Eloy Velasco, del 'zaplanismo' a azote del PP
Así es el magistrado de la Audiencia Nacional que lleva la operación Lezo
"Me he levantado a las cinco de la mañana, estoy cansadísimo". Eloy Velasco hace esta confesión al final de la tarde. Miércoles, 19 de abril. Está en el número 76 de la madrileña calle Castelló. En la zona más elitista del elitista barrio de Salamanca. Presenta su último libro, pero apenas unas horas antes ha lanzado la operación Lezo y ha enviado a prisión al expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González.
Traje azul, camisa blanca, corbata de cuadros que juegan a formar rombos. Unos minutos antes había concluido el interrogatorio al consejero de Presidencia, Ángel Garrido, por este escándalo que salpica a políticos, empresarios y periodistas. El fango del Canal de Isabel II. Es una operación "complicada", reconoce ante los asistentes. No ha querido cancelar el acto, confiesa, por respeto a los que tenían previsto acudir. A su lado, su esposa y coautora del libro Beatriz Saura. Lo han titulado Cuestiones prácticas sobre responsabilidad penal de la persona jurídica y Compliance.
España asiste atónita durante esas horas a este esperpento de poder, a esa mezcla de intereses que vacía las arcas públicas. Los taxistas suben el volumen de la radio, las familias siguen los telediarios y los ciudadanos vuelven a su casa en el metro escuchando, leyendo y viendo el nombre de Eloy Velasco. ¿Quién es este juez? ¿De dónde sale? ¿Qué hay detrás de su barba casi canosa?
LA LLAMADA DE ZAPLANA
Y es que la vida es un camino lleno de bifurcaciones, de idas y vueltas, de encuentros y desencuentros. El hombre que ha puesto al PP de Madrid contra las cuerdas, el que ha sacado a relucir la putrefacción política que escondían las aguas que bajan de la sierra madrileña, fue en su día un destacado miembro de la Administración valenciana del PP en aquellos días de mediterránea expansión económica.
Velasco cruzó en su día esa puerta entre la Justicia y la política. En 1995 era nombrado director general de Justicia de la Generalitat valenciana, cargo que ocupó hasta 2003. En este nuevo capítulo de 2017 como titular del juzgado central de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional ha incluido en la investigación a Eduardo Zaplana, el que fuera su jefe supremo en aquella época en la Administración. El destino y sus caprichos.
Y es que todo va y vuelve. Velasco (Bilbao, 1963) acababa ese día, uno de los más importantes de su vida, con la presentación de su libro en una de las sedes de la Deusto Business School. Precisamente, es licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto. Su currículum lo acompaña con un doctorado en la Universidad de A Coruña. En 1988 fue nombrado juez y dos años más tarde ascendería a la categoría de magistrado. Llegaría a tierras valencianas al destinarlo a Sagunto, luego vendría Torrent y, por último, recalaría en el juzgado de instrucción número 3 de Valencia.
La llamada del zaplanismo llegaría cinco años más tarde. Y ese puesto político como director general de Justicia lo ocupó ocho años. Época que dedicó, según defiende en público y en privado, a la gestión Su obsesión eran las infraestructuras y la modernización. "Cuando llegué usaban máquina de escribir. Cuando me marché, los 300 juzgados usaban ordenadores", declaraba en una reciente entrevista publicada por El Mundo. Su marcha, según fuentes jurídicas, de aquel Gobierno popular tiene, entre otras causas, su tensa relación con Fernando de Rosa, que sería a partir de 2003 secretario autonómico de Justicia.
EL UNIVERSO DE VELASCO
¿Un nuevo Baltasar Garzón?, se preguntarán muchos. Un juez que va a la política, se vuelve a poner la toga más tarde... y se topa con un escándalo del partido que le sedujo. Entre los populares hay quien siembra sospechas sobre su papel. Hace un par de veranos, en un curso organizado por la Universidad Rey Juan Carlos y la Asociación de Periodistas Parlamentarios Velasco, en cambio, dejaba frases como estas: "En política se valora más ser leal que ser inteligente", "al final tenemos políticos que serán muy leales, pero no saben hacer la o con un canuto", "hemos mandado a políticos a bancos europeos e instituciones que a mi me da vergüenza que digan que representan a España, gente que no sabe hablar"...
