El triunfo electoral prodemócrata no apaga las protestas en Hong Kong
Exigen al gobierno que deje "los abusos y garantice los derechos humanos".
Pese a haber conseguido una victoria aplastante en las elecciones locales, el movimiento prodemocrático de Hong Kong ha vuelto este lunes de nuevo a las calles para clamar por una mayor libertad, lejos de la alargada sombra de China.
Las protestas han retomado su carácter “pacífico y racional” frente a la violencia de las últimas semanas. Los manifestantes han entonado su particular himno, han alzado su bandera negra y han reivindicado a gritos sus ya clásicas “Cinco demandas, ni una menos”.
“No nos vamos a rendir y los nuevos concejales electos seguiremos al lado de nuestra gente. Exigimos al gobierno de Hong Kong que deje los abusos y garantice los derechos humanos”, ha declarado Michael Mo, en una concentración del movimiento prodemocrático en el Parque Centenial, encabezada por una docena de activistas electos en los comicios del domingo.
Mo es uno de 388 candidatos prodemocráticos que ha ganado un puesto como concejal de distrito, frente a los 59 de los prochinos, resultado que confirma un fuerte respaldo social a las demandas de los grupos que están detrás de las manifestaciones que arrancaron en junio.
“Las elecciones han demostrado que una mayoría de hongkoneses quieren el fin del gobierno y democracia plena. Es importante que sigamos en las calles expresando nuestras demandas”, ha señalado Alex, un manifestante de 23 años.
Las decenas de personas que se han reunido en esa concentración alrededor de las 16.00 hora local (08.00 GMT) se han convertido en miles cuatro horas después, cuando los manifestantes marcharon a la cercana Universidad Politécnica (PolyU), al cumplirse nueve días del asedio policial que mantiene encerrados todavía a alrededor de una veintena de estudiantes.
“Abrid la universidad” y “Liberadlos” fueron las consignas que más se escucharon, junto con otras más hostiles como “Policía, perros corruptos”, ya que una de las principales exigencias de los manifestantes es que se lleve a cabo una investigación independiente sobre la “brutalidad policial”.
“La Policía invadió nuestra universidad; debería ser un lugar para aprender y formarse, no un lugar para que esté asediado por ninguna fuerza, especialmente cuando dentro hay estudiantes que luchan con pasión por la justicia social”, ha opinado Jason, de 22 años.
Hace dos fines de semana, miles de activistas se atrincheraron en el campus de la PolyU —pertrechados con cócteles molotov, flechas y ladrillos— para defender las universidades, la cuna intelectual de las protestas, lo que provocó una contundente respuesta policial y el cerco del edificio.
El pasado lunes se desató una batalla campal de quince horas que acabó con unos mil detenidos y varios heridos, aunque un centenar aguantó amotinado en el edificio, de los que ahora solo quedan unos veinte o treinta, después de que varios salieran en la última semana agotados física y psicológicamente.
“Estamos aquí para proteger a nuestros estudiantes, para reclamar que salgan y estén a salvo. Esto es muy triste, no sé por qué el gobierno nos hace esto’, se ha lamentado Dorothy, una mujer de 45 años, preocupada por la desesperación que se ha adueñado de los jóvenes que resisten escondidos dentro de la universidad.
Esta mañana desertaron tres nuevos estudiantes, que dieron cuenta de la situación extrema que se vive dentro, donde varios se han autolesionado y la opción del suicidio se ha convertido en el tema de conversación central, según su relato.
Por ello, cinco de los líderes del movimiento prodemocrático que salieron elegidos concejales en los comicios (Jimmy Sham, Roy Kwong, Gary Fan, Cheng Tat-hung y Chau Yin-ming) negociaron con la policía para que se les permitiera acceder a la universidad y mediar en la salida de los estudiantes amotinados, que temen ser detenidos y agredidos.
El intento tuvo éxito: lograron el acceso y dos horas después el jefe de la policía anunció que los agentes entrarían para sacar los estudiantes por las buenas, sin detenerlos, además de llevar equipos médicos para los que necesiten atención sanitaria.
La llegada de las ambulancias se vio como otro triunfo de los manifestantes y, cuando se abrió el cordón policial para que pasaran, todos aplaudieron y se emocionaron.
Horas después nadie había salido aún de la universidad, pero uno de los concejales electos emitió en directo desde sus redes sociales un comunicado leído por dos de los cabecillas de los estudiantes amotinados, con las caras cubiertas.
“Sabemos que hay protestas fuera para apoyarnos. Sabemos que todo el mundo quiere rescatarnos y estamos muy agradecidos por eso”, han afirmado, aunque pidieron calma y tiempo para decidir si aceptaban la oferta de los policías, de quienes no se fían.
“No queremos que se repita la tragedia del día 18 y acabar como nuestros compañeros, que fueron arrestados y heridos”, han sentenciado.
Mientras meditan su decisión, más activistas y simpatizantes democráticos se acercaban a la PolyU para mostrar su apoyo a los estudiantes y lanzar al gobierno el mensaje de que la llama de las protestas sigue viva.