El ministro de Salud brasileño insiste en la gravedad del covid-19 y Bolsonaro... le destituye
Se trata de un médico de 55 años firme promotor de las cuarentenas adoptadas por muchos gobiernos regionales para impedir el avance del coronavirus.
Bolsonaro sigue en su línea: sin ver la gravedad de la pandemia del coronavirus. O, al menos, sin querer verla. Su posición se ha vuelto a evidenciar este jueves cuando el diputado Luiz Henrique Mandetta ha anunciado que ha sido destituido del cargo de ministro de Salud de Brasil por el presidente Jair Bolsonaro, a quien intentó convencer sin éxito de la gravedad de la pandemia de COVID-19.
“Acabo de oír del presidente Jair Bolsonaro el aviso de mi dimisión del Ministerio de Salud. Quiero agradecer la oportunidad que me fue dada”, escribió Mandetta en su perfil en la red Twitter poco después de una reunión con el mandatario.
La destitución de Mandetta, un firme promotor de las cuarentenas adoptadas por muchos gobiernos regionales para impedir el avance del coronavirus, sigue a un agravamiento de su relación con Bolsonaro, quien ha minimizado los efectos de la pandemia y sostenido que el país “no puede parar”, pues el “pueblo precisa trabajar”.
La salida de Mandetta ha sido decidida en momentos considerados críticos y con la pandemia de coronavirus en plena expansión en el país, donde hasta ahora se han registrado más de 1.700 fallecidos y y cerca de 30.000 casos y se espera que el pico se alcance en cuestión de unos treinta días.
Una guerra de egos
Mandetta, médico de 55 años, ha ganado una enorme popularidad gracias a la firmeza de sus posiciones frente al coronavirus, cuya gravedad no escondió de los brasileños pese a la crítica constante de Bolsonaro, quien en los últimos días ya ni siquiera le recibía.
En un sondeo difundido la semana pasada por la firma Datafolha, la gestión de la crisis del coronavirus hecha por Mandetta tenía la aprobación del 76 % de los brasileños.
Por el contrario, apenas un 33 % de las personas encuestadas dijo apoyar las posiciones de Bolsonaro frente a la crisis.
Según fuentes políticas, el mandatario entró en una suerte de “guerra de egos” con Mandetta, sobre quien llegó a decir en forma pública que el cargo se le había “subido a la cabeza” y que, como ministro de su Gobierno, debía ser “más humilde” y “escuchar más lo que dice el presidente”.
También afirmó, en clara referencia a Mandetta, que “algunos” de sus ministros se habían convertido en “estrellas” y que “hablaban hasta por los codos”.
Declaraciones de ese tenor tuvieron al ahora exministro contra la pared durante las últimas semanas, pero a pesar a las presiones, Mandetta siempre dijo que no tenía previsto renunciar.
“Un médico nunca abandona a un paciente”, declaró el pasado fin de semana, aunque subrayó, como en otras ocasiones, que el cargo de un ministro “le pertenece al Presidente”, que es quien decide sobre la continuidad o no de sus colaboradores.
Su sucesor
Poco más tarde Bolsonaro ha anunciado como nuevo ministro de Salud al oncólogo Nelson Teich.
“Lo que conversé con el doctor Nelson es que gradualmente tenemos que abrir el país” y ponerle fin a las cuarentenas adoptadas por la mayoría de los gobernadores y alcaldes, dentro de sus atribuciones constitucionales, declaró Bolsonaro, acompañado por Teich, quien ha dedicado toda su vida profesional al sector privado y no tiene experiencia alguna en la gestión pública.