El hambre sigue aumentando en el mundo (y en España)
Por más que algunos se quieran tapar los ojos y los oídos, en España mucha gente pasa hambre y sobrevive gracias a los comedores sociales o a lo que encuentra en los contenedores.
“¿No cesará este rayo que me habita
el corazón de exasperadas fieras
y de fraguas coléricas y herreras
donde el metal más fresco se marchita?”
(Miguel Hernández, “El rayo que no cesa”)
En el año 2015 los Estados Miembros de Naciones Unidas aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan que marcaba en total 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, conocidos popularmente como ODS. Entre estos objetivos había un compromiso para erradicar la pobreza y acabar con el hambre (“hambre cero”) en el año 2030. Por desgracia, en pleno 2020, no parece que estemos cerca de cumplir ese objetivo, ya que el hambre sigue galopando desbocada mientras devora los sueños y esperanzas de muchas personas.
¿Cuánta gente en el mundo no tiene nada que llevarse a la boca? ¿Cuántas personas mueren por falta de alimentos? ¿Cuántos niños de menos de 5 años presentan síntomas graves de desnutrición? Aunque vivimos en la era del Big Data, no podemos responder estas preguntas ya que no contamos con datos precisos del número de personas que pasan hambre. Es descorazonador no ser capaces de responder a estas preguntas y ello debería hacernos reflexionar profundamente.
En todo caso, cuando se trata de estudiar la evolución del hambre en el mundo, la fuente más fiable son los informes que regularmente publica la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), un organismo de la ONU. Los informes de la FAO son muy completos y pese a las limitaciones en cuanto a los datos, su lectura es muy recomendable. Repasemos a continuación las principales conclusiones del último informe. El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2020, publicado hace escasos días.
El mensaje es desalentador: en 2019 pasaron hambre 690 millones de personas (8,9% de la población mundial). Y lo que es peor en los últimos cinco años hemos ido a peor, ya que en 2019 hay 60 millones más de personas hambrientas de las que había en 2014(*). Cuando analizamos las cifras por regiones vemos reflejadas las grandes desigualdades de nuestro planeta: Asia sigue siendo la región con más desnutridos con un total de 381 millones de personas (8,3% de su población), seguida por África con 250 millones (19,1% de su población) y América Latina y el Caribe con 48 millones (7,4% de su población). El caso africano es especialmente preocupante y la FAO estima que si nada cambia, en el año 2030 el 50% de los hambrientos del mundo estarán en África. El informe también indica que los efectos de la pandemia COVID19 serán devastadores y que podemos esperar que a finales de 2020 el número de desnutridos en el mundo aumente entre 83 y 132 millones.
Además de los hambrientos hay que sumar un número cada vez más grande de personas que en los últimos tiempos han tenido que reducir la cantidad y la calidad de alimentos que consumen para hacer frente a problemas económicos. Según la FAO, en el año 2019 unos 2.000 millones de personas (el 25,9% de la población mundial) ha pasado hambre o no ha podido acceder a una cantidad de comida suficiente y nutritiva. Todo esto se traduce, por ejemplo, en malnutrición infantil.
¿Cuál es la situación en España? Por más que algunos se quieran tapar los ojos y los oídos, en España hay mucha gente que pasa hambre y que sobrevive gracias a los comedores sociales (enorme trabajo de Cáritas o Cruz Roja) o gracias a todo lo que encuentra en los contenedores (“son los duendes del parque que registran las basuras”, que cantaba Extremoduro). Repasemos los datos que ofrece la FAO sobre nuestro país: mientras que en el periodo 2014-2016 había algo más de 500.000 personas en situación de inseguridad alimentaria severa (1,1% de la población), en el período 2017-2019 la cifra asciende a más 800.000 personas (1,8% del total).
En España: 4 millones de personas con inseguridad alimentaria; 8,7 millones con obesidad
Si analizamos el número de personas en situación de inseguridad alimentaria severa o moderada hemos pasado de 3,3 millones en el período 2014-2016 a 4 millones en el período 2017-2019 (es decir, pasamos del 7,1% al 8,6% de la población). Son datos preocupantes, que deberían avergonzarnos ¿Qué vamos a hacer al respecto? ¿Son nuestros dirigentes políticos conscientes de esta realidad? ¿Tienen previsto tomar alguna medida al respecto? Por otro lado, en el estudio de la FAO también podemos toparnos con datos inquietantes sobre, por ejemplo, la obesidad: en España en 2012, el número de personas obesas mayores de 18 años era 8,7 millones (22,4% de la población adulta). En 2016 la cifra era de 9,1 millones (23,8% de la población adulta).
En definitiva, vivimos aún en un mundo en el que muchas personas pasan hambre. Y, conviene recordar, al mismo tiempo un tercio de los alimentos que producimos se acaban despilfarrando. Este sinsentido tiene que acabar.
El informe completo (en inglés) de la FAO está disponible en este enlace.
* La metodología del informe especifica que 13 países, entre los que se incluye China, han cambiado la metodología para estimar el número de personas que pasan hambre. Eso explica que el total de personas hambrientas sea menor que en informes anteriores. En el presente informe la FAO ha corregido la serie histórica para reflejar este cambio. Por tanto en ningún caso se puede concluir que el hambre se haya reducido.