Ahora muchos políticos le temen. Seguro que se está acordando mucho Ignacio González de este juez desde su celda en la cárcel de Soto del Real. ¿Y qué opinan los agentes de su trabajo? Según fuentes de la investigación consultadas por El Huffington Post, Velasco es de lo "mejorcito que hay". "El mejor que he conocido junto a Marlaska", añaden las fuentes, que ponen de manifiesto que el magistrado "impulsa, recibe a los agentes, sabe sus nombres, tiene ganas de currar y se le puede llamar a cualquier hora". Otra fuente de la Guardia Civil dice que es muy "receptivo" y "conoce muy bien los tipos delictivos". Asimismo, desde las fuerzas de seguridad se valora su conocimiento de los temas tecnológicos y los delitos telemáticos.
Su llegada a la Audiencia se produciría en 2008, sustituyendo al juez Juan del Olmo. Entre otros asuntos, asumiría el "caso saqueo", relacionado con ayuntamiento de Marbella, y la causa de enaltecimiento del terrorismo por la que estaba imputado Arnaldo Otegi. También en su cartera caerían asuntos pendientes del 11-M y la reclamación a Irlanda de Iñaki de Juana Chaos. Su nombre aparecería también en todos los medios cuando envió a la cárcel en 2012 al expresidente de la CEOE Gerardo Díaz Ferrán.
Pero se convertiría en el principal azote del Partido Popular de Madrid a raíz de que lanzase la operación Púnica, una trama de corrupción en varios municipios de Madrid y que afectaba de lleno al ex todopoderoso secretario general del PP regional Francisco Granados. Hoy duerme en la cárcel de Estremera este político, cuya caída hizo que Esperanza Aguirre dejase la presidencia del PP madrileño. El hundimiento ahora de González ha hecho que la ex presidenta madrileña abandone los cargos que le quedaban en el ayuntamiento. Sus dos niños bonitos están entre barrotes.
Él persigue a González, pero a él le persigue también la sombra del expresidente. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) estudiará si abre diligencias en relación a una denuncia contra Velasco, que pone en duda su imparcialidad respecto al político y que se investigue si el magistrado le pidió trabajo para su mujer al expresidente madrileño.
Universos de poder y de plazas. Velasco ha solicitado un cambio de destino, su objetivo ahora es llegar a la Sala de Apelaciones de la Audiencia Nacional. En los últimos meses ha dejado caer también la crítica de la falta de medios durante su trabajo, de que solo le pusieran un juez de refuerzo durante seis meses. Se queja constantemente de las condiciones en las que tienen que desarrollar los magistrados su día a día, lo que hace más lenta la Justicia. El puesto que ha solicitado, que se otorgará por concurso, sería más tranquilo, no tendría que soportar las llamadas de madrugada que ahora recibe. El resultado se podría saber en junio.
El mundo de la Audiencia Nacional es particular, un ecosistema propio. "Es gente con muchísimo poder, están enfrentados entre ellos, los jueces hacen vidas separadas", reflexiona una fuente jurídica. Y, sobre Velasco, dice: "Es un hombre con mucho carácter, aunque también es de formas y amable".
Velasco sigue nadando entre sus aguas. Las que recuerda del Mediterráneo valenciano, las que bajan de la sierra de Madrid. Y con reminiscencias caribeñas. La operación debe su nombre a aquel almirante español Blas de Lezo que organizó la defensa de Cartagena de Indias durante el asedio británico en 1741. 267 años más tarde iría hasta allí Ignacio González y sería espiado. Sigue habiendo marejada.