El 'show' de las Kardashian termina, pero el 'choni power' se queda
"Hay programas como 'Hombres y mujeres y viceversa' o 'Gandía Shore' que indican que la exageración estética y la uña garra han venido para quedarse”.
Los incondicionales del clan Kardashian-Jenner, que se cuentan por millones en el mundo, han recibido la peor de las noticias: en 2021 se emitirá el último episodio del reality Keeping Up with the Kardashians tras 20 temporadas. Una noticia que no sólo es relevante para su legión de fans pues todos, en mayor o menor medida, hemos sido espectadores de este programa sin habernos puesto frente a la tele. Y lo vamos a seguir siendo.
Decir que el programa de las famosas hermanas americanas ha sido uno de los mayores fenómenos de la televisión de los últimos tiempos es una obviedad. Afirmar que con ellas surgió un nuevo concepto de celebrity, también. Y que ellas son las impulsoras del auge del choni power, el estilo del exceso, del más y más —más curvas, más retoques, más Photoshop...— es una verdad como un templo.
“El fenómeno Kardashian-Jenner es tan sociológicamente brutal que se necesitarían tesis doctorales para abarcarlo”, asegura el doctor Leo Cerrud, experto en medicina estética, para el que, aunque el show termine, “tenemos Kardashians para rato”.
“Con ellas llegaron los nuevos famosos, los que proceden del mundo de la televisión, de realities, de concursos, de shows... Son esos famosos que no pertenecen a la alta sociedad, ni tienen una profesión que les haya colocado en la escena pública. Y esta es una tendencia que empieza en los Estados Unidos pero que ha llegado a todos los rincones del mundo”, explica Rosanna Rezusta, redactora jefe de la revista Semana. “Sin haber hecho nada en la vida, su gran mérito es que son capaces de concentrar a millones de personas delante de la televisión” porque han convertido su lado más familiar e íntimo en un reality.
A lo largo de los trece años de programa, las cinco hermanas han visto crecer su popularidad hasta convertirse en un fenómeno planetario y las cifras que maneja el clan Kardashian-Jenner así lo avalan.
Aunque las cinco cuentan con millones de seguidores en redes sociales, Kim Kardashian y Kylie Jenner figuran entre las 10 personas más seguidas en Instagram: Kylie tiene más de 195 millones de followers y Kim, casi 190 millones. Todo lo que muestran en esta red social se convierte en éxito de ventas. La benjamina es una de las jóvenes más ricas del mundo gracias a su firma de cosmética. Los negocios de belleza y ropa de Kim le han reportado tantos beneficios que la han convertido en milmillonaria. Kendall Jenner es desde hace varios años la modelo mejor pagada del mundo. La marca de vaqueros para todos los cuerpos que creó Khloe llegó a facturar un millón de dólares en un día. Y el último récord: las mascarillas diseñadas por la marca de ropa interior de Kim se agotaron en cuestión de minutos cuando se pusieron a la venta.
El éxito de sus negocios de moda y belleza es la consecuencia lógica del triunfo de una estética que han sabido manejar y llegar a imponer. Ellas son las maestras del counturing. Ellas han descubierto que usar fajas no es cosa de abuelas. Ellas han enseñado a lucir unas cejas ideales. Ellas han impuesto el nude como el perfecto color para unos labios carnosos. Ellas han decidido que las curvas hay que lucirlas de forma descarada.
El imperio del exceso
Su influencia ha alcanzado tal magnitud que, incluso, han renovado los cánones de belleza. “En el sentido estético ellas representan, claramente, un cambio de tendencia desde que aparecieron en 2007. Lo veremos mejor cuando pase un poco de tiempo, con perspectiva. Pero con ellas se ha dado el gran salto de las modelos flaquísimas de los 90 al reinado de las mujeres voluptuosas, con curvas exageradísimas... Es una estética más burda, excesiva y para las adolescentes este es su nuevo canon”, explica Rezusta. Para muestra, el último desfile de la firma de ropa interior de Rihanna.
Conseguir esa imagen ha sido un trabajo de fondo para las hermanas Kardashian-Jenner. Una transformación física de la que medio mundo ha sido testigo y que, en buena medida, han conseguido a golpe de bisturí. Ellas han hablado con toda naturalidad de tratamientos de belleza y cirugías, y han mostrado orgullosas los resultados. “Esto ha contribuido a que la generación millennial lo acepte y lo cuente como quien va a la peluquería. ‘Me pongo el pómulo y encima lo subo a Insta’. Hasta ese momento, la mayoría de las mujeres pretendía negar la evidencia con frases como ’es que mi abuela se murió con 90 sin ningún arruga”, explica el doctor Cerrud.
Además han cambiado completamente el target de edad de la medicina estética y de la cirugía plástica: antes eran las personas de mediana edad las que recurrían a ella para rejuvenecer, y ahora las jóvenes lo hacen para transformarse y acercarse al físico de Kim, Kylie o Kourtney.
“Venga pomulazo, venga bocas imposibles, venga pechos de esos que incomodan porque no puedes dejar de verlos...”, enumera el especialista en estética. Para el doctor Cerrud es el triunfo del choni power, estilo que antes vinculábamos al after poligonero. Un estilo al que aún le queda tiempo de vida. “Por poner un ejemplo patrio, Rosalía, amiga íntima de Kylie Jenner, es choni power a tope y está orgullosa de serlo. Y aunque no todo el mundo se apunta a esta tendencia, hay programas como Hombres y mujeres y viceversa o Gandía Shore que indican que la exageración estética y la uña garra han venido para quedarse”.
Para Rezusta, Georgina Rodríguez, la pareja de Cristiano Ronaldo, es la copia perfecta, el clon europeo: “En la vida de esta chica también todo es exceso: de ropa, de joyas, de curvas, de maquillaje y de dinero”. Sólo hay que echar un vistazo a su Instagram: marcas de lujo, bolsos exclusivos, joyas, vestidos ultraceñidos, caprichos imposibles...”. Por no hablar de su predilección por las curvas, las curvas imposibles.
Efectivamente, Georgina ha ido esculpiendo su cuerpo en estos últimos años hasta conseguir el modelo impuesto por las Kardashian, y especialmente por Kim: un trasero monumental, cintura muy acentuada y busto pronunciado. “En el caso de Kim, el tamaño de ese culo es anatómicamente imposible. De momento desafía todavía la fuerza de gravedad pero no puedo esperar a ver qué pasa dentro de 10 años, a dónde va semejante barbaridad. Me puede la curiosidad. ¿Qué pasará con esos culos según pasen los años?”, concluye el doctor Cerrud.