El último cartucho de Ciudadanos
Los naranjas necesitan un resultado digno en las catalanas para no entrar en descomposición, de la que ya existen claros síntomas.
Ciudadanos necesita un resultado electoral digno el próximo 14 de febrero en Cataluña, porque le va su futuro como proyecto político en ello. Los responsables del partido consultados confían en que, aunque perderán muchos de los 36 diputados que tienen, superarán la suma de PP y Vox en el Parlament. De esta manera, esperan frenar la OPA hostil que ha lanzado Pablo Casado sobre los votantes, las bases y los cuadros de Inés Arrimadas.
Las elecciones catalanas son el último cartucho naranja porque cierran un ciclo que abrieron las generales del 28 de abril de 2019 y que terminaron emborrachando de éxito al exlíder Albert Rivera. En este tiempo, la formación ha pasado de la euforia por tener 52 asientos en el Congreso al miedo de otro fracaso sin paliativos, esta vez en Cataluña, la cuna donde logró ser la primera fuerza hace tres años.
La líder de Cs intentó un giro estratégico cuando tomó las riendas del partido en marzo del año pasado tras el fiasco de Rivera el 10-N. El partido decidió salirse de la foto de Colón e intentar abrir un espacio de diálogo con el Gobierno que les habría permitido mostrarse como un partido de centro. La crisis de la pandemia ha sido el catalizador perfecto de ese giro, aunque en el partido saben que les costará explicarlo.
En Cs se quedan con la sensación de que no pudieron apoyar las cuentas porque Podemos maniobró para echarles cuando Pablo Iglesias apareció junto a Otegi y anunció el ‘sí’ de la izquierda abertzale a las cuentas de la coalición.
“Creemos que la gente, cuando mire atrás, se quedará con nuestra actitud y con nuestra voluntad de trabajar juntos. Quizá hace falta tiempo para que la ciudadanía entienda nuestra postura en este momento. Pero es que, en medio de una pandemia, quien esté mirando todo con el chip electoral tiene un problema. No hay temor a que se nos vincule en exceso con el Gobierno, pero es que es el que es. Si queremos influir, toca hablar con Sánchez”, defiende la secretaria general del partido, Marina Bravo, sobre la estrategia durante la crisis sanitaria.
El problema es que el chip electoral ya está operando. Es más, es el que explica la sacudida de la candidatura del ministro de Sanidad, Salvador Illa, por el PSC y la salida de la ya exportavoz parlamentaria naranja Lorena Roldán rumbo al PP. Precisamente este último movimiento es uno de los termómetros que advierten de la descomposición del partido y que antiguos tripulantes del barco naranja ven difícil de revertir por mucho Arrimadas fiche nuevas caras, como la de la periodista Anna Grau que será número dos por Barcelona.
“La descomposición será un proceso progresivo. No es que el 14 de febrero el partido se vaya a venir abajo, porque seguirá teniendo representación, pero es verdad que a medida que se vayan sucediendo los ciclos electorales, se irá evidenciando esa tendencia”, vaticina una exdiputada naranja en la Carrera de San Jerónimo que señala los lugares donde se repetirán movimientos similares al de Roldán: “Lo veremos en la Comunidad de Madrid, en Andalucía y en el Congreso de los Diputados. Es muy previsible que el capital político de Cs reciba ofertas de otros partidos para continuar su carrera”.
Ese intento de absorción del PP ha avivado el debate interno sobre cómo relacionarse con los populares. La dirección del partido sigue viendo hueco para un proyecto propio de centro liberal, pero qué pasa si el batacazo naranja en febrero es mayúsculo. ¿Cuánto cuestionaría el liderazgo de Arrimadas?
“El liderazgo de Arrimadas ya está contestado. No es culpa suya, seguramente es que heredó un partido herido de muerte y un partido en el que, por mucho que se quiera enmendar errores del pasado, ya no se tiene la credibilidad ante el electorado para hacerlo”, arguye la exrepresentante naranja en las Cortes.
Puede que por eso, el dirigente de Cs Juan Marín, vicepresidente del Gobierno andaluz, haya sido de los primeros en mojarse públicamente sobre una hipotética alianza con el PP para ir de la mano en las andaluzas de 2022. Pero en poco menos de 24 horas fue desautorizado por Arrimadas. Este martes el intercambio de golpes fue con el también vicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, y por lo mismo, una alianza con los de Casado.
“Ciudadanos ha estado intentando hasta el último momento ir en una masa conjunta con el PP que disimulara los previsibles malos resultados. Claro, en Cataluña el batacazo sería mayor porque allí ganó las elecciones hace tres años. La situación es muy complicada. Y lo que se ha dado en llamar OPA del PP es un movimiento lógico y que, en cierto modo, se había dado antes a la inversa cuando era Cs quien aspiraba a sobrepasar al PP”, explica la exdiputada naranja que perdió su escaño tras el batacazo de la repetición electoral y que entiende, en cierto modo, la salida de Roldán.
La dirección de su partido ve la espantada de Roldán de manera completamente diferente: “Quien no esté dispuesto a hacer esfuerzos extraordinarios para salvar vidas y empleos en la peor pandemia del último siglo, o evitar que ERC y Bildu sean decisivos, es evidente que estará incómodo en Cs”, zanjan fuentes del partido.
“Ella sabrá mejor que nadie dónde puede aportar más y dónde será más valorada su carrera. Es evidente que fuenen su día fue la número 1 de Cs en Cataluña y fue apartada para poner a Carrizosa. Ganó unas primarias y fue apartada. Y si yo fuera Lorena Roldán también me lo tomaría como ‘mi partido no cuenta conmigo’. Por eso me parece razonable su marcha”, dice esta exparlamentaria de Cs.
Lo cierto que la escapada de la exparlamentaria naranja en el Parlament ha sido muy personal, pues fue descabezada, ha conseguido asentar una idea en el fuero interno del partido, tras insistir en que la única manera de sobrevivir es armando un frente contra Sánchez que aglutine a todas las fuerzas políticas interesadas en expulsar al PSOE y sus apoyos independentistas de la gobernabilidad de España.
“Roldán no significaba nada en el partido”
Aunque en la órbita naranja hay quien cree que la fuga de Roldán apenas les hará daño: “No significaba nada en el partido y no tiene mucha importancia ese movimiento. Es una mujer con mucha ambición y carácter. Con Arrimadas, desde hace ya tiempo, se ha rectificado el rumbo que había tomado el partido en el sentido de que Cs, que es de centro socio-liberal con unas ideas y un programa que le hacen fácil pactar a un lado y a otro, vuelve a ser congruente”, sintetiza una fuente muy próxima a la líder naranja.
“Ciudadanos mantiene su esencia, de hecho, fundadores del partido están manifestando que en esta nueva etapa, estamos cumpliendo la misión fundacional de fortalecer el centro, el espacio constitucionalista y que actuamos con responsabilidad. A nosotros no nos van a distraer del camino correcto por más que otros partidos estén pensando en sillones y en batallitas que no interesan a los españoles”, explican fuentes de la dirección del partido.
El éxito del disparo del partido el próximo 14-F marcará el devenir una formación que no quiere verse como la extinguida UPyD. También el de Inés Arrimadas, que tampoco querrá repetir el destino de Rosa Díez. Y todo mientras el gran rostro naranja, Albert Rivera, opina sobre el rumbo de su expartido con la autoridad que le confiere haber capitaneado la bajada al sótano de los 10 escaños desde la azotea de los 52 a la que él mismo subió.