El reto de buscar empleo en plena pandemia
Más de 4 millones de personas desempleadas, a la caza de una oferta laboral.
David tiene 27 años, vive en Barcelona y trabajaba desde muy joven en una empresa de seguridad. Su labor consistía en vigilar sitios como museos, hoteles, edificios empresariales y eventos culturales y deportivos. Hasta que llegó el coronavirus y lo puso todo por los aires.
La actividad en su sector se paralizó completamente desde mediados de marzo y él, como muchos de sus compañeros, se fue a la calle. “Antes de que se decretara el estado de alarma fui despedido, porque ya se veían venir el asunto. No pueden mantener a todos los empleados si no hay movimiento”, lamenta.
Al igual que David, muchos trabajadores se fueron directos a engrosar las listas de paro en mitad de la crisis sanitaria, que ya acumulaba más de 3 millones de inscritos antes de la llegada de la pandemia. Sus posibilidades para encontrar empleo en este momento son una quimera.
La destrucción de empleo provocada por el coronavirus no tiene precedentes en la historia de España. La Seguridad Social ha perdido más de 900.000 afiliados entre la segunda mitad de marzo y el mes de abril. La inmensa mayoría de ellos eran trabajadores temporales, con peores condiciones laborales y, por tanto, peores prestaciones.
Así ha evolucionado el número de parados en España:
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Uno de ellos es Daniel Turrado, un padre con tres hijos de Arteixo (A Coruña), que trabajaba como figuración en el sector audiovisual, donde los rodajes también quedaron totalmente parados por el riesgo de contagio. “Mi último contrato terminó el 3 de abril”, afirma.
Las expectativas de ambos para encontrar un puesto de trabajo en medio del estado de alarma son prácticamente nulas. No hay posibilidad de desplazarse a ninguna empresa para echar un currículum o hacer una entrevista.
A pesar de las dificultades, no se rinden. David consulta ofertas de trabajo en los portales de empleo de internet y en la página del SEPE, no solo en el sector de la seguridad, en el que tiene experiencia, sino que baraja otras opciones. “A estas alturas de lo que sea, todos los trabajos son honrados, pero hay que comer”, señala.
Daniel también ha tenido que mirar otras posibilidades de empleo más allá de su profesión. “A lo que puedo acceder está parado, al igual que le ocurre a todos los trabajan en el mundo audiovisual como técnicos de sonido y de imagen”, afirma.
Al igual que hace David, recurre a internet. “Busco ofertas por Infojobs, que no sean de trabajo físico como dependiente, pero no hay, estando la situación como está”, asegura Daniel, que tiene una enfermedad neuromuscular, lo que limita las opciones.
Un mercado laboral muy parado
Las posibilidades para encontrar empleo en estos tiempos son reducidas. A pesar del estado de alarma, las oficinas de empleo y los servicios de intermediación siguen funcionando, aunque han cerrado las persianas de sus locales, gracias al teletrabajo.
La Agencia para el Empleo del Ayuntamiento de Madrid tiene al 95% de sus empleados desde casa, ofreciendo orientación laboral, buscando opciones para los desempleados de la ciudad y ofreciendo cursos de formación (Microsoft, idiomas...), que se imparten de manera online.
Las empresas de trabajo temporal también siguen funcionando. “El 75% de las empresas no han detenido sus procesos de selección en esta situación, según una encuesta. Incluso se está produciendo un fenómeno curioso: personas con un perfil totalmente ajeno se interesan por las ofertas en el sector agrario”, asegura Valentín Bote, director de Randstad Research.
Eso sí, las ofertas se han reducido durante la pandemia. La página web de la Agencia para el Empleo de la capital solo ofrecía 51 puestos de trabajo este jueves. “Ahora mismo no hay mucha oferta”, confesaba Belén García, gerente de la misma, esta semana en una charla virtual a través de YouTube con trabajadores en situación de desempleo.
¿Qué tipo de ofertas hay en este momento? Las opciones están relacionadas con las actividades que se han mantenido durante el estado de la alarma. “Personal sociosanitario [para las residencias], logística, ecommerce y marketing digital”, contaba García en esa charla.
“Se están demandando muchos perfiles relacionados con el sector de la logística o el transporte, debido al auge del comercio digital. También hay ciertos sectores clave en los que no se ha detenido la actividad durante estos meses y que siguen demandando profesionales, como la distribución, la industria farmacéutica y la química”, coincide Bote.
A pesar de la parálisis de gran parte de la actividad económica, el mercado laboral no se ha detenido completamente durante el estado de alarma, aunque sí se ha ralentizado. Las firmas de contratos, que suelen marcar el ritmo de creación de empleo en un país con tanta temporalidad, se han desplomado.
“Los datos oficiales del Ministerio de Trabajo indican que la contratación en abril se ha reducido más de un 60% respecto al año pasado, pero aun así se firmaron 673.000 contratos, de los que más de 59.000 fueron indefinidos. Aunque la dinámica de contratación se ha frenado bastante, siguen existiendo oportunidades”, señala Bote.
Así han evolucionado los contratos firmados en los últimos años:
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Las ayudas se acaban
Además de buscar empleo, una de las grandes preocupaciones de los trabajadores desempleados son las prestaciones. El Gobierno ha puesto en marcha varias ayudas para empleados afectados por ERTEs o autónomos que van a recibir 7,65 millones de trabajadores. Sin embargo, hay gente que ha quedado fuera -como se ha visto con las colas para pedir comida- o que está a punto de quedarse sin ingresos.
Los trabajadores que ya cobraban una prestación por desempleo antes del estado de alarma ven con preocupación cómo esta ayuda se va agotando con el paso de los días. “Estamos pidiendo que ninguna prestación compute mientras dure el estado de alarma porque por ahora es el único sustento que tenemos para comer y pagar las facturas”, asegura David, al que le queda un mes de paro.
“Solo pedimos igualdad respecto a los ERTEs, que no se nos descuenten los días. Desde el inicio del estado de alarma son días perdidos, porque no podemos salir a buscar empleo. Si no paran el reloj de las prestaciones para poder tener algo de esperanza estamos condenados a la pobreza”, señala Daniel, cuya ayuda terminó el pasado 29 de abril.
Ojalá les escuchen y encuentren trabajo pronto.