El público de Madrid recibe con vítores y aplausos a Plácido Domingo
Primer concierto del tenor en el país tras año y medio de ausencia tras las acusaciones de acoso sexual.
Con aplausos, vítores y parte de los asistentes en pie ha recibido el público de Madrid al tenor Plácido Domingo, visiblemente emocionado, en el concierto ofrecido este miércoles en el Auditorio Nacional, que ha supuesto su reaparición tras casi dos años alejado de los escenarios españoles por las acusaciones de acoso sexual vertidas contra él por una veintena de mujeres en Estados Unidos.
Unas 1.620 personas, el aforo completo permitido en pandemia, han vitoreado durante más de tres minutos con vítores y gritos variados: ”¡Bravo!”, ”¡Eres el más grande!”. Al acto han asistido personalidades del mundo de la política y de la cultura, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, quien declaró: “Es un orgullo tenerle entre nosotros. Uno de los mejores tenores y uno de los mayores embajadores que ha tenido España. Es un orgullo tenerle en España”. El concierto, organizado por la Fundación Excelentia en beneficio de Cruz Roja Responde para ayudar a las personas más vulnerables afectadas por la pandemia, había despertado mucha expectación desde que se anunció hace un mes.
Domingo, que además tiene prevista una actuación dentro del festival Starlite de Marbella (Málaga) el próximo 18 de agosto, actuó por última vez en Madrid en un concierto gratuito que ofreció en junio de 2019 en la catedral de la Almudena en conmemoración del Año Jubilar Mariano.
Acusaciones y ausencia
El origen de este paréntesis abierto no solo con su propia ciudad, sino con todo el país, está en el reportaje publicado en EEUU en agosto de 2019 sobre presuntos abusos a compañeras de profesión. Entonces llegaron las cancelaciones de importantes actuaciones previstas. Domingo no ha vuelto a trabajar en Estados Unidos, aunque sí en otros países europeos.
“No fue un mea culpa, aunque pareciera que sí”, dijo en un comunicado en el que condenó “el abuso en cualquier situación, lugar y época”. “Pueden decir lo que quieran, pero yo jamás le he faltado el respeto a ninguna mujer”, insistió tras sendas investigaciones que finalmente no hallaron evidencias de abusos.
La espectacular Sala Sinfónica del Auditorio Nacional ha sido el espacio que ha acogido la vuelta a su ciudad bajo las notas curiosamente del aria Nemico della patria (Enemigo de la patria, en español) de la ópera Andrea Chénier, de Umberto Giordano, culminada con otra cerrada ovación de los asistentes.
Como el título de la gala indicaba, el tenor madrileño no ha estado solo en su empeño filantrópico, sino acompañado de la Orquesta Clásica Santa Cecilia bajo la dirección de Josep Caballé Domenech y de otras estrellas líricas, especialmente femeninas, como la soprano uruguaya María José Siri, la argentina Virginia Tola y las españolas Ainhoa Arteta y la joven Marina Monzó.
Para el cierre, no obstante, escogió una zarzuela, concretamente una pieza de El dúo de La Africana, de Manuel Fernández Caballero, No cantes más la africana, otro guiño a su casa, al género que cultivaron sus padres y al teatro al que ansía volver cuanto antes.
La respuesta del público han sido varios minutos más de aplausos en pie, “bravos” y la aparente restitución del maestro tras el período más arduo de su carrera al grito de ”¿Quién es el mejor?” desde la grada. Él no ha podido más que regalarles algunos bises sorpresa, incluido el bolero Bésame mucho, el pasodoble La morena de mi copla y, de Luisa Fernanda de Federico Moreno Torroba, una elección cargada de intenciones: Luche la fe por el triunfo.