Un pastor coreano, un expresidente y el perpetuo Evo Morales: Bolivia vota más indecisa que nunca
Después de 13 años en el cargo, Morales parte como vencedor... pero no lo va a tener tan fácil.
Los bolivianos tienen desde hace meses marcado el 20 de octubre en el calendario, pero encaran esta fecha con más dudas que nunca. Es este domingo cuando los ciudadanos de Bolivia votan para elegir presidente, vicepresidente, diputados y senadores, y parece que la tensión que vive últimamente la región también se reflejará en las urnas del país andino.
Las miradas están puestas, sobre todo, en Evo Morales, presidente desde 2006 y candidato del Movimiento al Socialismo por cuarta vez, quien, de resultar vencedor, encadenaría 20 años en el cargo. Todo ello, pese a que más de la mitad de los votantes rechazó en un referéndum en 2016 que volviera a presentarse a las elecciones.
Las últimas encuestas dan la victoria a Morales, aunque no de forma tan holgada como en las anteriores ocasiones. Si en 2005 consiguió el 53% del respaldo, cuatro años después el 64% y en 2014 cerca del 61%, esta vez los sondeos le dan entre el 32 y el 40% de los votos.
En caso de cumplirse estos pronósticos, Morales tendría que someterse, por primera vez en su mandato, a una segunda vuelta en diciembre. Y quien tiene más probabilidades de estar en esa segunda votación (con más del 20% de los votos, según las encuestas) es el que también fuera presidente de Bolivia, el escritor Carlos Mesa, candidato de la alianza de centro Comunidad Ciudadana.
Lejos de ese 20% están los derechistas Óscar Ortiz, de Bolivia Dice No, con más del 10%, y Chi Hyun Chung, al que muchos consideran “la sorpresa” en estas elecciones, con un 6% de intención de voto habiendo presentado su candidatura hace apenas seis semanas. Con el lema “Chi Puede”, este pastor presbiteriano nacido en Corea del Sur y nacionalizado boliviano ha caído simpático a parte de la población pese a sus comentarios homófobos y machistas. Tras afirmar que los homosexuales necesitan un “tratamiento psiquiátrico”, Chi Hyun Chung se escudó en que sus propuestas están “basadas en la Biblia” y en que esa es su “convicción personal como cristiano”.
Para que uno de los candidatos sea elegido en primera vuelta tiene que lograr el 50% más uno de los votos o, teniendo más del 40%, obtener una ventaja de 10 puntos sobre el segundo más votado. Además del nuevo presidente y vicepresidente para el periodo 2020-2025, en los comicios serán elegidos los 166 miembros del Congreso bicameral. Y, de nuevo, Evo Morales no las tiene todas consigo para conseguir mayoría en el Parlamento.
Estos días Bolivia también ha sido noticia por las manifestaciones en sus principales ciudades para protestar por la falta de acción del Gobierno ante los incendios en la Amazonia y por el hecho de que Evo Morales vuelva a presentarse a las elecciones.
Las organizaciones ecologistas critican el “chaqueo” (las quemas), una práctica que, según ellas, promueve el Gobierno al respaldar la deforestación para ampliar las actividades agrícolas intensivas. “El Gobierno ha perdido el norte en cuanto a los principios filosóficos e ideológicos que le llevaron al poder en 2006 y, desde entonces, tiene como base un modelo de desarrollo extractivista” de explotación masiva de los recursos naturales, lamentaba hace unos meses Leonardo Tamburini, director de Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (CEJIS). Y, como a Tamburini, a muchos bolivianos les sorprende que Morales, un indio aymara, gran defensor de la naturaleza y uno de los promotores de la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra, vaya supuestamente en contra de lo que hasta ahora representaba.
Evo Morales se resiste a declarar el estado de desastre nacional tras los fuegos en la Amazonia —que ya han asolado un área equivalente a Costa Rica (51.100 km²)— por considerarlo una “intromisión extranjera”. Esa idea de injerencia también la ha enarbolado para azuzar al electorado con el argumento de las últimas protestas en Ecuador y de la situación de pobreza en Argentina. “Votar por la derecha es votar para que vuelva el Fondo Monetario Internacional. Donde ha retornado el FMI, como en Argentina, ha crecido la pobreza y desigualdad. Imagínense lo que está viviendo Ecuador, otra vez paquetazo del FMI. Lamento mucho que algunos gobiernos y presidentes se sometan a esos organismos financieros que representan al sistema capitalista”, ha advertido Morales en su cierre de campaña.
Los adversarios de Morales se aferran, por su parte, al resultado del referéndum de 2016 que, en principio, impedía al presidente buscar un cuarto mandato. Curiosamente, la apelación al cisma ideológico izquierda-derecha (o nacionalización-privatización) no ha marcado esta campaña electoral, a diferencia de lo que ocurrió en las anteriores. Ni Carlos Mesa ni Óscar Ortiz —principales oponentes de Morales— mencionan en sus programas la posibilidad de privatizar empresas estatales ni de revertir las nacionalizaciones llevadas a cabo por el Gobierno los últimos años. “Las tres fuerzas principales de la contienda han confluido hasta el centro”, explica el analista político Fernando Mayorga a Infobae.
A favor del presidente, las cifras económicas del país. En los últimos 13 años, la pobreza extrema se ha reducido del 38 al 15% —según datos de Ministerio de Economía y Finanzas Públicas— y se calcula que la de Bolivia es una de las economías latinoamericanas que más crecerá este año, entre el 3,9 y el 4,5%.