El Síndrome de Münchhausen de Ciudadanos
"Quienes padecen este trastorno se provocan dolencias o enfermedades para estar en el rol de víctimas porque obtienen algún tipo de beneficio".
La deriva que ha tomado Ciudadanos en los últimos meses se ha convertido en uno de los temas de conversación veraniegos junto con la posibilidad de ir a unas nuevas elecciones en otoño. No hay reunión de amigos o familia, charleta a la hora del café o conversación con un taxista en la que no surjan los dos asuntos.
¿Qué necesidad hay de crispar el ambiente y luego denunciar acoso? ¿Hasta qué punto entra dentro de lo normal actuar así sistemáticamente? ¿La repetición de la estrategia es beneficiosa a la hora de lograr votos? ¿Es responsable generar enfrentamientos públicos? Son algunas de las preguntas que se hace la gente, incluidos votantes de la formación naranja, que asisten atónitos al rumbo del partido de Albert Rivera. “Esta conducta se podría equipar con el Síndrome de Münchhausen. Las personas aquejadas de este trastorno se provocan dolencias o enfermedades para estar permanentemente en el rol de víctimas porque obtienen algún tipo de beneficio”, explica un eminente psiquiatra, consciente de que Ciudadanos ha decidido poner en marcha una hoja de ruta que incluye la victimización tras prender la mecha.
El psiquiatra consultado también baraja la opción de que pueda responder a lo que se conoce como ‘conductas temerarias’: Cuando una persona se expone a situaciones peligrosas a sabiendas de que son peligrosas y sintiendo miedo como forma de vencer ese temor que les produce la situación a que se enfrenta.
Claro que en el caso de los incidentes en los que Ciudadanos se ve envuelto últimamente, siempre existe una protección policial. Así que el peligro está controlado. Saber que tienes al primo de Zumosol alerta por si alguien responde a la provocación, da cierta tranquilidad.
“Están desbancando a nuestros mejores hombres”, dice con ironía un diputado popular próximo a Pablo Casado. “Es como si el objetivo de Inés Arrimadas fuese trasladar a Madrid el hooliganismo político que está instalado en Cataluña. Incluso resucitar conflictos. Porque presentarse en Rentería con actitud desafiante, aparte de una irresponsabilidad, tiene como finalidad desenterrar el pasado”, concluye la señoría del PP, que olvida por un momento la instrumentalización de las víctimas inherente a su partido durante décadas.
Ciudadanos está ocupando ahora el espacio de crispación que el PP ha rentabilizado históricamente. Quizá que a una parte de los votantes de Ciudadanos no le encaje esta estrategia sea porque está dirigida a ocupar el espacio de Casado, y para eso adopta actitudes fácilmente identificables con su partido. Apartar el diálogo y centrarse en el conflicto fue el objetivo de Rajoy desde su llegada a Moncloa. Moragas, el jefe de gabinete, dejó constancia tras consultar al PSOE en el relevo sobré cómo había que mantener bajo control la situación en Cataluña, para hacer ellos lo contrario.
Generar noticias para tapar otras es una vieja táctica cada vez más en boga gracias a las fake news. En momentos complejos como los que vive Ciudadanos, en los que su credibilidad internacional está dañada y cuando en sus negociaciones para formar gobiernos necesita a la extrema derecha de Vox que tanto rechazo causa en Europa y en España, siempre viene bien desviar la atención. Convertirse en víctimas para justificar sus acuerdos y señalar a otros como intolerantes para que no chirríen tanto sus pactos vergonzantes.
Y si de paso se criminaliza al partido con el que una vez hubo posibilidad de formar un Gobierno, acusándole de alentar una respuesta a sus provocaciones, la jugada le parece redonda a la Ejecutiva de Ciudadanos.
Por si fuera poco, la atención mediática les enfoca y se les da un altavoz para expresarse libremente. Al final, infligirse daño tiene sus recompensas.