sido imposible. No tenemos información sobre nada. El ambiente de silencio que se crea es similar al de hace cincuenta o sesenta años", afirma.
"LA IGLESIA TIENE MIEDO"
Y va más allá: subraya que, pese a esa promesa de transparencia, el Vaticano lo procesó por escribir un libro en el que "hay noticias que son verdad" y critica que allí hay "leyes liberticidas". "El Vaticano está acostumbrado a periodistas que saben hablar de su propaganda, pero no a los que quieren ver detrás de eso. Y se enfadan", explica.
La pregunta es evidente: ¿por qué el papa no pone más empeño en luchar contra la pederastia? Fittipaldi identifica dos razones. "La Iglesia tiene miedo de que, al ser un fenómeno tan extendido, una transparencia total pueda llevar a una derrota y a su desaparición", asegura mientras subraya que la táctica es poco inteligente. El periodista señala que la falta de transparencia puede hacer que se filtren escándalos y que los fieles vayan perdiendo la confianza que tienen hacia la Iglesia.
"La segunda razón es el dinero: en EEUU, Holanda y Australia, la Iglesia perdió mucho dinero con sus escándalos. En EEUU, tuvieron que vender palacios para hacer frente a las indemnizaciones, así que la Iglesia tiene miedo", explica Fittipaldi.
El hombre más odiado por el Vaticano ha vuelto.