El Gobierno de Trump quiere agilizar y fomentar la venta de armas
Y permitir la venta de armas ligeras sin pasar por el Congreso.
La Casa Blanca trabaja en un proyecto para promover la venta de armas a otros países que involucrará a todo el Gobierno de Estados Unidos. Para ello, está evaluando modificar las actuales directrices que regulan este tipo de operaciones con el objetivo de "simplificarlas y acelerarlas".
Esta medida, que podría ser aprobada en las próximas semanas, según han confirmado a Efe fuentes de la Administración, implicaría principalmente a los Departamentos de Estado, Defensa y Comercio, y conllevaría la modificación de la política de Venta de Armas Convencionales (CAT).
"Existen maneras de fomentar las exportaciones sin atentar contra nuestra preocupación por la proliferación (armamentística). Existe una oportunidad para realizar negocios adicionales en el área de Defensa y apoyar a la industria estadounidense y la creación de puestos de trabajo", apuntan.
Por este motivo, el presidente Donald Trump se ha propuesto crear una nueva Iniciativa para la Venta de Armas, que vendría a ser, en realidad, una actualización de la anterior normativa, solo que con "las palabras y las prioridades" de la actual Administración.
COMPRAS QUE PUEDEN DURAR AÑOS
Debido a la complejidad de las operaciones armamentísticas, en el que los precios y los plazos de entrega son apenas un pequeño peldaño en la larga escalera que representa toda la operación de compra-venta, este tipo de transacciones pueden demorarse meses e incluso años.
Estados Unidos, además, dice vender armamento solo en caso de que la operación no entre en conflicto con sus intereses nacionales, que el material no vaya a ser empleado en acciones militares que podrían atentar contra los derechos humanos y que la transferencia no genere un desequilibrio de poderes en una determinada región, lo que implica todo un proceso de control que ralentiza las transferencias.
"Lo que no va a cambiar es nuestra atención a la seguridad nacional, política exterior y respeto a los Derechos Humanos, que seguirán siendo esenciales en nuestro proceso de venta de armas", afirman.
No obstante, sí se observará la introducción de cambios significativos para que los funcionarios estadounidenses puedan promover una venta tentativa en los países donde trabajen, si bien no se elaborará ninguna operación específica "hasta que no se haya tomado una decisión de alto nivel".
REDUCIR LA BUROCRACIA
"Lo que buscamos es que el proceso sea menos burocrático y darle el poder al personal de nuestras embajadas, de nuestras Oficinas de Cooperación en Defensa y de todo el Gobierno para que fomenten este negocio", han explicado fuentes de la Administración.
La Administración Trump también estaría considerando incluir en su listado de armamento cuya venta está dispensada de la aprobación del Congreso algunos tipos de municiones y armas ligeras, de manera que su venta pudiera correr por cuenta directamente del Departamento de Comercio.
Esta es una medida que ya empezó a aplicar en su día el expresidente Barack Obama (2009-2017) y que facilitaría la venta de pistolas, armas de caza y fusiles no automáticos a otros países sin tener que someterse al escrutinio del Congreso.
Estados Unidos cerró el último ejercicio fiscal con ventas de armamento por valor de 41.930 millones de dólares, lo que supone un aumento significativo en relación con el ejercicio de 2016, cuando supusieron un ingreso de 33.600 millones de dólares en las arcas del país.