El ser humano no ha conocido mayores concentraciones de CO2 que las registradas en los últimos días
La media diaria en la atmósfera alcanzó un nivel récord: 415 partículas por millón.
La concentración media diaria de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera alcanzó en abril un nivel récord: 415 partículas por millón (ppm), un valor histórico que no se alcanzaba desde hace tres millones de años, cuando el hombre aún no habitaba la Tierra.
El dato se ha registrado en dos puntos del planeta: en el Observatorio de Vigilancia Atmosférica de Izaña (Tenerife) durante el mes de abril y en el observatorio de Mauna Loa (Hawai, Estados Unidos) a principios de mayo. Las cifras confirman la tendencia de aumento en la atmósfera del volumen de CO2, un gas de efecto invernadero que agrava el cambio climático.
Entramos en “territorio inexplorado”
El Observatorio de Izaña ha detectado que el aumento de la concentración de CO2 se ha acelerado en los últimos años, pasando de 1,8 ppm al año a finales de los años 80 a 2,3 ppm al año en la actualidad.
Las series de datos de Izaña y de Mauna Loa están altamente correlacionadas entre sí, lo que confirma, según el Ministerio para la Transición Ecológica la actual tendencia de crecimiento de este gas de efecto invernadero a nivel mundial.
En concreto, se ha superado en cuatro ocasiones durante el mes de abril los 415 ppm, alcanzando el máximo desde 1984 el día 18 de abril, cuando se llegó a 416,7 ppm.
Este lunes, máximo registrado en Manua Loa
El observatorio estadounidense ha publicado este martes un tuit informando del máximo histórico registrado este lunes 13 de mayo.
“Día 3 superando los 415 ppm en Mauna Loa. Los niveles más altos desde que los seres humanos habitan la Tierra y nuevo récord, con 451,40 registrado ayer”, reza el tuit.
El pasado 12 de mayo, el registro contabilizó 415.27 ppm, un punto más que un día anterior, el 11 de mayo, el primer día con una concentración de CO2 mayor a 415 ppm.
Tendencia mundial: el CO2 no para de aumentar
El CO2 es un gas de efecto invernadero responsable, en parte, de que el planeta presente una temperatura media adecuada para el desarrollo de la vida. Sin este gas, la Tierra se vería sometida a temperaturas bastante más bajas, pero un exceso de este provocaría un efecto contrario de calentamiento atmosférico.
Sus propiedades de absorción de calor hacen necesario vigilar de manera constante su concentración en la atmósfera. Según explican desde el Observatorio de Izaña, la superación del umbral de 415 ppm, sitúa al planeta en un “territorio inexplorado para la humanidad” ya que nunca se había dado un registro similar.
Las estimaciones señalan que, previsiblemente, el próximo año por estas mismas fechas se volverá a alcanzar un nuevo máximo de la serie y “muy probablemente nunca más” se verán concentraciones por debajo de 400 ppm.
Los datos registrados en el Centro de Investigación Atmosférica de Izaña y en el observatorio de Mauna Loa están altamente correlacionados y apuntan a una misma tendencia mundial: el crecimiento de este gas de efecto invernadero.