Modo electoral 'on': Andalucía activa una carrera de vértigo en las urnas
Los partidos ponen en marcha sus maquinarias con la vista puesta en las generales del año que viene.
El vértigo de las urnas inunda ya todo el país. La campaña de las elecciones andaluzas arrancará la medianoche de este viernes, pero supone una cita al máximo nivel general y que marcará todo el tablero de la política nacional. Y es que, además, la maquinaria de los partidos se pone a trabajar a partir de ahora sin descanso, con la vista puesta en los grandes comicios: las generales de diciembre del año que viene.
Andalucía es una comunidad muy especial electoralmente. Empezando porque es la más poblada y la que luego tiene más diputados en el Congreso. Con un simbolismo muy potente: durante años fue el gran feudo y corazón del socialismo español. Fueron cuatro décadas de gobiernos progresistas, por lo que supuso un mazazo su pérdida y un triunfo para el PP (aunque tuviera el peor resultado de su historia en 2018).
El sur también supone en esta ocasión el gran debut electoral de Alberto Núñez Feijóo como nuevo presidente del Partido Popular. La calle Génova lo tiene claro: espera un gran éxito en las urnas que sirva para venderse como el inicio de un cambio de ciclo electoral después de los sinsabores que dejó Castilla y León.
Las encuestas soplan muy a favor del Partido Popular, que tiene su espejo en Ayuso en el tema de los números (lograr una amplísima victoria que supere a todas las izquierdas y que permita un Ejecutivo en solitario sin Vox en el Palacio de San Telmo). Este mismo lunes el CENTRA (el CIS andaluz) ha publicado su estudio preelectoral, que dibuja que el PP sería la primera fuerza con 47-49 escaños, subiendo 18,5 puntos respecto a las anteriores elecciones y casi doblando los parlamentarios obtenidos entonces (26).
El PSOE dejaría de ser la primera fuerza y perdería incluso un asiento en el Parlamento, pasando de 33 a 31-32. Vox tendría un gran subidón, también casi doblando (con 21-23 asientos frente a los 12 actuales). El frente amplio de Por Andalucía se quedaría en 5 escaños, mientras que Adelante Andalucía -la formación de Teresa Rodríguez- arañaría sólo 1. El gran desplome lo protagonizaría Ciudadanos, que se despeñaría de 21 a 1-2 puestos en el Hospital de las Cinco Llagas.
Este mismo lunes, asimismo, se ha hecho pública la encuesta de 40dB para El País y la Cadena Ser, que deja también el gran titular de que el PP acaricia ese Gobierno en solitario tan anhelado por Juanma Moreno. El Partido Popular lograría 48 diputados, relegando al PSOE a una segunda posición con 33 escaños (los mismos que consiguió Susana Díaz en 2018). La ultraderecha sería la tercera fuerza con 18. Por detrás se situarían las izquierdas: Por Andalucía (7) y Adelante Andalucía (3). Ciudadanos sadría del Parlamento autonómico, y sus votos se irían casi enteros al PP de Moreno Bonilla.
El PSOE-A se enfrenta a estas elecciones tras haber protagonizado un proceso de renovación interno que ha llevado al anterior alcalde de Sevilla, Juan Espadas, al despacho principal de San Vicente tras la época de Susana Díaz, ahora en un segundo plano como senadora en Madrid. El actual líder quiere vender su fama de buen gestor y sus formas educadas y tranquilas, pero no ha conseguido calar todavía en toda la comunidad e incluso dentro de su partido creen que ha tenido un perfil bajo. No obstante, los socialistas andaluces dicen que poco a poco se anima su electorado y confían en el tirón de sus alcaldes (gobiernan en el 60% de los municipios) para darle la vuelta a las encuestas. Como dice un dirigente del PSOE-A: “Andalucía es muy complicada, nadie puede hacer previsiones hasta que se abran las urnas”.
Y son varios factores los que pueden jugar muy en contra del PSOE. El primero, y como repiten todos sus dirigentes, la desmovilización de su electorado. En las pasadas elecciones, unos 500.000 votantes progresistas se quedaron en sus casas para castigar a un partido dañado por los casos de corrupción y por un liderazgo muy tocado de Díaz, que había pilotado una cainita operación para desbancar a Pedro Sánchez de Secretaría General socialista. Asimismo, reconocen entre los miembros del PSOE-A que Juanma Moreno se ha asentado bien, con una estrategia de formas templadas para no dar miedo y buscando siempre un perfil muy institucional. “Es como que no molesta”, ilustra un dirigente socialista a la hora de analizar al malagueño.
