Chile vota: el dilema antagónico entre la izquierda de Boric y la ultraderecha de Kast
Las encuestas dan como favorito en esta segunda vuelta al perdedor de la primera, con entre el 39 y el 54% de los votos. Está por ver si su acercamiento al centro moviliza.
Chile se juega el futuro este domingo. La segunda vuelta de las elecciones son un cara o cruz no ya de líderes, que también, sino de modelos de país, de sociedad, de valores. Del progresismo a la nostalgia. De la izquierda con guiños centristas a la ultraderecha. O lo que es lo mismo, de Gabriel Boric a José Antonio Kast, los dos aspirantes al frente de Apruebo Dignidad y del Partido Republicano, respectivamente.
Nadie se atreve a predecir que ocurrirá este 19-D. La jornada es incierta por lo ajustado de las predicciones de voto, en un escenario inédito con partidos nuevos y aspirantes a presidentes de breve recorrido político de primera fila, que enarbolan propuestas antagónicas que evidencian la necesidad de coser el país y reducir la división, usando la metáfora de Joe Biden.
Dadas las circunstancias, ambos candidatos han hecho visibles esfuerzos por moderar sus posturas, buscando atraer al electorado de centro y a los indecisos e inmovilizados (sólo el 47.33 % de los electores fue a votar), con un riesgo algo de escasa participación que empieza a cronificarse en el país.
Los sondeos publicados en las últimas semanas en Chile muestran que se habría revertido el escenario de la primera vuelta, en la que se impuso el ultra Kast con el 27,9% de los votos. El izquierdista Boric ha recortado distancias. Las tres empresas principales encuestadoras del país muestran, a 16 de diciembre, a Boric como favorito: una le da un 39% de los votos frente a un 22% de su oponente, otra va del 42,2 al 28,3% y la última, queda en el 54-46%. Un despunte notable viviendo de donde viene el exlíder estudiantil, que en primera vuelta se quedó con el 25,8% de los sufragios.
En mitad del cierre de campaña, se ha conocido una noticia que ha agitado el proceso: la muerte de la esposa de Augusto Pinochet, Lucía Hiriart, que el viernes sacó a la calle a manifestantes de todo tipo, partidarios y detractores, mostrando que la polarización del país se mantiene. La base conservadora de Chile es amplia y está muy muy movilizada, por lo que Boric depende de su acercamiento al centro y de una alta participación general en un país donde ha habido estabilidad institucional durante 30 años y donde las inercias son complicadas de tumbar. Las protestas sociales de los últimos años, centradas en la mejora de servicios y derechos, lo han cambiado todo hasta llevarse por delante a los partidos de siempre.
Lo que está en juego
Estado de bienestar, feminismo y ambientalismo o zanjas antiinmigración, familia tradicional y neoliberalismo. Son los dos modelos antagónicos que compiten el domingo, como resume EFE. “Con dos candidatos tan distanciados en el espectro político, esta elección será, junto al plebiscito por una nueva Constitución de octubre de 2020, la más importante de la historia reciente de Chile”, afirma a la agencia Kenneth Bunker, director de la encuestadora Tresquintos.
Boric, de 35 años y líder del Frente Amplio, representa a la parte de la sociedad chilena que quiere “cambios profundos” y que participó en las masivas protestas por la igualdad de 2019, señala por su parte María Cristina Escudero, politóloga de la Universidad de Chile. “Quiere mejores pensiones, educación, salud y pone mucho énfasis en el ambientalismo o el feminismo”, apuntó.
La primera vez que la mayoría de chilenos supo de él fue durante las movilizaciones estudiantiles de 2011 a favor de un sistema educativo más justo y desde entonces ha logrado consolidarse como un “líder fuerte” de la izquierda, agregó.
El caso de Kast es muy distinto: católico ferviente y padre de nueve hijos, el ultraderechista forma parte de un clan familiar que tuvo lazos políticos con la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), un régimen con el que se ha mostrado complaciente en diversas ocasiones.
″Él es más partidario de mantener el status quo y de poner los valores conservadores y la familia en el centro”, sostuvo por su parte a Efe Valentina Rosas, politóloga de la Universidad Católica. Es contrario al matrimonio igualitario, al aborto en cualquier circunstancia y propone cavar una zanja en la frontera para evitar el paso de migrantes, algo “muy conservador que recuerda a Donald Trump”, detalló.
