El relato de un cooperante español en India: "Ha sido de golpe, el virus se ha disparado en dos semanas"
José Antonio Hoyos trabaja con la Fundación Vicente Ferrer y muestra cómo sobrevive el país consumido por la nueva cepa del coronavirus y una incidencia sin control.
“Ha sido de golpe, el virus se ha disparado en dos semanas o así. Hemos pasado de unos pocos miles de casos al día, cuantitativamente nada en una población de 1.400 millones, a más de 350.000”. Al otro lado del teléfono atiende José Antonio Hoyos, director de la escuela profesional que tiene la Fundación Vicente Ferrer en la ciudad india de Anantapur. Su relato es un fiel reflejo del caos y el miedo que vive el país, consumido por una nueva cepa y el aumento sin control del coronavirus.
Hospitales colapsados, falta de oxígeno en todo el territorio y pacientes cada vez más jóvenes retratan el panorama al que tiene que hacer frente India con una evidente falta de recursos y de ‘músculo’ sanitario. El mundo mira con preocupación y comienza a blindarse ante su posible expansión.
Se junta todo en esta ‘explosión’ de contagios, relata José Antonio. “Las masificaciones, las condiciones de vida y que los hospitales aquí no son como en España”.
“Este pico del covid hubiera destrozado a cualquier buen sistema de sanidad, pero es que el indio no es un buen sistema”, explica intentando poner en contexto la gravedad. Continúa relatando que “aquí la gran parte son centros privados, inasumibles para la mayoría, y los públicos están saturados, con pacientes pegados entre sí en las mismas salas”.
El oxígeno es ahora mismo, la prioridad. “Faltan muchas cosas, pero, sobre todo, oxígeno. En todo el país el requerimiento es el mismo. En nuestro centro, por ejemplo, el 90% de las camas están copadas por pacientes con necesidad de oxígeno, por eso hace falta un generador de oxígeno independiente y hemos iniciado una campaña pidiendo ayudas”, confiesa el miembro de la entidad española con sede en la ‘pequeña’ ciudad del sur, de unos 350.000 habitantes.
Ha cambiado todo en apenas unos días. También, los ‘nuevos’ contagiados. “En nuestro hospital vemos que se han disparado los pacientes jóvenes, sobre todo de 35 a 50 años. Y en la mayoría de los casos, con cuadros muy severos de insuficiencia respiratoria. Si es por la nueva cepa no lo sé, pero es un panorama que se extiende a nivel nacional, igual que la urgencia por conseguir oxígeno. De hecho, el Gobierno ha ordenado que la fabricación de oxígeno se destine íntegramente a fines sanitarios, no industriales”.
Los motivos para que se haya producido este pico van más allá de cuestiones puramente sanitarias, advierte el cooperante español: “Es difícil encontrar una causa. India viene de vivir momentos de mucha tensión social, con protestas en las calles, además se han celebrado fiestas religiosas... Y es India, aquí todo es extremadamente masivo. Si ya sabemos que este país y la distancia social son términos opuestos, ahora con el virus circulando las consecuencias son terribles”.
Imposible confinar de forma efectiva
José Antonio detalla que sí hay medidas restrictivas, pero que “allí” las cosas no funcionan del mismo modo que en Europa. “El problema no es que haya cierres perimetrales o no, porque en las grandes ciudades hiperpobladas el riesgo es aún mayor”. Cita la cercana ciudad de Bangalore, de unos 12 millones y conocida como ‘la Silicon Valley’ hindú.
“En ella hay confinamiento perimetral, lo peligroso es que el 90% de la población en edad de trabajar pertenece al sector informal —vendedores ambulantes, pequeños comerciantes, agricultores...—. Es gente que no tiene seguros médicos ni nóminas ni nada. No piensa en si llegará a fin de mes, sino si comerá mañana. Con este panorama es imposible obligar a encerrarse en casa”, lamenta.
Contra el virus, el arma más eficaz sigue siendo la vacunación. “Es nuestra gran esperanza”, responde contundente este trabajador humanitario nacido en Burgos. “Se especula mucho sobre ellas, pero funcionan. Aquí disponemos de Covaxin, que es hindú, y AstraZeneca y el ritmo de inmunización es bueno; ya hay 150 millones de dosis puestas y últimamente vamos a tres millones por jornada, pero claro... 150 para 1.400 millones de habitantes. Queda mucho por hacer”.
Algunos países, entre ellos España, ya han optado por restringir accesos a los turistas con origen en India. Prohibición de vuelos o cuarentenas obligatorias a su llegada al destino son meramente “parches”, a juicio del cooperante. “Lo entiendo, pero o actuamos globalmente para controlar el virus en un país tan grande como este o tendremos que preocuparnos en todo el mundo. La solución no es cerrar fronteras un tiempo”.