El partido islamista de Túnez cede a la celebración de elecciones para evitar un régimen autocrático
El primer ministro destituido acepta un traspaso de poderes pacífico.
El partido islamista Ennahda, principal fuerza del Parlamento tunecino y socio del jefe de Gobierno destituido por el presidente, Kais Said, ha apaciguado las aguas, tras los convulsos acontecimientos políticos derivados de las protestas. Este martes, desde la formación han anunciado que están preparados para celebrar elecciones anticipadas con el fin de proteger la democracia y evitar un régimen autocrático.
Tras la destitución del primer ministro Hichem Mechichi, el partido ha instado a los ciudadanos que defienden sus derechos y libertades a que cesen las protestas en las calles y no permitan que la “contrarrevolución” gane legitimidad con la violencia y el derramamiento de sangre que buscan los “matones organizados”.
“Ennahda observa con gran preocupación la actual inseguridad y confusión que el golpe ilegal e inconstitucional ha creado en el país. Ahora está claro que el presidente Kais Said ha trabajado con fuerzas antidemocráticas para anular los derechos constitucionales de los diputados y reemplazarlos por miembros de su propia camarilla”, han afirmado desde la formación conservadora en un comunicado.
Traspaso de poderes pacífico
Horas antes del anuncio de Ennahda, el primer Mechichi anunciaba que acepta su destitución, decretada la noche del domingo por del presidente, así como el traspaso “pacífico” de poderes para no convertirse en un elemento “perturbador” que complique todavía más la crisis del país.
“Me comprometo a garantizar el traspaso pacífico de poderes a la persona que será designada por el presidente, respetando las tradiciones del Estado y deseándole éxito al nuevo equipo de Gobierno”, afirmó el exgobernante en una carta compartida en las redes sociales.
Mechichi ha defendido la necesidad de tomado decisiones “impopulares pero necesarias” debido a las limitadas capacidades del Estado y la situación de sus finanzas públicas durante uno de los momentos más difíciles de la historia del país, que arrastra una crisis económica y social “asfixiantes” tras sucesivos gobiernos que no supieron responder a las aspiraciones ciudadanas.
Esta ha sido su primera declaración pública después de que el presidente anunciase su cese, la suspensión de la Asamblea durante 30 días así como la retirada de la inmunidad parlamentaria a todos los diputados “para recuperar la paz social y salvar al Estado”. Una decisión que la mayoría de las fuerzas políticas han calificado de “golpe de Estado”.