'El timador de Tinder': ojo a estas señales de alerta en las apps de citas
Si los indicios son tan obvios, ¿por qué es tan fácil caer en la trampa?
El timador de Tinder narra la historia real de un hombre que estafó a una docena de mujeres haciéndose pasar por un joven y apuesto multimillonario. Disponible en Netflix desde hace unos días, este documental describe el detallado plan de Simon Leviev, un israelí de treinta años que vive a costa del dinero de las mujeres a las que estafa.
Su plan: enamorar a una mujer tras otra haciéndoles creer que han encontrado el amor de su vida. Luego simula encontrarse en una situación catastrófica, las convence de que está siendo perseguido por personas con malas intenciones y estas mujeres, bajo su influencia, ceden por amor y le envían miles de euros.
El documental ha generado fuertes reacciones de los internautas. Algunos culpan a las víctimas porque, según ellos, los indicios son demasiado “obvios” como para no darse cuenta. ¿Pero cuáles son? Y si son tan obvios, ¿por qué es fácil caer en la trampa?
Para Laure Salmona, cofundadora y tesorera de la asociación FéministesVSCyberharcèlement, el primer paso es escucharse a una misma. “Si se enciende una lucecita roja en tu mente, no es una buena señal”, explica. “También hay que intentar parar la conversación si la otra persona insiste demasiado en preguntar algo o si hace preguntas extrañas”.
Los datos personales, como los apellidos o el número de teléfono, pueden encontrarse fácilmente a través de estas aplicaciones. “Hay que tener cuidado con las aplicaciones que ofrecen vincularse con Instagram”, advierte. También hay información en la que no pensamos tanto, como la dirección de nuestro gimnasio, los lugares donde desarrollamos nuestros hábitos y mucha más información de la esfera privada.
El plan del timador suele estar muy bien pensado. “El timador estudia a sus víctimas. Intenta crear vínculos comunes y mantiene la relación, a veces durante meses”, explica Olivia Mons, portavoz de la federación France Victimes, que ayuda a personas estafadas. Su consejo para no caer en este tipo de estafas es dejar la relación en cuanto haya dinero de por medio. “Forjar una relación amorosa no es cuestión de dinero. Hay que tener cuidado con estos temas y no enviar dinero. Hay que anclarse y anclar a la otra persona a la realidad y no a los regalos materiales”, explica.
″¿Cómo han podido dejarse engañar así?” y “Estas mujeres son estúpidas” son, para Laure Salmona, ejemplos claros de frases que dirigen la culpa a las víctimas para avergonzarlas. En Twitter, Netflix tuvo que resaltar expresamente que las mujeres del documental eran “víctimas de una estafa”.
Tras este tipo de estafa, la vergüenza que sienten las víctimas puede llegar a aislarlas de su entorno y de la sociedad. “Las personas solteras, a veces más vulnerables por ello, se dejan manipular en un escenario que, desde fuera, parece inverosímil”.
Un estilo de vida lujoso, mucho trabajo y largos viajes son características típicas del escenario de esta estafa amorosa. Tener un estilo de vida lujoso es un sueño para muchas personas, y el trabajo, que a menudo requiere viajar, justifica las frecuentes ausencias del estafador. “Estos escenarios se planifican con antelación. A partir de las redes sociales donde antes eran solo amigos puede producirse una cristalización del amor. El proceso puede durar meses, en los cuales la persona estafada de verdad piensa que ha encontrado el amor”, analiza Olivia Mons. A veces, hay “pruebas” y otras personas que forman parte del escenario de la estafa, como en el documental sobre Simon Leviev. Estos elementos sirven para apuntalar la historia inventada y difuminar aún más la frontera con la realidad.
Estas relaciones que parecen demasiado buenas para ser verdad inevitablemente suelen terminar mal. “A las víctimas les resulta muy difícil buscar ayuda. Ser víctima de una estafa así puede tener importantes secuelas psicológicas, como una herida narcisista: las víctimas han sufrido una herida en su autoestima porque se han aprovechado de ellas económica y emocionalmente”, explica Olivia Mons.
Una vez atrapadas en este escenario, las víctimas no suelen ver los hilos que se mueven sobre ellas. “Creo que también hay un factor de soledad emocional y afectiva, independientemente de que estas personas estén bien rodeadas”, concluye Olivia Mons.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.