El hombre que tropezaba con las mujeres
Salvo que alguien haya decidido dar categoría de certeza a las encuestas, Ciudadanos aún no ha ganado las elecciones, si bien es el partido que sin duda más ha crecido en afiliación en los últimos meses. Su ascenso no parece ser cuestión sólo de sondeos, ya que la formación ha crecido en los últimos meses en afiliados y simpatizantes más de un 40%, hasta registrar ya más de 157.000 inscritos.
Entre septiembre y marzo, según datos facilitados por la secretaría de Organización, ha pasado de 18.000 a 26.500 militantes, y en Comunidades Autónomas como Cataluña y Murcia la media de afiliación ha crecido por encima del 70%. Madrid, con 32.000, y Barcelona, con 28.500, son las provincias donde más han aumentado. Con todo, el desarrollo de los planes estratégicos diseñados por la Secretaría de Organización y la acción política han permitido que los naranjas hayan tenido también mayor presencia en provincias de corte rural como Cuenca (crecimiento del 85%), Lleida (101%), Ourense (47%), Jaén (61%) o Badajoz (60%), pero también en ciudades donde no tienen siquiera representación institucional ,como es el caso de Castilla-La Mancha (50%), Navarra (34%) o País Vasco (22%).
Pese a todo, sigue siendo la cuarta fuerza política. Cuartos de un Parlamento fragmentado, en el que el gobierno no gobierna, la izquierda compite por el liderazgo de la oposición y ellos han decidido escenificar un cese temporal de la convivencia con quienes auparon hasta La Moncloa.
El caso es que el espectacular resultado de Ciudadanos en Cataluña ha situado a Rivera en el centro mismo del tablero. Rajoy está sentenciado para propios y extraños; Sánchez anda desdibujado; Iglesias, desinflado y Rivera, fascinado con quienes pretenden escribir el guión de una profecía autocumplida sobre el triunfo electoral de Ciudadanos. Este es el actual marco, pero para que la composición del cuadro resulte acorde a lo que dibujan la mayoría de las empresas demoscópicas, Ciudadanos tendrá que sortear hasta la convocatoria electoral no pocos obstáculos.
Y no sería la primera vez que pierde en las urnas lo conquistado en los sondeos. ¿Recuerdan? Su pronóstico de voto se disparó unas semanas antes de las generales de 2015. Aquella crecida parecía imparable hasta que comenzó la campaña. El globo se pinchó en las urnas y, aunque obtuvo finalmente un resultado bien digno para un partido nuevo, no cumplió con las expectativas generadas.
En la propia formación reconocieron entonces que una de las propuestas que lastró sus posibilidades de éxito fue la de acabar con la asimetría penal por cuestión de género y la equiparación de la violencia de género con la violencia intrafamiliar para no "condenar con mayor rigor al hombre por el mero hecho de serlo". Las declaraciones del propio Rivera y algunos miembros de su partido en relación a las mujeres generaron un importante rechazo social y todo tipo de críticas en las redes sociales.
Han pasado dos años y medio de aquello y Rivera vuelve a tropezar con las mujeres. Sus estrategas han tenido que emplearse a fondo en las últimas horas para la elaboración de un relato con el que explicar por qué han transitado en semanas del "no" a la convocatoria del 8-M a pretender, sin éxito alguno, capitanear una ola imparable en favor de la igualdad real entre hombres y mujeres.
No es cierto que Rivera se haya erigido en líder del movimiento transversal feminista como hemos leído en los medios, pero tampoco que él y su partido hayan tenido un discurso claramente en favor del feminismo porque, como tantos otros, la simple mención del término les incomoda. Por desconocimiento o por una sucesión de prejuicios. A saber. Lo cierto es que en su momento más dulce tropiezan por segunda vez con la misma piedra.
No hay datos aún de cómo afectará a la intención de voto la enorme torpeza con que gestionaron la movilización ni el oportunismo con que intentaron aprovechar la marcha más tarde. Pero no sería extraño que acusaran el daño en tanto en cuanto, según la última encuesta de Metroscopia, Ciudadanos gana votos sobre todo del PP -20%- y del PSOE -12%-, y fueron estas las formaciones por las que más apostaron las mujeres en las últimas elecciones.
Así que si como parece el feminismo, como otros asuntos ciertamente incómodos para la formación de Rivera, han llegado a la agenda política para quedarse un largo tiempo Ciudadanos tendrá un problema a medida que se acerquen las elecciones, que es cuando el electorado del resto de formaciones saldrá seguro de la desmotivación en que se encuentran ahora que no hay convocatoria en el horizonte.
De ser así, o Rivera redirecciona el rumbo o por segunda vez puede perder en las urnas lo ganado en las encuestas. Ya se sabe que en política lo peor no es cometer errores, sino tratar además de justificarlos en lugar de aprovecharlos para ganar la confianza del electorado. Pues eso.