El ministro de Salud de Alemania, Karl Lauterbach, ha llamado a los líderes de los 16 estados que componen el país a reintroducir la obligatoriedad del uso de mascarilla en espacios cerrados con el fin de hacer frente a una creciente nueva ola de contagios de coronavirus.
En declaraciones a la emisora ZDF, Lauterbach ha pedido a los gobiernos estatales -responsables de las políticas sanitarias- que se pongan de acuerdo para aprobar la medida de acuerdo con las disposiciones de la legislación sobre las restricciones vinculadas al coronavirus.
“Si los estados pudieran acordar ahora cuándo es el momento óptimo para hacer esto, sería genial”, ha dicho Lauterbach, quien está convencido de que “la ola que está subiendo ahora no se acabará sola”, con lo que “hay que reaccionar”. “No queremos provocar el pánico”, ha matizado.
El Ejecutivo alemán lanzará el viernes una nueva campaña para instar a la población a protegerse contra las variantes más recientes del coronavirus con una vacuna recién autorizada.
El Instituto Robert Koch (RKI), la institución pública alemana de referencia para el coronavirus, ha elevado hasta 763,8 la tasa nacional de incidencia acumulada a siete días, si bien esta cifra solo tiene en cuenta aquellas infecciones registradas de forma oficial con una prueba PCR, algo que muchas personas ya no hacen.
Las autoridades sanitarias alemanas han registrado cerca de 34,5 millones de contagios desde el inicio de la pandemia, superando en ocasiones las 300.000 infecciones diarias durante la ola que azotó Europa durante el primer trimestre de 2022.
Familiares de un fallecido por Covid. en el tanatorio Mémora de Girona, el 29 de noviembre de 2020.
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El cuerpo de un anciano víctima del coronavirus, descansa tapado con una sábana sobre una cama en un centro de mayores en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Una persona duerme en una cama a unos pocos pasos de un cadáver, envuelto en bolsas protectoras y tendido en el piso de un centro de mayores, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
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Con trajes de protección para evitar infecciones, dos trabajadores de una funeraria preparan el cuerpo de un anciano fallecido por COVID-19 antes de retirarlo de un centro de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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El cuerpo de una persona muerta por Covid, cubierta en su cama de un asilo de Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Con trajes de protección para evitar contagios, empleados funerarios sacan el cuerpo de una persona mayor fallecida a causa del coronavirus tras retirarlo de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Dos empleados de una funeraria retiran el cuerpo de una víctima de COVID-19 de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Empleados de una funeraria trasladan el cuerpo de un anciano fallecido por coronavirus en una camilla tras retirarlo de una residencia de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Marina Gómez, empleada de una funeraria, maneja el cadávez de una víctima del coronavirus en la morgue de su empresa, Mémora, en Barcelona, el 16 de noviembre de 2020.
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Una empleada de funeraria, tratando un cuerpo, el 17 de noviembre de 2020 en Barcelona.
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Un trabajador de una funeraria prepara un féretro de una víctima del COVID-19 antes de su incineración, en un tanatorio de la empresa Mémora, en Girona, el 19 de noviembre de 2020.
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Un empleado del crematorio recoge las cenizas de un fallecido por covid en el tatatorio de Mémora, Girona.
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Familiares de un fallecido por Covid. en el tanatorio Mémora de Girona, el 29 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS