El ron añejo, la copa de moda
Disfrutamos de un momento de esplendor en el mundo del ron, nunca habíamos disfrutado de tanta calidad y diversidad de estilos como en la actualidad. Por ellos, tras catar los mejores 200 mejores rones del mundo, hemos podido comprender las tendencias del futuro de esta bebida, cada vez más apreciada por los buenos aficionados.
Empieza a ubicarse los buenos rones junto a los buenos whiskys en la percepción de calidad, algo insospechado tan solo hace 5 años, donde predominaban néctares ambarinos muy edulcorados y simplones, cuyo único destino era ser mezclados con refrescos de cola. Ahora la tendencia es presentar rones más viejos, de crianza real o solera, con un marcado carácter del paso del tiempo.
Los rones agrícolas cada vez gustan más fuera de las fronteras galas y sus islas caribeñas, y sus rones blancos son sensacionales, con sus distintas graduaciones, pensados para elaborar ponches; mientras los añejos muestras la evolución de las notas herbáceas del guarapo a unos niveles muy interesantes, con su marcada sequedad. Los rones de estilo español, de melaza y crianza por solera también están evolucionando hacia estilos más serios y secos, en especial en su gama alta.
La gama de rones que están creando una tendencia y prestigiando esta bebida entre los mejores espirituosos son los de estilo británicos, que hoy en día suelen mezclar rones de columna y de alambique, para aportarle más cuerpo, junto a una crianza real, que conlleva una gran concentración de sabores de la melaza y suelen ser de un estilo más seco que el español.
Otra interesante tendencia son los acabados de los rones, equivalente a los wood finish de los whiskys single malt, que culminan su madurez en barricas muy activas de vinos de jerez. También sorprende la gama de Single Barrel, que tanto juego está dando en el mundo del bourbon; embotellados de una sola barrica, que tienen el encanto de los efímero.
Los embotelladores independientes han enriquecido mucho el panorama ronero, seleccionando los mejores rones de distintos países, que culminan en distintos añejamientos. Con estas seductoras gamas el buen aficionado ha descubierto la diferencia de un panamá y un barbados, un jamaicano con un venezolano, cada uno con su madurez idónea. También nos están sorprendiendo las mezclas de rones de distintos orígenes, buscando la armonía entre rones ligeros aromáticos con rones más potentes y corpóreos.
El mundo de ron disfruta de un nivel de estilos cada vez más atractivo, pero si algo hemos aprendido durante esta cata de más de 200 rones durante unos 5 meses de la guía online Spirits International, es que el principal valor de calidad es la crianza real de estos. Entre los 25 mejores rones, puntuados entre 95 a 99 puntos sobre 100, el 70% realizan una crianza real, cuando en general, este tipo de rones no suponen ni el 10% del mercado mundial.
La crianza real del ron, en vez de por el sistema de solera, supone que la añada que aparece en la etiqueta es la del ron más joven de la mezcla, en vez de la edad máxima como es habitual en el estilo de rones de las Antillas españolas, donde la mezcla continua de añada, dificulta calcular su edad media. Y esta vejez se nota en la redondez de sensaciones de los rones, sin puntas ardientes del alcohol, por falta de integración, y por predominar un estilo más seco.
Por orígenes, podemos destacar que los rones caribeños de origen británicos predominan entre los 25 mejores: Guyana, Barbados, Santa Lucia y Jamaica (14 rones entre el top 25), continuado por los rones de estilo español (9): Cuba, Nicaragua, Guatemala, Puerto Rico y República Dominicana. Por último, los rones agrícolas de Martinica y Guadalupe (2), con su estilo tan distintivo; seguido por dos de tipo multiorigen, mezcla de rones de varios países.
El motivo real de que la crianza estática del ron es un sistema superior al de solera es que la evaporación anual del 6% (la media en el Caribe), supone una gran concentración de sabores y aromas debido a la parte de los ángeles. Es un alto precio a pagar, el del ron evaporado, que supone una fiesta continuada de los ángeles en los cielos caribeños, pero el líquido resultante posee una concentración y atributos únicos.
Celebremos el momento de plenitud que vive la gran bebida antillana.