Economía y rol del estado
En términos económicos, su principal diferencia tiene que ver con el rol de Estado, afirmó a Efe Eolo Díaz-Tendero, director del Observatorio de Transparencia de la Universidad Estatal de O’Higgins (UOH). “Boric tiene una mirada que se vincula a la de una socialdemocracia europea, que busca que el Estado cubra ciertos derechos, mientras que Kast es partidario de preservar el actual modelo, muy marcado por el rol mínimo de lo público”, esgrimió.
El sistema chileno, que por herencia de la dictadura de Pinochet es marcadamente neoliberal y con servicios básicos privatizados, llevó a Chile a ser el país con más renta por cápita de Suramérica, aunque también lo dejó como el más desigual, según la base de datos independiente World Inequality Database (WID).
El director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor, Francisco Castañeda, señaló a Efe que las propuestas de Kast son “más amigables con el mercado” porque proponen rebajas tributarias que se asemejan a las de Irlanda. “Boric, en cambio, propone aumentar la recaudación un 8 % del PIB en ocho años y considera crear una banca de desarrollo o nuevas empresas estatales, lo que genera gran desconfianza entre el sector privado”, expresó.
De todas formas, agregó el académico, “ambos han ido moderando su discurso para captar al votante de centro en temas como tributación o pensiones”.
La senda constituyente
Otro de los puntos clave será el devenir del proceso constituyente, que arrancó el pasado julio como vía política para amainar la crisis social de 2019. “Mientras que Boric tiene mucho más espíritu de cooperación, Kast es un escéptico del cambio constitucional y llegó incluso a votar en contra”, señaló a Efe el chileno Javier Sajuria, politólogo de la Queen Mary University of London, de Reino Unido.
Para el académico, el nuevo Gobierno tendrá un rol “fundamental” al estará a cargo de aspectos administrativos o presupuestarios, e incluso, podría llegar a condicionar el resultado del plebiscito de salida de 2022, en el que los chilenos deberán votar si finalmente aprueban o rechazan el texto.
“Con el reto de inaugurar una nueva Constitución por delante, el espíritu del próximo presidente va a ser crucial para el andamiaje político de las próximas décadas”, concluyó por su parte Bunker.
El plano internacional: ¿ultraderecha y chavismo?
Michael Álvarez, portavoz de la Fundación Heinrich Böll, cercana al partido de Los Verdes, en Berlín, explica a la DW que “el candidato Kast está bien anclado en las redes de la nueva derecha internacional”. Una nueva derecha que califica de “radical” y que, en diversos países, también de Europa, muestra una tendencia nacionalista en materias como cultura y migración y es contraria al multilateralismo. “Son ultranacionalistas donde se lo pueden permitir, donde no chocan con los intereses de una economía liberal de mercado”, aclara.
De Boric, a quien sus adversarios también sitúan en un contexto internacional, destaca la presencia del partido comunista en la plataforma de izquierda. Los paralelismos trazados en este caso son con Venezuela o Nicaragua. Klaus Bodemer, exdirector del Instituto de Estudios Latinoamericanos de Hamburgo. considera que son “comparaciones absurdas” por completo. “Lo hemos visto en otros países, en Colombia, en Bolivia, en todas partes se saca del bolsillo ese fantasma cuando se teme no poder convencer con los propios medios”, apunta.
Decisivas
Desde el regreso de la democracia en el país andino la derecha no había logrado unos resultados en el Senado como lo hizo en estas elecciones. En la Cámara de Diputados, en cambio, la representación ha sido variada pero con una participación femenina mayor, pasando de 36 a 55 mujeres.
También es la primera vez que un representante de las Naciones Unidas apoya a uno de los candidatos aspirantes a llegar a La Moneda: es el caso de Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU y expresidenta de Chile en dos oportunidades, que dio a conocer su postura política públicamente esta semana. “Elegir un presidente que asegure que nuestro país pueda realmente continuar en una senda de progreso para todos, una senda de mayor libertad, igualdad, derechos humanos que se respeten, un medio ambiente sostenible y la oportunidad de una nueva Constitución”, dijo Bachelet.
Este domingo, más de 15 millones de chilenos están convocados a votar voluntariamente para escoger al sucesor del conservador Sebastián Piñera. Y nadie sabe a ciencia cierta lo que va a pasar.