El papa aterriza en Irak en una visita histórica: "Era un deber"
Se trata de un viaje sin precedentes, arriesgado por la pandemia y los últimos ataques con misiles contra bases de la coalición internacional.
El Papa Francisco ha aterrizado en el aeropuerto internacional de Bagdad tras 4 horas y 30 minutos de vuelo, donde retomará su agenda internacional y mostrará su apoyo a los más de 250.000 cristianos que viven en el país, una población que ha sufrido en su piel la guerras y la persecución del Estado Islámico.
Se trata del primer viaje del Papa desde el inicio de la pandemia de coronavirus ya que, por motivos sanitarios, el Vaticano decidió suspender todos los viajes internacionales del Pontífice. El último viaje apostólico fue a Tailandia y a Japón, del 19 al 26 de noviembre de 2019.
El avión, un A330 operado por Alitalia, donde viajan además 75 periodistas acreditados, despegó del aeropuerto de Roma-Fiumicino a las 07:45 (hora local). En el trayecto de 2.947 kilómetros, el avión ha sobrevolado Grecia, Chipre, Israel y Jordania.
El papa ha asegurado que para él “era un deber” ir a Irak, una “tierra martirizada”, a pesar de la controversia generada con esa visita por los riesgos derivados de la pandemia y de los últimos ataques con misiles contra bases de la coalición internacional.
A su llegada, ha clamado contra “la violencia”, “los extremismos”, “las facciones” y “las intolerancias” en su primer discurso en Irak, y ha instado a reconstruir el país, un mosaico de culturas que ha sido asolado durante años por la guerra y el terrorismo yihadista, desde la “discusión franca y sincera”. “Que cesen los intereses particulares, esos intereses externos que son indiferentes a la población local”, ha añadido.
De la delegación vaticana forman parte, además del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, el prefecto de la congregación para las Iglesias Orientales, el cardenal argentino Leonardo Sandri, y el cardenal español Miguel Ángel Ayuso, a la cabeza del Pontifico Consejo para el Dialogo religioso, entre otros.
También el cardenal Fernando Filoni, quien fue nuncio en Bagdad desde 2001 a 2006 y que ayudará al papa después de que el actual embajador, Metja Leskovar, contrajera el coronavirus y haya tenido que guardar cuarentena.
Tras una discreta ceremonia de bienvenida, el papa y el jefe del Gobierno se reunirán en privado en una de las salas del aeropuerto de la capital.
Su primer acto oficial será la reunión con el presidente del país, el kurdo Barham Saleh, y el discurso que pronunciará en el palacio presidencial ante las autoridades y miembros del cuerpo diplomático.
En solo tres días, el pontífice irá al sur a Ur de los Caldeos y al norte, a la llanura de Ninive y las ciudades de Mosul y Qaraqosh, destrozadas por el EI y donde se concentraba la población cristiana que ha quedado reducida a la mitad, además de a Erbil, la capital del Kurdistán, que dio cobijo a los que huían de los yihadistas.