Estas elecciones llegan en un momento para el PSOE a nivel nacional también complicado, ya que la incursión de Núñez Feijóo en la política nacional está siendo un revulsivo para el Partido Popular, que quiere dar la sensación de cambio de ciclo. Andalucía tiene ese componente emocional para los socialistas, pero en La Moncloa y Ferraz siguen pensando que esto no supondrá una extrapolación a nivel general, y que queda todavía más de un año para las elecciones generales.
En el sondeo de 40db también se pregunta a nivel nacional. La perspectiva que hace es que el caso Pegasus no ha pasado factura al PSOE, que incluso se recupera respecto al mes anterior. Hay un empate técnico entre los dos grandes partidos (los socialistas ganan en intención de voto pero los ‘populares’ tendrían más escaños). Pero el sondeo también rompe una tendencia: las derechas no superan la mayoría absoluta y se quedarían en 168 diputados en la Cámara Baja. Lo que sí deja patente es que el nuevo PP logra frenar el ascenso de Vox, que se estanca en 16,2%.
A pesar de esa amplia victoria en Andalucía que dan los sondeos, se plantea la gran pregunta: ¿habrá un gobierno entre el PP y Vox? Moreno confía en poder tener los números para ese Ejecutivo en solitario, como hizo Ayuso. La incógnita es si la ultraderecha está dispuesta. En Madrid lo hizo, pero en Castilla y León ya exigió estar en un Ejecutivo de coalición. El PP-A ha puesto líneas rojas e incluso ha abierto la puerta a repetir las elecciones si Santiago Abascal impone traspasar ciertos límites.
En Génova 13 y también en Sevilla hay muchas preocupación por una posible repetición de la fórmula de Castilla y León, con Vox intentando marcar camino y provocando constantemente (como ha hecho el vicepresidente, Juan García-Gallardo, con sus palabras sobre el aborto y a la procuradora socialista con discapacidad). Pero Vox a por todas y ya insiste en que quiere entrar en la Junta, poniendo además a una potente candidata, Macarena Olona, que no sufre desgaste en las encuestas a pesar la polémica de su empadronamiento en Salobreña. Con una amenaza: están dispuestos a votar no en la investidura de Moreno Bonilla si no hay pacto de coalición.
Dentro de la actual dirección del Partido Popular hay mucha incomodidad y temor a que esa fórmula se asiente en Andalucía, lo que puede hacer que salten muchas polémicas y espinas durante todo un año antes de las elecciones generales. Y con la prueba de fuego también de las municipales y autonómicas, de mayo de 2023, donde el PP quiere recuperar parte del poder territorial, pero en el que Vox será determinante una vez que Ciudadanos ya está en proceso absoluto de extinción.
Por eso en el PSOE no para de repetir que al PP se le va a hacer muy largo este año. En La Moncloa y Ferraz insisten en que no hay intención de adelantar las elecciones generales y que se va a agotar la legislatura. A pesar de las dificultades aritméticas, el Gobierno ha logrado sacar adelante todos sus grandes proyectos, por lo que no hay un motivo real para poner ya las urnas. Además, Sánchez quiere aguantar para pilotar el año que viene durante el segundo semestre la Presidencia rotatoria de la UE que corresponde a España.
En las elecciones andaluzas también se analizará con lupa el proceso del frente amplio de izquierdas, ya que es el primer laboratorio del proyecto (Sumar) que tiene en mente Yolanda Díaz de cara a las generales. El sur es la primera experiencia y, además, la cabeza de lista, Inma Nieto, fue la persona ungida por la propia vicepresidenta segunda. La dirigente gallega tiene previsto iniciar su proceso de escucha después del 19-J, a fin de hacer actos con parte de la sociedad y terminar de decidir si se presentará como candidata en diciembre del año que viene. Durante estos días, ha habido tensión entre la vicepresidenta y la parte más dura de Podemos, pero las dos partes saben que deben unirse para el camino de las generales.
La maquinaria electoral, a tope. El norte mira mucho al sur.