El PP rechaza un "cordón sanitario" contra Vox para la Mesa del Congreso
Con este planteamiento se desbarata la estrategia propuesta por PSOE y Unidas Podemos para impedir al partido de Santiago Abascal acceder a la Cámara Baja.
El portavoz del PP en el Senado, Javier Maroto, ha asumido plenamente el argumento planteado desde Zagreb (Croacia) por el líder de su partido, Pablo Casado, en el sentido de que no son partidarios de tender un “cordón sanitario” contra Vox para evitar que entre en la Mesa del Congreso.
Con este planteamiento, el PP desbarata la estrategia que el PSOE y Unidas Podemos estaban urdiendo para llegar a un acuerdo con el PP que impidiera al partido de Santiago Abascal acceder al órgano de gobierno de la Cámara Baja, donde es la tercera fuerza política gracias a los 52 escaños obtenidos en las elecciones generales.
Otra cosa diferente es el Senado, donde Vox tiene una mínima representación de tres senadores (dos electos y uno autonómico), por lo que no cuenta con ninguna posibilidad de optar a un puesto en la Mesa, que matemáticamente se repartirían el PSOE -con cuatro puestos- y el PP -con tres- si no ceden alguno a otros partidos.
Pero en el Congreso Vox sí tiene opciones a entrar en la Mesa, integrada por nueve miembros, y el PP no parece dispuesto a compartir la maniobra pensada por el PSOE y Unidas Podemos para excluir a este partido ofertando al PP puestos extra.
“El PP, que ha sufrido un cordón sanitario inútil y además ilegítimo para la democracia en España, tiene muy claro que no participa en cordones sanitarios”, ha manifestado Maroto al respecto en una rueda de prensa en la Cámara Alta en la que ha invocado la posición manifestada ayer por Casado.
Porque a su juicio la estrategia de los socialistas y Unidas Podemos no es otra que la de un “cordón sanitario” en la que no quieren entrar aunque, ha añadido, “a partir de ahí vamos a trabar en las votaciones de las Cámaras las mayorías suficientes para que el PP obtenga el mejor resultado”.
El sistema de votación de los miembros de las Mesas del Congreso y el Senado exige a los grupos aplicar un cálculo matemático que comporta incluso dividir sus votos entre distintos candidatos si quieren plasmar acuerdos previos sobre la conformación de estos órganos.
Si no lo hacen y cada grupo se vota a sí mismo, como en principio sopesa hacer el PP, solo entrarían en las Mesas las formaciones con mayor número de escaños, quedando relegadas las de menor representación, como las nacionalistas