El teatro y la vida, Almagro
Aquí está un festival que es grande por estas cosas: abrir, pese a todo y con todas las medidas de seguridad necesarias, pero abrir.
El Festival de Almagro 2020 será recordado durante mucho tiempo. El mero hecho de abrir las puertas del mismo tras lo más duro de la pandemia que ha asolado nuestro país es un acto de valentía y compromiso con el arte dramático por parte de la dirección del mismo; ha sido definido incluso por un milagro. A lo largo de estos meses se han ido cayendo festivales de envergadura, los más notables fueron Edimburgo y Avignon, en estos últimos días, Olmedo y el Grec. Esto hace todavía más importante la celebración del festival.
Los que allí estábamos teníamos teníamos la sensación de compartir algo especial, con mascarilla en la boca, saludando con el codo, pero algo genuino. El teatro en cuanto ritual, no se construye sin presencia, sin convivio (en el teatro en streaming se construye un híbrido interesante que juega precisamente con la ausencia, pero que no es teatro per se) y esto hace que participemos de algo importante.
Es significativo que el Festival se abriera con una obra “zoomnificada” titulada En un reino extraño
El Festival se abrió con En un reino extraño de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, un ejercicio construido precisamente durante la pandemia (véase la ficha en teatrero.com para una crítica completa). En él los actores de la Joven presentan unas reflexiones que han hecho en zoom sobre el amor en los tiempos del corona y las insertan con textos de Lope de Vega. Es de alabar la dirección de David Boceta que logra armar la pieza en muy poco tiempo.
El 15 tuvimos ocasión de ver la interesante ficción sonora realizada por el gran Joaquín Notario (no dejo de pensar en su Alcalde de Zalamea) y Roberto Álamo (no me quito su Urtain de la cabeza) y una curiosa pieza realizada por el Teatro del Velador de Juan Dolores Caballero, una comedia burlesca cortesana de Calderón, Céfalo y Pocris. Si bien el espectador encontraba el Velador en toda su expresividad plástica (figuras deformes y divertidas, teatro físico) se echó en falta un poco más de unión en las escenas pues no se acababa de seguir la trama correctamente (véase la ficha en teatrero.com para una crítica completa).
Los académicos han abrazado el Festival
Ha habido una gran presencia de académicos, han coincidido a la par las Jornadas de Teatro Clásico que organiza la Universidad de Castilla-La Mancha, organizadas por un equipo magnífico que llevan tiempo intentando conjuntar los mundos de la Universidad y del teatro, y las jornadas virtuales de la Association for Hispanic Classical Theater, que agrupa un conjunto de universidades estadounidenses con un número importante de críticos. Ambas tuvieron momentos magníficos con presentaciones de teatreros y de académicos. Para esta ocasión organizamos un encuentro entre los periodistas Concha Barrigós (EFE), Julio Bravo (ABC), Javier Vallejo (El País), Raúl Losánez (La Razón), Mari Sierra (La Tribuna) y Antonio Hernández Nieto (de nuestro HuffPost) sobre el teatro, los medios de comunicación, la pandemia, los nuevos modelos teatrales, el renacer del arte…
Bueno, aquí está un festival que es grande por estas cosas: abrir, pese a todo y con todas las medidas de seguridad necesarias, pero abrir. ¡Hemos vuelto a los teatros!
P.S. 1: Es obligatorio dar el pésame a la familia de Domingo Serrano que regentaba el bar «el Gordo» en la Plaza Mayor. Toda una institución almagreña y del festival. Estos días el mundo del teatro se ha agolpado en el bar a pagar sus respetos.
P.S. 2: El teatro son lugares seguros, mucho más que el metro, el autobús, los aviones, las discotecas y muchos otros espacios que están abiertos. Dense una vueltecita por los Teatros del Canal a que les midan la temperatura y lo verán. La gente que toma estas decisiones, por lo general, poco van al teatro, si no, lo sabrían.