La puerta de tu horno era transparente y traslúcida cuando lo compraste, pero después de varios años y unos cuantos usos ya no es ni sombra de lo que fue. Una rebelde capa de grasa (imposible de eliminar) hace que cada vez sea más complicado ver la evolución del bizcocho o de la pizza cuando están horneándose.
Eso se va a acabar gracias al truco que ha compartido una usuaria del grupo de Facebook australiano Mums Who Clean (Madres que limpian) y del que se han hecho eco medios de todo el mundo. Totalmente comprensible si se tiene en cuenta el cambio que experimenta el electrodoméstico.
ANTES
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DESPUÉS
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La clave, según la usuaria de Facebook, está en las pastillas para el lavavajillas. "Después de años usando productos químicos fuertes, me sorprende que lo único que necesito es una pastilla para lavavajillas, agua tibia y un exfoliante ligero", escribe en el grupo. "No pensé que fuera tan fácil".
De lo que se trata es de sumergir la pastilla de jabón en una olla con agua tibia y luego usarla para eliminar las manchas de la puerta. Lo importante es que esté siempre húmeda y, por eso, hay que ir sumergiéndola constantemente en el agua tibia. Así no dejaremos que se seque.
El ingrediente con el que están hechas las pastillas para lavavajillas descomponen las partículas de alimentos y la suciedad y grasas persistentes. Esa es la clave para eliminar las manchas con tanta facilidad.
Porque no deja pelusa ni restos. Se puede usar solo con agua y si queremos que sea más eficaz hacer un limpiador alternativo con un cuarto de taza de vinagre y cuatro tazas de agua tibia.
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Sirve para un roto y para un descosido, para limpiar la cocina, las ventanas y también la madera. El vinagre desengrasa, remueve manchas, es bactericida y es útil para eliminar la cal, entre otras cosas.
Se mezcla un cuarto de taza de vinagre con cuatro de agua y una cucharada de bicarbonato sódico. El producto servirá para limpiar el baño y dejarlo reluciente. Al principio no olerá demasiado bien pero luego se va.
Se trata de poner en marcha la cafetera con un buen chorro de vinagre y sin nada de café. La operación se puede repetir tantas veces como sea necesario para lograr dejarla sin nada de cal.
Se hace a partir de tres litros de agua, tres cucharadas de bicarbonato y 40 gramos de jabón neutro sin glicerina. Hay que mezclar y después calentarlo.
Es la forma de evitar recurrir a los tóxicos limpiatuberías. Sólo hay que echar el bicarbonato por el desagüe, echar un chorro de vinagre y dejar actuar durante 15 minutos. La operación se termina vertiendo agua caliente.
El método es fácil: hay que espolvorear un poco de bicarbonato en una esponja húmeda y frotar con ella las superficies. Después se enjuaga con agua y se seca.
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Porque no deja pelusa ni restos. Se puede usar solo con agua y si queremos que sea más eficaz hacer un limpiador alternativo con un cuarto de taza de vinagre y cuatro tazas de agua tibia.